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Luce como un intelectual psicodélico. Rompe con los esquemas tradicionales del teórico pausado distante y grave. Es, en el mejor sentido de la palabra, un comunicador integral. Quizás tiene que ver con la seguridad que le brinda a algunos la formación multidisciplinaria, con la experiencia en el cine y la televisión, con su evidente capacidad para contar cuentos o, simplemente, con un talante que produce empatía y entusiasmo. Lo cierto es que Omar Rincón, renombrado teórico de la comunicación colombiano, “alumno del maestro Jesús Martín Barbero”, convocó anoche a un público interesadísimo a una conferencia magistral en torno a las redes sociales y la ética periodística auspiciada por el Sistema Universitario Ana G. Méndez y el Overseas Press Club. Se llevó a cabo en la Universidad Metropolitana en Río Piedras. La prensa en su laberinto Rincón ha investigado mucho el campo periodístico en la sociedad contemporánea. Su obra “Narrativas mediáticas. O cómo se cuenta la sociedad del entretenimiento” hace una radiografía de la lógica espectacular, el new age y lo light en la esfera de la comunicación masiva y propone que la prensa recupere su rol como narrador inteligente de la compleja trama social de la que somos parte. Su presentación de ayer fue un sugerente diagnóstico en torno a la profesión periodística y su ser o no ser consecuencia de las transformaciones tecnológicas, la crisis económica, la banalización de la información y la emergencia de la blogosfera y las redes sociales, entre otros factores. En una esfera mediática en la que circulan tantos contenidos el periodismo de hoy tiene el reto, según Rincón, de desarrollar su trabajo “en clave de DJ de la información”, siendo capaz de construir contenidos echando mano de la multiplicidad de plataformas presentes en el ciberespacio, fomentando la participación de las audiencias, contando historias que conmuevan y que lleven a la reflexión, y que mantengan atentos a un público cuyos procesos de socialización cultural están más relacionados con una computadora enchufada que con un libro en la mano. “Sin un periodismo de calidad las democracias serán más débiles”. “Dejemos de obsesionarnos con la política y hagámoslo con los problemas de la gente”. “El periodismo en la web recuperó la ética de la indignación y la alegría que perdió la prensa tradicional”. “La prensa de hoy tiene que preguntarse cómo me conectó con el mundo y con los cambios que se están dando en nuestras sociedades”. “La noticia es una forma de ordenar el mundo”. Los enunciados de Rincón son lapidarios. Fluyen como ideas espontáneas aun cuando es evidente que son el producto de un pensamiento pausado y agudo. Pero no sentencia, describe una realidad que entiende es transformable. Opina, por ejemplo, que el futuro de la prensa podría pasar por el divorcio definitivo de los periodistas con respecto a las empresas o conglomerados de la comunicación, a través de proyectos independientes que les permitan producir información útil para la ciudadanía y no resignarse a gestionar contenidos que propenden en climas sociales de felicidad artificial. Facebook no es una red social Rincón tiene claro que “la ética” del periodismo tiene que ver con una refundación de ese campo profesional. Y que las llamadas redes sociales, con Facebook como la principal carta de presentación en la actualidad, no son, precisamente, sociales. “No son sociales en el sentido que yo entiendo de lo social, como una experiencia más compleja y profunda. No son periodismo. Y no son democráticas porque en el fondo son la negación del otro. Sin embargo, son entretenimiento y manifiestan una solidaridad afectiva, generan una ética de pares, amigos y solidaridades, y su fuerza está en la conexión, la interactividad y el entretenimiento”, indicó. En dichos elementos inherentes a las “redes sociales” radica la principal lección para el periodismo: es posible producir informaciones que desde lo afectivo y lo necesario fortalezcan nuestras democracias y fomenten una ciudadanía radical. Es decir, que actúe sobre sus problemas y que exija rendiciones de cuentas. “Necesitamos una prensa que cuente (narre), que nos tenga en cuenta (a los ciudadanos) y que informe sobre lo que cuenta (información útil)”, reiteró Rincón, sin duda, un comunicador integral.