El Jardín Botánico de la Universidad de Puerto Rico (UPR) alberga en su suelo más de 36 mil ejemplares de plantas del Caribe, Norte, Sur y Centroamérica, muchas de ellas utilizadas en investigaciones científicas dentro del campo de la botánica. Hay ciertas plantas, sin embargo, que más allá de su labor científica, cumplen con una función estética: embellecer los escritorios del edificio principal de la Administración Central de la UPR que ubica en el Jardín Botánico Sur.
Solo un par de manos son las responsables de añadir el toque natural, el detalle “verde”, a esos espacios de concreto. Se trata de la hábiles manos de José Manuel Feliciano Dávila, de 59 años de edad, quien ha dedicado los últimos 19 de su vida al mantenimiento de los jardines de la Administración Central de la UPR. Su pasión por las plantas, sin embargo, lo acompaña desde su infancia.
“A mi abuelo le gustaba la agricultura y a mí siempre me gustó eso, lo que pasa es que no tuve el terreno”, relató Feliciano, quien confesó que en su hogar tiene sembrado todos los alrededores e inclusive utiliza el techo para acomodar tiestos. Y es que para el jardinero, la tarea de cuidar las plantas no es simplemente un trabajo, es también su pasatiempo, su modo de sentirse feliz.
Los orquídeas que cuida el jardinero decoran las distintas oficinas de la Administración Central de la UPR. Foto por: Ricardo Alcaraz
“Las plantas nos traen felicidad, tranquilidad, cuando bregas con to’ esto. Nos dan oxígeno porque todas estas cosas producen oxígeno y sin eso no podemos vivir; alimento, que es lo importante; en las ciencias, toda la medicina se saca de esto”, dijo Feliciano a Diálogo.
Las manos del aficionado coleccionista de plantas comenzaron desde muy joven a sembrar sus propias semillas de orquídeas y otro tipo de plantas y árboles, que manda a buscar no solo desde distintos pueblos de Puerto Rico, también de Francia, Thailandia, Hawaii, Ecuador, entros países. Su colección precisamente, es la que decora las oficinas de la Administración Central de la UPR.
“Yo las traigo todas desde mi casa. La mayoría de ellas yo las mando a pedir afuera y eso no lo van a conseguir aquí, como eso yo lo consigo barato y es mi colección y mi hobbie, entonces las plantas, las semillas, los palos que yo produzco, yo los traigo. El día que yo me vaya eso se queda aquí, eso no es pa’ mí, eso es para el disfrute de las personas que vengan aquí”, expresó Feliciano.
José Manuel Dávila tiene a cargo su propio vivero, donde crecen las plantas antes de ser ubicadas en las distintas oficinas. Foto por: Ricardo Alcaraz
Las tareas del jardinero comienzan a las seis de la mañana. Una vez en el Jardín, hace una primera visita al vivero que en el pasado formó parte de la Estación Experimental Agrícola del Recinto Universitario de Mayagüez y que su antiguo director, el agrónomo Luis Reinaldo, cedió a Feliciano para que tuviera un espacio en el que cuidar más plantas. Allí, le brinda especial atención a las orquídeas, las favoritas dentro de las oficinas de la Administración Central. Las favoritas de Feliciano son las que pertenecen al grupo de las catleia, aunque también hay fanerosis, epidendrum, paphiopedilum y oncidium, entre otras.
“También me gustan mucho los palos frutales, porque de eso comemos y de eso vivimos”, añadió el jardinero, quien mostró a Diálogo algunas variedades de arbóles de parcha, pana, cacao, café y hasta canela, que cuida en el Jardín.
Feliciano aprovechó para enviarle una invitación a quienes todavía no han visitado ese espacio ambiental: “Que vengan aquí al Jardín Botánico, que esto es de gratis, para que disfruten”.