A continuación el texto de una carta a toda la comunidad del Licenciado Antonio García Padilla, miércoles 19 de agosto de 2009:
He estado ligado a la Universidad de Puerto Rico la mayor parte de mi vida profesional. Presidir esta institución tan fundamental para la vida de nuestro país ha representado una oportunidad de servicio singular. Cuando decidí participar en el proceso de consulta que condujo al nombramiento del octavo Presidente de la Universidad, allá para 2001, articulé dos propósitos cardinales: primero, reunir talentos y voluntades para que transformáramos a la Universidad en una universidad propia del Siglo 21, tanto en estructuras como en sus prácticas, y segundo, valorarla y protegerla como institución pública, frente a lógicas que intervinieran en la consecución de sus legítimas metas, que son también las metas del país en la búsqueda de buena civilización. En realidad, eran metas que dependían una de la otra. Para avanzar una agenda para los nuevos tiempos, la Universidad debe desplegar sus talentos, su creatividad y su energía sin otros límites que el apego a los valores del saber y de la cultura y a su misión pública de servicio. Sobre lo primero, la comunidad universitaria ha logrado en estos ocho años encauzar un formidable programa de crecimiento en capacitación, investigación, modernización tecnológica, en renovación de las estructuras universitarias, apoyo comunitario y fomento cultural, en aspiraciones globales y en la diversificación de las bases de su financiamiento, al levantar su fondo dotal. Sobre lo segundo, durante la mayor parte de ese período la Universidad evitó caer en la arena estéril de los intereses, y se mantuvo focalizada en sus metas y en la protección de su dignidad institucional, realidad que ha sido reconocida ampliamente. Encaminada, pues, la Universidad en su agenda para el siglo 21, afirmadas sin ambages la dignidad y distancia de la Universidad frente a las alternancias de gobierno, estimo que debo actuar en estos momentos precisamente dentro de las aspiraciones fijadas al inicio de mi gestión y concluir mi ejercicio en la presidencia. No hacerlo por el hecho de que la institución pueda enfrentar ataques por parte de intereses ajenos a su misión, cosa que nunca controlamos, nos arriesga a caer en las mismas lógicas que se han querido dejar atrás. La experiencia nos muestra, con evidencia sólida, que los períodos de contracción económica pueden ser ricos en oportunidades para adelantar el capital social de países e instituciones. Aún cuando algunos terrores, muchos de ellos inducidos, otros propios de la naturaleza humana, puedan trabajar en contra de las transformaciones, las crisis pueden renovar, si las aprovechamos, la capacidad de imaginar y buscar soluciones con mayor valor para todos. Es lo que la Universidad se ha propuesto, con optimismo renovado, al adelantar su agenda de servicio a Puerto Rico. La Universidad es el gran capital social del país. Los estudiantes, docentes, personal de apoyo, vamos a acrecentarlo y custodiarlo. Fortalecida en su misión institucional, la Universidad de Puerto Rico es la que el país necesita para transitar, con optimismo, con confianza, los tiempos de hoy, tiempos de reto y destino. Mi agradecimiento a todos y todas que hacen posible la Universidad de hoy y harán posible la de mañana. ¡Adelante! Cordial saludo.