Así reza un refranero popular, que dicho en palabras sencillas significa que si una persona te obsequia algo, no debes ponerle faltas… los residentes de Villas del Sol en Toa Baja saben bien de esto. Han visto la luz al final del túnel, un calvario que sobrellevan con estoicismo luego de más de tres meses sin servicios de agua y luz. La luz la trajo el Dr. Eduardo Ibarra, presidente del Colegio de Médicos Cirujanos de Puerto Rico, tras anunciar que donará 17 cuerdas de terreno en Arecibo destinadas a la reconstrucción de la comunidad. El milagro fue celebrado con júbilo, con agradecimiento. Una de las líderes comunitarias adelantó que 200 hombres de Villas del Sol acondicionarán el terreno que en un futuro se transformará en hogar. Sin embargo, la decisión personal del Dr. Ibarra ha traído cola. Ayer los principales programas de opinión radiales daban cuenta del fenómeno del desprendimiento, la generosidad del Dr. Ibarra. Algunos comentaristas radiales analizaron las limitaciones legales de la decisión, sus repercusiones, mientras otros especulaban sobre los supuestos motivos del galeno mexicano que vivió la pobreza en “una vecindad tipo del Chavo del Ocho”, según confesó a Rubén Sánchez. En el programa de Ojeda, el llamado “Fiscal del Pueblo”, abrieron las líneas telefónicas, como es habitual. Las posturas de la inmensa mayoría de los oyentes evidenció lastimosamente el alto grado de xenofobia que existe en nuestro País. Las expresiones despectivas fueron dirigidas como cañones contra el médico, al que culparon de tener un motivo ulterior, y contra la comunidad de “indocumentados y vagos” que allí residen. Esa oleada de sapos y culebras despertó mi sentimiento de lástima. Los ‘opiniólogos’ reventaron el cuadro telefónico, querían expresarse sobre Villas del Sol. Muchos cuestionaban el gesto y criticaban severamente a los “indocumentados vagos que invadieron Toa Baja”. “No se puede premiar lo que es ilegal”, dijo el señor Rodríguez de la calle. Mientras otro se limitó a señalar que “desde que dejaron de dar parcelas en este País, surgieron las invasiones”. El comentario mas sensato lo expresó otro hombre con tono pausado: “con lo de uno, uno hace lo que quiera”. También se comunicó el periodista Milton Portes. El comunicador llamó para expresarse no como Director de la Oficina de Asuntos de los Inmigrantes del Municipio de San Juan, sino como dominicano. Destacó el espíritu trabajador de los de Villas del Sol, el maridaje entre boricuas y dominicanos con hijos de esta bendita tierra, así como el profundo agradecimiento de su gente, que también es nuestra. ¡Basta ya de injurias! Los residentes de Villas del Sol están agradecidos y listos para emprender una nueva vida, en otro municipio que los recibirá con los brazos abiertos. Porque a fin de cuentas a caballo regalao, no se le mira el colmillo.