Allí en la Sala de Escritores en el Cuartel de Ballajá, la cual parecía más un camerino de actores, me encontré con la escritora Achy Obejas. Nos sentamos en una pequeña mesa redonda y en aquel momento comenzamos nuestro diálogo sobre memorias, identidades y Cuba. Y tal vez muchos se preguntarán quién es Achy Obejas. Mucho más que una escritora, ella es una cubana exiliada que ha trabajado como periodista, se ha desempeñado como profesora y también como traductora. Ella es una mujer que se encuentra en una exploración constante de la identidad cultural y social, quien usa sus memorias e imaginarios para construir sus obras literarias. Sus pocas vivencias en Cuba le han dado motivos más que suficientes para querer adentrarse nuevamente en una cultura que hasta hace poco desconocía. En el 1963, con tan sólo seis años de edad, Obejas salió de Cuba junto a sus padres para llegar a los Estados Unidos y establecer allí una nueva vida. En esta nueva tierra fue donde se crió, realizó sus estudios universitarios y se ha desempeñado en varios papeles profesionales. Varios de sus libros y escritos -se podría decir que casi todos- tocan algún tema en el cual invocan la Isla de Cuba. Pero esta Cuba es una imaginaria, una que muy pocos cubanos exiliados llegan a conocer en realidad. La escritora explicó que esta Cuba imaginaria es la que muchos cubano-norteamericanos conservan en sus recuerdos. “Esta es la Cuba de los que no pueden regresar”, relató Obejas. “Todo es bueno en la Cuba imaginaria. Aunque mi mamá cocinaba comida cubana, la cocina de mi mamá no era Cuba”, continuó. Ella admite que la curiosidad sobre su Isla es impresionante. Y precisamente es esta curiosidad la que la hizo querer regresar a Cuba. A pesar de haber sido invitada a regresar a La Habana en el 1981, no fue hasta el 1995 que volvió a pisar suelo cubano. Esta nueva oportunidad le abrió una nueva ventana que le ayudó a visualizar mucho mejor una Patria que casi desconocía. Pero a la vez, el aceptar regresar a la Isla significó una “gran traición” para sus padres, reconoció. Aún así, Obejas se fue en búsqueda de su Cuba “real” para poder dejar de pensar en la “imaginaria”. Sin embargo, al llegar a esta nueva realidad, Obejas pensó: “yo no pertenezco aquí”. Encontrarse con esta Cuba fue un choque cultural para la autora. Primeramente porque en el barrio donde se fue a vivir en La Habana era uno muy contradictorio a lo que ella tenía pensado. Al llegar a este barrio se encontró que estaba lleno de contrastes. No podía entender por qué en un barrio como éste podían coexistir gente pobre con otras de “cierto nivel” (o sea más pudientes). Este es el “único barrio donde realmente se ve eso”, dijo. “Para mi representaba un panorama de la vida (actual) muy diferente”. Pero poco a poco se fue acostumbrando. Obejas bromeaba al hablar de su color de piel –ya que es blanca- y que éste la delataba ante la gente en Cuba, dejándoles saber que “no era de allí”. Aunque al par de días de haber estado en la Isla ya había cogido un poco de sol y su piel se veía más “doradita”, ayudándola a integrarse al estilo caribeño. Además de haber logrado el sentido de pertenencia, Obejas descubrió un nuevo lado de Cuba, junto a sus contrastes, y la historia de su novela más reciente: “Ruins”. La idea se fue cocinando cuando en el 2001, en plena gira promocional de su libro “Days of Awe”, decidió irse a Cuba buscando refugio luego de los ataques terroristas del 11 de septiembre. Allí se fue a despejar su mente, a La Habana, porque Cuba “era enemigo de nadie”. Al irse a Cuba, no cargó con muchos libros para leer. En los libreros de la casa donde se hospedaba se topó con varios libros viejos que la transportaron a la Revolución Cubana. De aquí surgió su historia para lo que inicialmente era un cuento y se convirtió en novela. En la Cuba actual conversó con revolucionarios que sirvieron desde muy jóvenes y que ahora simplemente no “son útiles”. Éstos no son candidatos para estas nuevas producciones, ellos más bien son marginados. Así es como decide escribir de su gente en Cuba, a quienes le tiene mucho cariño, y sobretodo porque los temas de Cuba siempre le han gustado. Esta escritora continúa en una búsqueda de sus memorias y recuerdos que de niña le fueron empañados. Su primera novela “Memory Mambo” refleja la dificultad de recuperar los recuerdos y mantener viva las memorias. Por otro lado, ella sobresalta que lo que escribe siempre surge por sí solo. Las ideas fluyen de la curiosidad y de allí se van filtrando diversas temáticas. Y la identidad es uno de esos temas, ya que para ella es un asunto que tiene mucho peso. “A mí lo que me interesa es cómo me miran”. De esta forma, se le preguntó sobre cuáles tres palabras la describen mejor. Al oir la pregunta Obejas hizo una pausa y admitió que era difícil escoger sólo tres. Pero aún así, ella decidió destacarlas. Franca, directa y fiel. Para ella es más fácil ser franca y directa porque “¿para qué ser complicado?”; y fiel porque “es importante ser agradecido, en especial con los amigos y la gente que siempre está ahí presente para ti”, concluyó.