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Desde que pasó la tragedia sísmica de Haití, el nombre de esta nación ha sonado repetitivamente en todos los medios. Es como si, de repente, a todos nos importara este país pobre que está tan cerca de nosotros. No me lo tomen a mal, pero es que Haití ha sufrido desde mucho antes del terremoto, sólo que las catástrofes naturales venden más que las desgracias permitidas: pobreza crítica, la miseria, la marginalidad y el racismo. Ahora bien, con el escándalo de las fotos “insensibles” de los médicos voluntarios festejando a todo dar en Puerto Príncipe, vuelve a resonar el nombre de Haití en los medios locales, acompañado de la cólera y la búsqueda de culpables por parte de los altos dirigentes del país, las eminencias médicas y de todos los lectores que dejan comentarios en los versiones digitales de los principales medios de Puerto Rico. Las 1,194 fotos, en las que algunos miembros de la delegación médica puertorriqueña que organizó el Senado para fungir como voluntarios en Haití, salen bebiendo varias botellas de whiskey, ron, vino y demás licores, con cigarros, condones, armamento prestado de los militares y posando con las víctimas del terremoto, amputadas y semi desnudas, fueron publicadas en el grupo “Salvemos a Haití (Senado de Puerto Rico)” de la red social Facebook. Es entonces cuando comienza la cacería de brujas y las hogueras ya están encendidas para el momento en el que empiecen a salir nombres y apellidos. El Presidente del Senado Thomas Rivera Schatz dio declaraciones en las que, expresando una reiterada molestia e indignación, promete que los infractores saldrán a la luz pública. El Secretario de Estado Kenneth McClintock también condenó las imágenes asegurando que éstas no afectarán la imagen de la Isla en el extranjero. El Presidente de la Asociación Médica, el doctor Rolance Chavier expresó la esperanza de que las fotos de los médicos con los militares haya sido en momentos de esparcimiento y afirmó que esta conducta que destaca en las fotos es muy distinta a la que tienen los demás voluntarios, los medios, el Gobierno o el pueblo de Puerto Rico, y el doctor Eduardo Ibarra, presidente del Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico, dijo que esperaba una justificación para estas fotos, que los implicados expliquen “que fue una fiesta después de trabajar 48 horas seguidas o algo así”. ¿Pero qué es lo que revelan estas fotos? ¿Cuál es el elemento terrible en estas imágenes? Olvidémonos de la actitud poco profesional que pueda existir en estas fotografías y centrémonos en algo más profundo. ¿Es distinta la mirada que otorgan estos retratos a la que nos ofrecen los medios de comunicación a diario? Día tras día, vemos en las pantallas de televisión y en la prensa, imágenes nefastas de la tragedia que se vive en Haití acompañadas de frases amarillistas y escandalosas como “le ofrecemos imágenes exclusivas de la miseria que vive este pueblo” o “el dolor y la tragedia se incrementa en Haití”. La gente se horroriza de la “humillante feria de fotografías de la desgracia de Haití”, como la han llamado en Facebook y en los medios, pero nadie critica la feria mediática que se ha hecho con la catástrofe. Seamos honestos, la prensa y la televisión le han dado una perspectiva bastante amarillista (y por tanto sumamente lucrativa) a la nueva tragedia de Haití y la aparición de estas fotos no es más que un nuevo capítulo de este melodrama. Si la actitud de los médicos es reprochable por su falta de profesionalismo, la de muchos periodistas, reporteros, editores y productores de noticias no es demasiado lejana. De igual modo la conducta de muchos artistas, políticos (sin importar su partido) y ciudadanos que profesan una hermandad con Haití ahora que está “de moda”. ¿A cuántos de estos buenos samaritanos les importó antes la pobreza crítica de este pueblo? Pero el suceso de las fotos tiene más ramificaciones. La contundencia de estas imágenes es que sus protagonistas fueron los médicos de la delegación organizada por el Senado. Esto podría explicar la explosiva reacción de las figuras gubernamentales que se han pronunciado al respecto. De alguna manera, el Senado tiene que rechazar y distanciarse categóricamente de estos sucesos y encontrar culpables, ya que la organización estaba bajo su supervisión. ¿Y qué es lo que se ve en estas fotos? Las imágenes de los galenos con el armamento militar es un reflejo de una actitud inmadura posiblemente, pero no necesariamente insensible o poco profesional. ¿Cuántos hombres no se tomarían una foto similar si han establecido amistad con alguien que porta un rifle? Sería una fotografía que de alguna manera busca una pueril reafirmación machista o responde a un imaginario de héroes de acción. Además de las armas, en las fotos se ve a unos puertorriqueños bebiendo, pasándola bien, sonriendo para las cámaras. Nada demasiado distinto a las fotos de cualquier boricua en Facebook, bueno claro, con la diferencia de que esta vez el escenario es un hospital con víctimas de un terremoto en otro país y no cualquier sitio de “jangueo”. ¿Pero no es parte de la cultura puertorriqueña la fiesta y el alcohol? ¿No es eso lo que se nos vende en cada comercial de Medalla, Coors Light o Bacardí? ¿No es eso lo que quisieron decir los doctores Chabier e Ibarra con sus declaraciones? “Un momento de esparcimiento” luego de “48 horas seguidas de trabajo” es totalmente comprensible ¿o no? En cuanto a la insensibilidad presente en las imágenes de los médicos mostrando seguetas a punto de amputar el miembro de una víctima, debemos tomar en cuenta que para estos galenos esto es un trabajo. Es como si al que está reconstruyendo la casa destruida de una familia pobre, le sacaran una fotografía y el sonriera a cámara con el martillo en mano. Nadie va a criticarlo por sonreír cuando una familia ha perdido todas sus pertenencias. Las únicas fotografías condenables, me parece, son aquellas en las que se muestran a las víctimas semi desnudas. ¿Qué ocurre con estas imágenes entonces? Están siendo utilizadas para seguir añadiendo drama a la tragedia de un país que no le importaba a casi nadie antes del terremoto. Las criticamos porque muestran que tanta preocupación y consternación por este pueblo no es tan honesto como queremos pensar. Nos molestan porque podrían mancillar la imagen solidaria del buen samaritano que hemos querido proyectar. Nos preocupan porque señalan unas conductas presentes en nuestra cultura y que afecta incluso a aquellos bienintencionados que prestos se anotan como voluntarios para dar la mano al país hermano. Personalmente me inclino por la última opción. A diferencia de los cazadores de brujas, no olvido que estos médicos fueron a Haití a prestar un servicio loable.