WASHINGTON- El presidente Barack Obama aseguró que desea “iniciar el trabajo” para una reforma sobre inmigración este año y que funcionarios seguirán de cerca una controvertida ley sancionada en Arizona por implicancias sobre los derechos civiles. Obama ha estado bajo presión para mantener su promesa formulada en la campaña presidencial del 2008 de revisar la legislación sobre inmigración. Una dura nueva ley en Arizona ha puesto el asunto en el medio del debate público y congregó a los votantes hispanos, un grupo clave cuyo apoyo los demócratas de Obama necesitan en las elecciones legislativas de noviembre. El presidente se refirió al asunto durante un evento en la Casa Blanca para marcar el festejo del 5 de mayo, que honra la cultura y la herencia mexicana. “La manera de arreglar nuestro sistema de inmigración roto es a través del sentido común, una reforma inmigratoria íntegra”, indicó Obama. “Quiero iniciar el trabajo este año, y yo quiero que demócratas y republicanos trabajen conmigo, porque tenemos que ser sinceros con lo que somos, una nación de leyes y una nación de inmigrantes”, agregó el mandatario. Los comentarios de Obama parecieron destinados a enfriar las esperanzas de que una reforma inmigratoria podría aprobarse este año en el Congreso y convertirse en ley. Los demócratas han revelado un marco para reformar la legislación inmigratoria, que Obama ha recibido con agrado, pero no está claro si obtendrán los 60 votos necesarios para aprobar la legislación en el Senado. “No se equivoquen, nuestro sistema de inmigración está roto. Y luego de tantos años en los que Washington no ha cumplido con sus responsabilidades, los estadounidenses tienen el derecho a sentirse frustrados, incluida la gente que vive en los estados fronterizos”, expresó Obama. “Pero la respuesta no es socavar los principios fundamentales que definen a nuestra nación. No podemos empezar a señalar gente por cómo se ven o por cómo hablan o cómo visten”, añadió el mandatario. La ley sancionada en Arizona autoriza a la policía local y estatal a determinar si la gente está en el país ilegalmente, algo que hasta ahora era una atribución de la policía inmigratoria federal estadounidense y algunas fuerzas locales. “He instruido a mi gobierno que siga de cerca la nueva ley en Arizona, para examinar los derechos civiles y otras implicaciones que podría tener”, expresó Obama. “Es por eso que tenemos que cerrar la puerta a esta clase de acciones desacertadas cumpliendo nuestras obligaciones en Washington”, concluyó el Presidente.