0. ¿Qué pasó con las noticias de actualidad? Me refiero a aquellas revoluciones democráticas, espontáneas, virales de hace apenas unas semanas. Esos movimientos populares, la actualidad de lo posible en tanto que posible, ¿era sólo visible ante de nuestros ojos ávidos de ver lo que no tenemos? Creo que había algo de mirada psicótica en el asunto. Una suerte de fiebre democrática radical. You tube ahora me permite otras obscenidades. Tsunami y crisis nuclear.
1. Si la libertad sólo se alcanza a través de acontecimientos de identificación ¿puede uno identificarse con la falta de ser hasta formar una estructura sobre la que cimentar una administación de lo social? Y es que estaba claro que los movimientos (llamémoslos así por ahora) en El Cairo, Túnez, Wisconsin, Tripoli o Reykjavik tenían posibilidades distintas y sólo nuestra mirada podía apropiarse de una suerte de universalidad de acontecimientos de raíz idéntica. Pura ilusión. De repente esto ya no es noticia. So far, so good.
En el caso de que estipulemos que se trataba (hablo en pasado porque ya no son noticia de primera plana) de eventos con un origen similar, un estallido repentino de afanes democráticos a la occidental, esa falla estructural que afectaba a varios países necesitaba de un acto de poder para “arreglar” el problema. Parecía entonces que “el pueblo” había sido arrojado por la necesidad a tomar una posición y forjarse un nuevo espacio de representación. Sin embargo, los temblores causados por esas fallas estructurales tuvieron diferentes resultados. Los actos de poder sólo son posibles cuando a pesar de que toda demanda encontrará la forma invertida de su expresión, esta no estará investida de universalidad, de teleología o mejores armamentos. O, en su defecto, la demanda tendrá un ropaje más universal y/o mejor aparato mitológico (1).
2. En Túnez, a principios del año, Ben Alí corrió del palacio presidencial antes de que Occidente reparara en que este seguidor del Fondo Monetario Internacional y promotor de la energía nuclear de capital francés era algo así como antidemocrático. Desde la sede de un importante sindicato se organizaban protestas luego de que un joven licenciado, vendedor de verduras se autoinmolara en protesta por un abuso policial que sirvió de paradigma a miles de ciudadanos que se lanzaron a la calle protestando contra la corrupción, el nepotismo y políticas económicas que exigen el sacrificio de todos. Ya sabemos quienes son todos.
El pasado 11 de febrero, en Egipto, Mubarak renunció. Dos días después el ejército suspende la constitución y disuleve el parlamento. Hoy esperan turistas: "Egipto ya era imprescindible por su historia y sus riquezas naturales, pero hay un nuevo elemento. Invitamos a los turistas a compartir la experiencia de la revolución democrática", explicó a la AFP Hisham Zaazou, primer asistente del ministro egipcio de Turismo(2).
En Trípoli, el sempiterno Gadaffi bombardea a la oposición y suponemos espera la reimpresión de su Libro Verde. Allí no hay Facebook o Twitter radical que destrone la dictadura en un mes. Gadafi, por si las moscas, se benefició de una campaña de relaciones públicas realizada por The Monitor Group, en la que varios académicos viajaban a Libia a entrevistarse con el Coronel (3). Fukuyama entre ellos. Y el ex director del London School of Economics, Anthony Giddens (4). A Vargas Llosa, al parecer, no le ofrecieron el guiso.
Libia, una vez que el Consejo de Seguridad de la ONU permita todas las medidas necesarias (excepto una invasión (?) para proteger a los civiles, se convertirá en un precioso lugar de inversión en infraestructura y compañías de mercenarios. Una revolución similar a la que sufrió Irak.
En Islandia, cuya revolución democrática ocurrió hace dos años acosados por el silencio internacional, “el pueblo” obligó renunciar a un gobierno completo, se nacionalizaron los bancos, se decidió no pagar la deuda externa que es una deuda contraída con los bancos y se creó una asamblea popular para reescribir su constitución.
¿Por qué las diferencias? ¿El frío? En eso Islandia se parece a Wisconsin aunque no creo que en Madison logren que el gobierno esatal se vaya a su casa y les permitan redactar una nueva constitución. Y no sé si el apoyo de los campeones de la NFL, Green Bay Packers, sea suficiente para el triunfo de los trabajadores.
3. No hay modo de oponerse a la Ley del Otro a partir de un discurso coherente. Porque ese Otro tampoco es homogéneo. No hay palabras que describan de manera unívoca qué elementos permitieron esos estallidos populares. No serán los únicos. Continúan ocurriendo y algunos de los fantasmas identatarios que hicieron huir a dictadores o enfurecer a coroneles van a desaparecer nuevamente porque no hay espacio para ell@s. Cuando se consolide otra estructura cimentada no habrá lugar, they will go no further (“Where wilt thou lead me? speak; I'll go no further”. Hamlet, acto 1, escena 5). Quizás es resultado de que el antagonismo y la aniquilación del enemigo no resulte, automáticamente, en la resolución de todas las contradicciones. El enemigo no es Mubarak, ni Gaddafi, ni el frío político islandés que recibe un certero huevazo. Es un temblor que se produce por virtud de falla(s) estructural(es). ¿Todo está avocado a ser arropado por una gran ola? Hay escapatoria. Pero los que han logrado escapar no han dejado huellas.
(1). Un mito es la representación de una estructura ausente.
(2). http://www.larepublica.com.uy/economia/443754-egipto-y-tunez-ya-promocionan-sus-revoluciones.
(3). http://www.guardian.co.uk/world/2011/mar/04/the-monitor-group-gadaffi-pr