Muchas personas en Puerto Rico se creen no ser homofóbicos porque no quieren matar ni quieren golpear a nadie de la comunidad de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales (LGBT). Por un lado, eso es un alivio; por otro lado, sépase que hay otras formas de ser violentos contra las diversidades sexuales. La homofobia también se manifiesta a través de estereotipos y prejuicios. Recientemente, una amiga me envió preocupada una columna que hablaba de la homofobia y la salsa. Al leerla quedé anonadada con la publicación. El bloguero en su discurso presentaba grandes contradicciones. Primero, hablaba contra la homofobia pero a la misma vez la reproducía. Segundo, presentaba un análisis simplista. Aunque señaló algunas canciones homofóbicas, no problematizó las canciones. Además, descuidó distinguir la diferencia entre gay, transgénero y transexual; tampoco la diferencia entre homofobia ni transfobia. Tercero, justificaba su posición únicamente con la Biblia (sigue el fundamentalismo envuelto) y repitió la visión binaria heteronormativa. Sin duda alguna, muchas de las canciones que el bloguero señaló son homofóbicas. En eso coincidimos. Sin embargo, eso no resulta muy difícil pues precisamente no he conocido hasta el momento un género caribeño que sea pro gay. Sin embargo, al analizar la música hay que hacerlo cautelosamente, precisamente ubicándose en el contexto socio-histórico. A pesar de que hay muchas canciones homofóbicas hay otras que, a pesar de que no son las más politicamente correctas, (como Simón me limitaré a esta porque no puedo abordar más por el momento), fueron para bien o mal de las primeras y pocas canciones que en su respectiva época comenzaron a promover la tolerancia y comprensión, cuando hacía falta, hacia las diversidades sexuales a traves de difusion masiva como la música en áquel entonces. Quiero aclarar, que hoy día, conformarse con la comprensión y tolerancia no es suficiente. Si no que se debe incluir el respeto y la inclusión. Aunque este bloguero trata de proyectar “buenas intenciones”, su columna perjudica más de lo que ayuda. Contrario a lo que cree y presenta el mismo columnista, que dice que los gays se pueden “convertir” a heterosexuales, la canción Simón establecía con su letra, principalmente, que hay características (identidades) en los seres humanos que no se pueden cambiar, (visión esencialista). Entonces, ¿por qué hay que excluirlos por su identidad y por ser diferentes? Queda evidenciado que las “buenas intenciones” nunca son suficientes, pues los planteamientos del autor son, de hecho, más homofóbicos y ofensivos a las personas LGBT que la misma canción Simón. Otros problemas que presenta el bloguero a través de su columna es que estereotipa que los gays son gays porque fueron abusados de niños. Además, patologiza la orientación sexual e identidad de género. Es evidente que esta desinformado que hace décadas, se dieron cuenta que estaban equivocados, y la Asociación Mundial de la Salud incluso sacó la homosexualidad del libro de enfermedades mentales. Aunque creo en la libertad de expresión, me preocupan esa libertades de expresión que reproduce formas de violencia. Creo que es una irresponsabilidad la publicación de este blog. Yo me pregunto si cabría en la mentalidad de la prensa la publicación de una columna racista, que diga que: respeta a los/las negras pero que no comparte sus reclamos. Como bien identificó y me dijo la amiga que me envió el blog, “este bloguero en vez de empezar su columna diciendo que a la mayoría de los gays no les gusta la salsa, (pues no sabemos de dónde saca su generalización); debió haber empezado su columna diciendo: A mi no me gustan los gays y supongo que hay otros salseros homofóbicos que tampoco”. Por eso reitero que hay que tener cuidado, cuando las personas repiten, inconcientemente o no, discursos fundamentalistas disfrazados de “gay friendly”. Pues, como bien nos adivirtió Rubén Blades: “Ten cuidado con el camaleón;aprende a reconocerlo, aunque cambie de color. Ten cuidado con el camaleón; no me arrastra tu corriente porque no soy camarón.”
Para acceder al texto original puede visitar: http://galindomalave.com/