Los artistas de la industria musical son siempre juzgados a la hora en la que se les ocurre expresar su opinión y su sentir en cuanto a política se refiere. Han sido muchos los casos en los que determinado músico o cantautor ha alabado o criticado un régimen o gobierno y sufrido represalias por esta declaración. El cantante colombiano Juanes hizo una broma que podría costarle sus futuras presentaciones en su país vecino: Venezuela. El famoso y controversial cantautor, quien ya había suscitado polémica con su concierto por la paz en Cuba, publicó el lunes en su página de Twitter un chiste relacionado con el presidente venezolano que decía: “Me pasaron el PIN de Chávez, ¿alguien lo quiere para que le manden mensajes a su Blackberry?”, luego publicó “Ahí les va: H1J0D3PU7A. (…) Qué cosas las que se inventan, jajajaja”. Acto seguido, comenzó una ola de respuestas por parte de sus seguidores a favor y en contra de los mensajes del músico, quien se defendía inicialmente diciendo que era una broma o un “chiste como muchos otros que hay sobre el mismo tema”. Pero la discusión se fue acalorando hasta llegar al punto en el que el cantante terminó exponiendo que tenía derecho a decir aquello que le “da la gana” para luego preguntar “¿O es que creen que me lo van a venir a censurar? ¡Están locos!”. Esto no detuvo los ataques hacia el músico de aquellos que entendían que este chiste representaba una falta de respeto para el presidente venezolano y sus partidarios. Ante esto, Juanes respondió: “si vamos a hablar de paz, entonces hablemos de respeto, mucha gente joven en Venezuela está siendo lastimada y reprimida”, haciendo alusión a las protestas estudiantiles severamente reprimidas que ocurren actualmente en la nación sudamericana. Luego, Juanes expresó que no pretendía lastimar más la maltrechas relaciones entre ambos países, que están congeladas desde julio de 2009 por el conflicto de las bases militares estadounidenses en Colombia, diciendo “un país es su gente, no su presidente” y “Colombia y Venezuela dos países, pero somos la misma gente”. Ya Chávez, días atrás y en cadena nacional, había advertido a sus seguidores que estuvieran alertas en la red social para contrarrestar todo ataque verbal en contra de la revolución: “La batalla hay que darla en todos los espacios. Estuvimos hablando la otra noche del Twitter, en todo eso hay que meterse, que aprendamos los que aún no sabemos usar esos instrumentos”. Esta jugarreta del cantante colombiano podría ocasionarle sanciones en el país latinoamericano, como le pasó a Alejandro Sanz hace dos años, cuando tuvo que cancelar su concierto en Caracas pues las autoridades lo declararon persona non grata cuando el cantante declaró su desagrado ante Chávez. También hubo una situación engorrosa para el argentino Fito Páez cuando en el 2006, ante la pregunta de su opinión sobre el presidente Chávez, se limitó a responder: “Creo que el caudillaje en esta época hace mucho daño, porque brutaliza, lo digo con cierto conocimiento de causa porque me he pasado más de 40 años viviendo en este territorio (el continente americano)” y luego añadió “las revoluciones sucedieron en el siglo pasado y funcionaron mal”. Algunos de los críticos de Sanz y Páez en aquel entonces, así como de Juanes hoy, reprochan a estos artistas el abandonar la neutralidad política al pronunciarse en contra de un gobierno, pero ¿hasta qué punto puede o no un artista decir lo que quiere? ¿Es que acaso no es un ser humano también que siente, piensa y tiene opiniones propias? O por el contrario su imagen pública y su posición como artista le prohíbe actuar como cualquier otra persona común y corriente? Por otra parte, debemos tomar en cuenta que muchos artistas han basado su carrera precisamente al exponer su sentir y su opinión en las letras de sus canciones. Ejemplos como la trova, la canción protesta e incluso ejemplos más contemporáneos en la cultura pop. Silvio Rodríguez, Joan Manuel Serrat, Danny Rivera, Bob Dylan, Bob Marley, John Lennon, Rage Against the Machine, tan sólo por nombrar unos cuantos dentro de miles. Juanes mismo ha sido uno que con sus letras ha denunciado la violencia dentro de su país de origen y la necesidad de la búsqueda de paz. Entonces, ¿no es precisamente uno de los menesteres del arte fungir como una herramienta de concienciación social y por tanto, responsabilidad del artista que escoge esta vertiente el involucrarse y comprometerse políticamente? Los defensores de la estética y la forma sobre el contenido dirían que no necesariamente, pero aquellos que apuestan por un arte con contenido pertinente a la realidad que nos rodea, estarían de acuerdo con la noción de que el artista representa una voz. Por lo tanto, ¿cuál es la diferencia con que esta voz esté presente en las letras de la canción o en la página de Twitter? El dramaturgo y poeta alemán Bertolt Brecht escribió diversas obras todas comprometidas políticamente pero también se encargó de exponer sus puntos de vista literalmente mediante frases geniales e igual de pertinentes como la famosa cita: “Hay hombres que luchan un día y son buenos, otros luchan un año y son mejores, hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero están los que luchan toda la vida, y esos son los imprescindibles”. Supongo que la diferencia radica en que Brecht no lo hizo mediante Twitter por lo que sus “seguidores” no pudieron responderle.