
En Portugal, en la aldea medieval de Monsaraz, hay un fresco alegórico de finales del siglo XV que representa al Buen Juez y al Mal Juez, el primero con una expresión grave y digna en el rostro y sosteniendo en la mano la recta vara de la justicia, el segundo con dos caras y la vara de la justicia quebrada. Por no se sabe qué razones, estas pinturas estuvieron escondidas tras un tabique de ladrillos durante siglos y solo en 1958 pudieron ver la luz del día y ser apreciadas por los amantes del arte y de la justicia. De la justicia, digo bien, porque la lección cívica que esas antiguas figuras nos transmiten es clara e ilustrativa. Hay jueces buenos y justos a quienes se agradece que existan, hay otros que, proclamándose a sí mismos justos, de buenos tienen poco, y, finalmente, además de injustos, no son, dicho con otras palabras, a la luz de los más simples criterios éticos, buena gente. Nunca hubo una edad de oro para la justicia. Leer más ____________________________________________________________________ Fe de errata: La pasada semana Diálogo publicó en esta sección un artículo titulado Río Piedras Pueblo: El centro cultural de la voluntad urbana en el que se identificaba a la autora como Bea y universitaria. La atribución correcta era a Beatriz Ramirez Betances, quien ha completado sus estudios de maestría. Lamentamos el inconveniente que este malentendido haya podido causar a nuestros lectores.