Sabana Seca fue el lugar elegido por los frailes franciscanos como hogar y taller hace más de tres décadas. Fue un lugar elegido, no improvisado. Es decir, que estamos allí fruto de una decisión movida por la interpelación de la realidad, que es el modo habitual como Dios nos revela su designio liberador. Sabana Seca era un lugar abandonado a su propia suerte por parte de todas las instituciones. Un lugar al que nadie quería ir. Su grito clamaba al cielo y ese grito fue escuchado no sólo por nosotros los frailes, sino por muchos hombres y mujeres de buena voluntad. No fuimos allí como salvadores de la comunidad, sino para comenzar a ser familia, para aprender juntos el camino real de la transformación y de la esperanza. La decisión fue radical: Sabana Seca fue elegido por la Orden Franciscana como lugar adecuado donde los hermanos franciscanos de todo el Caribe haríamos parte de nuestra formación. En Sabana Seca se encarnó el sueño de un modelo formativo para los frailes enraizado en la realidad de pobreza y no en estructuras aisladas de privilegios. Sabana Seca ha sido la gran escuela de los frailes del Caribe. Su dolor es ahora nuestro dolor y también es nuestra su esperanza. Hay una comunión entrañable entre el franciscanismo caribeño y el barrio Sabana Seca. Por eso, entendemos las muestras de solidaridad que han venido de todas partes del País e incluso del extranjero. La gente nos identifica con este lugar y no se equivoca. El resultado de un largo proceso de escucha, familiaridad y de decisiones concretas es hoy una labor comunitaria integral extraordinariamente articulada entre los frailes, los líderes del barrio, los feligreses de la parroquia San José Obrero, el gobierno municipal, la empresa privada, un sin número de voluntarios comprometidos y alianzas con instituciones de prestigio y credibilidad social y cultural de todo Puerto Rico. En Sabana Seca existe, hoy por hoy, uno de los semilleros de labor comunitaria más importantes de Puerto Rico. Uno -el más conocido- entre tantas iniciativas que corren paralelas en Sabana Seca- es el Proyecto Niños de Nueva Esperanza. Proyecto de desarrollo integral comunitario sembrado justo en el corazón de la comunidad. El Proyecto Niños de Nueva Esperanza de Sabana Seca es el motor de talleres y servicios para niños en desventaja social y sus familiares. Cientos de niños se han salvado de la muerte a destiempo, del abandono social, del círculo de la droga y de la violencia. Cientos de niños y padres han vislumbrado que otra vida es posible y la han hecho suya. Otros, al menos han descubierto, por primera vez en sus conciencias marcadas por el absoluto de la muerte, que la esperanza es una alternativa entre tantas alternativas disponibles. Cuando llegamos a esta comunidad también la sangre salpicaba nuestros hábitos. La muerte dominaba el horizonte y se escondía en cada rincón para asaltarnos. Ahora también, años después, la muerte sigue rondando con su máscara de horror, pero la diferencia radical consiste en que la muerte sabe bien que ya no marca el ritmo fundamental de la comunidad y de su destino. Hemos probado el sabor imperecedero de la esperanza. Esta es la gran diferencia con la que nos enfrentamos en esta masacre irracional que se ha llevado ocho vidas, dejado heridas a tantas otras y conmocionado a todo el País: que junto a la barbarie inexplicable se ha levantado la tienda abierta de la esperanza y ésta es ancha, hermosa y fuerte. En esta hora en que todos razonablemente nos sobresaltamos con las muertes despiadadas, cuya sangre todavía sigue pegada a nuestras calles y a nuestra memoria, pedimos que no se olvide que del mismo modo, allí mismo, en la misma calle, se están salvando diariamente miles de vidas. Es la otra cara, la cara nueva. La cara de la muerte es la misma de siempre, la de todos los días, el rostro de la esperanza es nuevo, merece también su tiempo y su espacio en la conciencia de todos para que crezca, madure y dé abundantes frutos. Es importante no separar la muerte de la vida sobreabundante que allí puede palparse con todos los sentidos. El Crucificado es el Resucitado y el Resucitado es el Crucificado. Son inseparables. La muerte sola abona equívocamente a la desesperanza y a la impotencia; la vida celebrada de espaldas a la realidad nos convierte en sujetos irresponsables con la historia. Las dos caras mantienen la tensión evangélica que abre caminos a la verdadera Vida. Sentir el paso de la sombra de la muerte sin olvidarnos de la luz que se ha levantado con el esfuerzo y la consistencia de todos: es el camino. Por este motivo, los frailes franciscanos del Caribe y, sobre todo, la Parroquia San José Obrero y su párroco, el fraile franciscano Gerardo Vargas Cruz convocan, a la ciudadanía en general a reunirse en la calle Progreso de Sabana Seca para celebrar la vida que se levanta indiscutiblemente sobre la muerte. En el recorrido los hermanos franciscanos estarán distribuyendo información sobre los distintos servicios de apoyo espiritual y psicológico para enfrentar el impacto de los acontecimientos. Caminaremos desde un lugar cercano a los hechos hasta pasar por el Proyecto Niños de Nueva Esperanza para finalizar en la capilla Nuestra Señora del Carmen en la calle Los Bravos. Haremos juntos simbólicamente el viaje de lo aparentemente imposible: el viaje de la esperanza. Convocamos a toda la ciudadanía a reunirse (vestidos del blanco de la Resurrección) este próximo miércoles 21 de octubre de 2009 a las 4:30pm en la Farmacia Gladys en la Avenida Ríos Román de Sabana Seca para caminar hasta la Capilla Nuestra Señora del Carmen pasando frente al Proyecto Niños de Nueva Esperanza en el Sector los Bravos. Trae contigo tu dolor y tu esperanza para que seas parte del viaje necesario. Los frailes somos esencialmente itinerantes porque la esperanza es viajera y no se detiene ante nada, ni siquiera ante la muerte: porque la anima el espíritu eterno de la vida. Para leer más sobre el tema puede acceder a la nota: https://dialogo-test.upr.edu/es/node/3056