Ciudad de México, México- Uno de los primeros metales empleados por la humanidad fue el cobre, que de acuerdo con datos históricos su descubrimiento data en torno al año 7000 a. C. Desde entonces, su uso ha variado en torno a los requerimientos del hombre, pues ha pasado a ser de un material de ornamentación en la antigüedad a un elemento necesario en el sector energético y de la construcción en nuestros días. Recientes estudios realizados por la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos (EPA) han comprobado una virtud del metal que desde las culturas antiguas se conocía, pero que no se había comprobado científicamente: su capacidad antimicrobiana. Con ello, se demostró que, al igual que la plata, ciertos microorganismos son incapaces de desarrollarse al contacto con el cobre, por lo que es posible emplear superficies de este metal en diversos instrumentos médicos, domésticos y otros sitios, a fin de evitar la proliferación de bacterias, virus, hongos y algas con características patógenas. De acuerdo con Guillermo Figueroa Gronemeyer, jefe del Laboratorio de Microbiología y Probióticos del Instituto de Nutrición y Tecnología de Alimentos de la Universidad de Chile, las antiguas culturas potabilizaban agua con monedas de cobre, y notaban que no había multiplicación microbiana. Por lo que se puede asegurar que pocos microorganismos desarrollan resistencia hacia ese material. El especialista comentó que entre los patógenos que se inactivan ante la presencia del cobre figuran aquellos relacionados con las principales causas de infecciones intrahospitalarias, como los generadores de neumonía (estafilococo aureus), infecciones de piel (enterobacter aerogenes) y diarrea (escherichia coli), por lo que se analiza y recomienda el uso de ese metal en las superficies y ciertos instrumentos en los centros de salud. Asimismo, expuso que las aplicaciones del cobre con fines antimicrobiales son útiles incluso en el sector textil, donde ya se aplican en combinación de fibras para la realización de calcetines con actividad antifúngica, que además de eliminar hongos promueve la regeneración de la piel. Otras aplicaciones en lo que se emplea ese metal es en colchones y filtros, así como en productos de látex, como preservativos y guantes. El experto explicó que el cobre actúa a nivel celular en los microorganismos, al romper la hélice de su DNA (polimeriza) y evita su reproducción. También daña la membrana celular e inhibe la síntesis de proteínas de los patógenos, con lo que afecta su metabolismo y supervivencia. Finalmente, Figueroa Gronemeyer reconoció que las características microbicidas del cobre también pueden ser de utilidad en el sector productivo y no sólo en el de la salud humana, ya que patógenos que afectan a plantas y peces de interés comercial también han mostrado ser endebles al metal, de modo que es posible generar desarrollos en el área de la agricultura o piscicultura que protejan los productos y contribuya. Para acceder al texto original puede visitar: http://www.conciencianews.com/index.cfm?p=articulos&id=501