Dice la palabra del Señor: Ha escogido Dios más bien lo necio del mundo para confundir a los sabios (Corintios I, I, 27). Acá han escogido los votantes una cuadra de divinos necios que redactan proyectos de ley. Han convertido el alcohol en campo de batalla ideológica. No hablo de ordenanzas municipales que prohíben el consumo etílico en la alta noche. Es que esa memez se propone como ley para todo el País, a excepción de lugares de ocio de elite. Eso no es todo. A un representante electo se le ocurre un proyecto de ley que busca prohibir que los ciudadanos ingieran bebidas o alimentos en la orilla de la playa. En caso de tener una fría en la mano el criminal sería multado por la cantidad de $500. No está claro si tener una alcapurria en la otra aumenta el sufrimiento. Supongo que en la discusión de este proyecto se aclarará el significado de orilla. ¿Será allí donde la ola te moja el dedo gordo del pié? ¿Se permitirá beber en las cinco cuerdas de Isla Verde que el Gobierno les vende a familiares y amigos suyos? Estas medidas del gobierno abstemio han convertido el placer y la búsqueda del esparcimiento en reivindicaciones. Tomarse una fría en espacios abiertos es un gesto de protesta ante la injerencia del Gobierno en nuestro tiempo de ocio. Y es que uno de los efectos de la Ley 7 será, aparte de destrozarle la paz a miles de trabajadores, aumentar el número de desplazados buscando serenarse lata en mano, mirando el horizonte azul. Allí tomarán conciencia (espero que ese trago no lo prohíban) de que la clase gobernante tiene necios a su disposición pero no confunden a nadie. Dice Ambrose Bierce en su Devil´s Dictionary : Abstemio es una persona débil que sucumbe a la tentación de negarse un placer. Seamos fuertes. Como dice el dicho, in vino veritas, ¿será por eso que no quieren que bebamos? El autor es escritor y profesor de la Universidad de Puerto Rico, Río Piedras