Dieciocho maestros del estado de Pensilvania regresarán a sus salones de clases este año académico con un nuevo bagaje cultural que les permitirá afianzar vínculos y entender mejor a sus alumnos boricuas. Los educadores adquirieron las herramientas durante su participación en el Instituto de Inmersión en el Idioma, la Pedagogía y la Cultura Latina en Puerto Rico que celebró el Recinto Universitario de Mayagüez (RUM) del pasado 27 de julio al 7 de agosto. Esta es la tercera ocasión que se ofrece la experiencia como parte de un acuerdo entre el RUM y la Universidad de Millersville (MU, por sus siglas en inglés) en Pensilvania. Con una comunidad integrada por un número alto de hispanos, en especial puertorriqueños, en las ciudades de York, Lancaster y Millersville de ese estado, estos profesionales enfrentan el reto de transmitir conocimiento a niños y jóvenes con un trasfondo cultural muy distinto al suyo. Con eso en mente, se ideó esta gesta hace unos cuatro años. “La mayoría de los que están en el Instituto enseñan inglés como segundo idioma, así que tienen contacto día a día con estudiantes puertorriqueños, de los cuales tenemos un por ciento muy alto en las escuelas. Además, tenemos maestros de educación física y de historia que se han unido porque tienen que trabajar con nuestra población. Están interesados en aprender español y conocer la cultura para enseñar a estos estudiantes de manera adecuada”, precisó la doctora Elba Rohena, directora del Departamento de Educación Especial de MU, quien acompañó a los participantes en su viaje a la Isla. Para Rohena, una mayagüezana radicada en Pensilvania, la experiencia la llena de satisfacción no sólo por el regreso a sus raíces, sino porque entiende -como educadora y puertorriqueña- las necesidades de los alumnos boricuas, así como las de los maestros estadounidenses. La agenda de dos semanas incluyó cursos intensivos de español y diversos talleres sobre el sistema educativo de Puerto Rico, así como la interacción social y cultural en las escuelas. Además, los participantes conocieron de cerca la historia, la geografía, la idiosincracia y la cultura de la Isla a través de visitas a diversos lugares turísticos. Algunos destinos que visitó el grupo incluyeron el Museo Eugenio María de Hostos, en Mayagüez y el casco urbano de esa ciudad; la Isla de Magueyes, en La Parguera; y Las Salinas, en Cabo Rojo, entre otros. De acuerdo con Lorena Baker, coordinadora del Instituto en MU, ese componente sociocultural es uno de los mayores atractivos para los participantes porque conocen de primera mano el país, las costumbres y las tradiciones de sus alumnos. “Hemos tenido un grupo fantástico este año, les ha encantado la experiencia porque han podido ver de dónde vienen sus estudiantes y entienden más su perspectiva”, expresó Baker. Esa misma percepción pareció repetirse en el sentir de los 18 maestros, de los cuales 16 visitaban el País por primera vez. Ese fue el caso de Beth Foster, maestra de Educación Física a nivel elemental en el distrito escolar de Lancaster, quien ahora entiende muchas de las costumbres de sus alumnos boricuas. “Esta experiencia ha sido increíble. Para mí, aprender sobre su cultura, de dónde vienen, cómo crecieron y las diferencias que tienen que superar me ayuda a entender cuán diferente es para ellos nuestro sistema educativo comparado con el de Puerto Rico y los retos que enfrentan. Es interesante traer ese conocimiento conmigo y ser capaz de tener una conexión con mis estudiantes como no había tenido antes de venir a este viaje”, expresó Foster. Otro participante que acogió toda esta nueva información fue Michael Dock, quien a pesar de ser maestro de español por los pasados 30 años, aprendió expresiones del español local, distinto al de otros países latinoamericanos. “He tenido una experiencia fantástica. Estoy aprendiendo más para poder comprender mejor lo que me están diciendo mis alumnos y para yo entender mejor su cultura. Después del Instituto voy a comprender mejor de dónde vienen los estudiantes, por qué me dicen las cosas, por qué reaccionan de una forma u otra”, auguró el educador de escuela superior. Fascinación boricua Según contó Rohena, el grupo quedó fascinado con la cordialidad de los boricuas, quienes no perdieron la oportunidad de saludar al grupo en su idioma inglés, aún cuando éstos querían practicar español. Mientras, les llamó la atención la falta de rótulos para llegar a los lugares y el calor sofocante de la Sultana del Oeste. De igual forma, la profesora destacó algunos choques culturales que percibieron a nivel educativo como, por ejemplo, que en Puerto Rico los alumnos tienen la libertad de salir de sus planteles escolares en horas de clases y que no miran a sus maestros directamente a los ojos en señal de respeto. La iniciativa, coordinada en el RUM por la División de Educación Continua y Estudios Profesionales, incluyó visitas de los maestros a dos escuelas en Mayagüez y Cabo Rojo. El retraso en el calendario académico como resultado de la epidemia del virus AH1N1, les impidió ver a los estudiantes, no obstante, pudieron conversar con la facultad y conocer aspectos generales del sistema educativo de la Isla. Según explicó Rohena, tras concluir su participación en el Instituto, los educadores reciben 3 créditos a nivel graduado de MU. Luego del viaje de inmersión a Puerto Rico, éstos son evaluados cuando someten un plan de acción de cómo van a incorporar lo aprendido tanto en su salón de clases, como a nivel personal y en su comunidad. Baker agregó que el programa en MU tiene mucha demanda porque los mismos ex alumnos se encargan de promocionarlo entre sus pares. Sólo tienen la capacidad de 18 espacios cada año que se llenan con rapidez, lo que demuestra la aceptación que ha logrado, según opinaron la coordinadora y Rohena, quienes expresaron su entusiasmo con el regreso el próximo año.