Años atrás, el estudiar en el Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico representaba un motivo de respeto, admiración y de prestigio. Sin embargo, hoy día, según la opinión pública, el hogar de los gallitos y las jerezanas se ha convertido en el hogar de “mafuteros”, comunistas y criminales. El estudiante universitario del recinto riopiedrense es un simple “salvaje con educación”. Para el que no estudia en la “iupi”, el recinto siempre está “metí’o” en problemas como paros y huelgas. Súmele a esto, que muchos de ellos piensan que no hay nada de seguridad en la “iupi”. Entre el pueblo puertorriqueño se rumora que el que estudie en esta institución jamás terminará su bachillerato y que su seguridad corre peligro. Parece que en general se piensa que en el momento que te llegue tu carta de aceptación a Río Piedras, se declarará huelga, te violarán y te robarán tu carro y tu laptop. Desgraciadamente, a esto es lo que ha llegado la imagen del primer centro docente del País. Desafortunadamente, quienes perpetúan estos perennes estereotipos del estudiantado de Río Piedras son quienes deben, por ética profesional, ser “objetivos”. ¿Quiénes? Vamos, ustedes saben; siempre son culpados de to’. Aja, los medios de comunicación, pero en específico, la televisión. Ellos dirían que la “objetividad absoluta” no existe y tienen razón, es sólo una maravillosa utopía. Sin embargo, un buen periodista debe practicar, como diría uno de mis profesores, la “honestidad intelectual”. ¿Qué implica esto? Pues muy simple, presentar datos correctos y fuentes verdaderas; citar correctamente a las personas; y muy importante, presentar opiniones y versiones contrastadas. ¿Cómo se puede generar verdadera opinión pública cuando sólo se presenta una cara de la moneda? Dicen que una imagen vale más que mil palabras y eso es el problema con los noticiarios. Si sólo presentan a los estudiantes echando pepper spray y golpeando a los guardias universitarios, no es sorprendente entonces que Puerto Rico piense que en Río Piedras hay un chorro de criminales. Hasta el momento, la cobertura del paro ha presentado a los guardias universitarios como mártires en la gran lucha de la UPR; mientras que los estudiantes, pues como de costumbre, son los villanos de la película. ¿Qué pasó con las imágenes de los guardias tratando a los estudiantes a macanazo limpio? ¿Por qué no enseñan lo tranquilo que estaban los alumnos en los otros portones? ¿Por qué no enseñan lo organizado que estaban los estudiantes dentro de la Universidad? ¿Por qué no evidecian las cortas obras de sátira política protagonizadas por los estudiantes del departamento de drama en los otros portones? Por lo tanto, es obvio que lo que pasa en la “iupi” no es lo que parece. Hay que estar allí para saber qué es lo que realmente sucede. Lo triste es que tal vez la privatización no sea lo que destruya a la UPR; tampoco las huelgas. Son estos imaginarios. Son los varios comentarios que ahuyentan a posibles estudiantes de solicitar admisión a este recinto. Esperemos que no, pero puede que llegue un día en que nadie, por miedo, va a querer estudiar en la UPR de Río Piedras. Por mi parte, yo digo con orgullo que yo soy jerezana y que estoy orgullosa de ser estudiante de la IUPI, la mejor en todo. Por eso, defiendo esta institución. La autora del texto es estudiante de publicidad y periodismo en la Escuela de Comunicación del Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.