Si queremos que situaciones como la de WIPR-TUTV no ocurran, los periodistas y empleados de las comunicaciones tienen que hacer un frente común. Lo han sabido hacer los grandes empresarios en un frente de clase hermético y a la vez exitoso. Su coherencia ideológica es implacable. Preocupados por el rendimiento de sus capitales eligieron un Gobernador que llevaría una política a su favor en todos los terrenos: las finanzas, la salud, las contribuciones, las privatizaciones con una drástica reducción en el empleo público… Todo a su favor del modo más natural y conveniente, es decir, a nombre del “bienestar del pueblo”. El capital y el poder político de hoy sólo piensa en el bienestar de la gente cuando se les obliga a ello. No hay una sola concesión del sistema en que vivimos que no haya sido pensada y luego trabajada afanosamente por gente genuinamente desinteresada, cuyos intereses personales o corporativos se subordinan al bienestar general. Esa no es la lógica de los patronos actuales de los medios de comunicación. Lo que obliga a pensar en la lucha hoy y en la lucha a largo plazo. La solidaridad no puede ni debe ser un fenómeno pasajero. La solidaridad debe ser un estilo de vida frente a la codicia y frente a las políticas y prácticas que atentan contra la dignidad del ser humano. Celebro la respuesta de Gloria y de Ojeda ante las acciones destempladas de los patronos. Ahora nos toca a todos transformar los episodios heroicos en trabajo cotidiano, en conciencia madura para explicar lo que nos pasa hoy y el mañana al que aspiramos. Si no hay perspectivas a largo plazo, el sistema siempre se maneja para ahogar la resistencia inmediata. Y, según veo, se abren tres frentes: el laboral, que atañe a los intereses a corto plazo de nuestros colegas y hermanos en el trabajo periodístico; el ideológico, que nos permite explicar lo que pasa y proyectar un futuro mejor; y el ciudadano, que une nuestras luchas y querencias al resto de la gente de nuestro país. Nos acercamos a otra etapa en la vida del país y de los medios. Se viene anunciando hace tiempo. Hasta ahora el cambio se nos aparece como uno fundamentalmente tecnológico que trastoca el régimen laboral. Pero lo cierto es que el cambio profundo viene por otras vías, y la más importante es la confrontación entre dos visiones de mundo: o bien aceptamos un sistema que opera al servicio de los grandes intereses, o bien se organiza una resistencia que apunte hacia la solidaridad y la cooperación de modo que vivir en sociedad no sea un camino tortuoso de soledades y angustias sociales.
Se puede avanzar. En El Nuevo Día, que puede considerarse el patrono individual más poderoso del país, fue posible trastocar el esquema de explotación corporativa y añadir a la relación obrero patronal consideraciones humanas (propias de la seguridad en el empleo, salario, etc…) y medidas de impacto político (el despido de Mauricio Gallardo). Si hay unidad, conquistas como éstas pueden ocurrir en otros escenarios de los medios de comunicación. Si poco antes de comenzar los despidos del Día, los propietarios se repartieron cien millones de dólares en beneficio, esto sólo es posible, en verdad, en un régimen de desigualdad que, en parte, se sustenta en el privilegio del secreto corporativo. Si queremos una sociedad transparente, ambos privilegios tienen que ser confrontados: la desigualdad por inmoral; y el secreto por antidemocrático. Estos dos asuntos, la desigualdad y la transparencia corporativa, son temas que nos unen a todos, empleados públicos o privados. Y es algo en que se le va la vida al pueblo. El otro asunto esencial es el cultural. Es hora de encabezar un movimiento para rescatar la televisión pública de las manos de la incompetencia y de los usos instrumentales para la administración de turno o el partido político dominante. El papel de las emisoras públicas es más estratégico hoy de lo que fue en los años cincuenta y sesenta. Hoy la cultura hay que defenderla de los depredadores comerciales y de nuestra propia dejadez como sociedad, que se ha permitido un bajísimo nivel de criterio a manos de personas que no tienen compromiso ni preparación adecuada, como sucede hoy en TUTV. Gloria lo dijo ayer a su manera: “Lo de hoy es sólo una muestra de lo que nos espera”… Y así será si no nos movemos. El autor es profesor de periodismo de la Escuela de Comunicación de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. *El texto original fue publicado en la edición de agosto de www.calahondo.blogspot.com