Por: César Emil Concepción
El documental, “La Comay: Aparente y Alegadamente”, es una polaroid de un momento en la historia de la cultura puertorriqueña, narrado por varios de los informantes principales del evento, donde el director definitivamente logra capturar la relación que teníamos con el personaje de La Comay y revive el tema que tanto debate amerita aún.
El tan esperado documental, que fue producido y escrito por Manolo Travieso Hurst, hijo del coanimador de SuperXclusivo, Héctor Travieso, ya estrenó en la pantalla grande, y no fue sorpresa que las reacciones surgieran casi inmediatamente. Con su estreno inicial cancelado, el documental fue anunciado a presentarse el pasado jueves, 13 de noviembre en múltiples salas, pero solo se mostró en el cine del centro comercial Plaza las Américas.
El documental comienza. La sala, en la última tanda, tiene casi todas las butacas ocupadas. En pantalla arranca el documental con la pregunta: “¿Qué fue lo que sacó a La Comay?”
Tal cual si estuviera viendo a la contraparte masculina del personaje de La Comay, apareció Antulio “Kobbo” Santarrosa en la pantalla grande, sentado frente una chimenea con piernas cruzadas en su butaca de madera tallada, con respaldos en cuero. Su cuerpo, adornado con su emblemática cadena de oro, con un caballo de paso fino, anillo en el dedo de primer plano. Allí estaba, narrando cómo comenzó su trayectoria en la televisión del País.
El documental iba entretejiendo relatos de la historia del programa SuperXclusivo, con las voces de Héctor Travieso, Leo Fernández y Milly Cangiano, entre otros. Fue una introducción llena de nostalgia y golpes de comedia, que hacen que la historia no se torne pesada. El tono cobró aún más color al ver cómo el público en la sala reaccionaba a los estribillos populares de La Comay.
El documental cambió su perspectiva cuando aparecieron las voces de las personas que eran objeto de ataque popular del personaje. Uno de los momentos que causó gran reacción en la audiencia fue cuando apareció el entonces alcalde de San Juan, Jorge Santini, narrando la constante tensión que causaba en él y los políticos, cada vez que La Comay sacaba el mapa con “la bolita”.
Travieso lo contrapuntea con otro golpe de comedia, mostrando a Jorge Seijo respondiendo a la constante reproducción de los vídeos donde decía “hay que tener vergüenza, dignidad, integridad”.
Se hicieron escuchar las voces de Leo Fernández con su característico estilo de paparazzo, como informante de hechos, y hasta la periodista Laura Hernández narrando su experiencia con La Comay. Le siguió Jorge Pabón “El Molusco”, justificando dichos ataques al declarar que, en las mejores relaciones de amistad, el elemento de bullying y sátira mutua siempre están presente y que “el puertorriqueño es bully”.
Admito que, como me comentó Pedro Julio Serrano en una entrevista concedida para el desarrollo de mi trabajo de tesis, pensé cuán hábil fue Santarrosa en la metodología para desarrollar su personaje.
Se reseñó la demanda que Kobbo tuvo con Adolfo Krans, culminando con el “Manager de La Comay” discutiendo la sencillez con la que escribió el cheque para pagar por lo demandado. Todo esto, no sin antes escuchar la voz de El Molusco, afirmando el poder que La Comay tenía sobre la creación de la opinión pública y señalando que “[aunque] perdía demandas, seguía ahí”. El documental guardaba un buen ritmo entre la narración de la historia, los golpes de comedia y las historias de las figuras públicas.
La perspectiva cambió de dirección cuando se reseñó el caso del relacionista José Enrique Gómez, la campaña de “Todos Somos José Enrique” y las expresiones que La Comay hizo sobre el caso.
Aquí, el documental cobró relevancia. Los sucesos violentos se sienten tan recientes como ayer. Se tocó a la malintencionada pregunta de La Comay de que “si ese Señor, ¿se lo buscó?”. Seguido a esto, las declaraciones de la viuda de Gómez Saladín, que dejaron a la sala en silencio.
Pedro Julio Serrano narró, entonces, sus encuentros con La Comay y describió los inicios del boicot. Además, apareció en pantalla el creador de la página en Facebook, Carlos Rivera Jones, quien relató brevísimamente su perspectiva y participación en el movimiento contra el personaje.
Se narraron las diferentes versiones del final del programa, tanto la versión de Kobbo como la de Pedro Julio, y también presentaron las lecciones que otras personas de los medios aprendieron por todo el suceso ocurrido a SuperXclusivo, en diciembre de 2012.
El documental capturó muchas voces que narraron el suceso, pero el estilo de edición, indiscutiblemente tiene un ángulo. Cada vez que se presentaba una sección de comentarios que señalaban la violencia que el personaje propiciaba, Travieso lo contrapunteaba con voces que normalizaban el discurso de violencia o resaltaban la libertad de las personas a cambiar el canal. Tal vez esa es su intención, abrir el diálogo nuevamente sobre el asunto.
Admito que son muchos temas que se pueden trabajar y de varios ángulos, así que quizás, una hora y media no era tiempo suficiente. Creo que al romper con su estilo de edición y señalar a Rafael Fantauzzi, presidente del National Puerto Rico Coalition como el responsable de tumbar a La Comay, no le dio espacio a las voces anónimas que prestaron los que estuvieron luchando durante todo un mes o varios años.
Tampoco les prestó suficiente tiempo a algunos de los participantes del boicot, personas que, gracias a la investigación que realizo, pude conocer las tantísimas horas y energías que dedicaron para cabildear en contra de La Comay. No me cabe duda que el equipo investigativo tenía esta información y la dejaron fuera al momento de editar.
Bien es cierto que hubo un grupo de personas más responsables que otros por la partida del programa, pero al fin y al cabo, es indudable que generaron suficiente presión para lograr la cancelación del programa número uno de la televisión puertorriqueña por catorce años ininterrumpidos, programa que generaba más de $1.3 millones semanales solo en pautas comerciales.
Resulta necesario estudiar este fenómeno con rigurosidad, para entender la complejidad que lo compone. El conjunto, las herramientas y las estrategias utilizadas por un grupo de personas extrañas entre sí, unidas por una sola causa; el beneficio que surge del empoderamiento y poder alcanzado, lo que el boicot generó, esa suficiente visibilidad en las esferas más altas de compañías multinacionales, es importante entender y conocer cómo ocurrió.