Imagine un lugar donde se limitan los desarrollos comerciales o residenciales más allá de los cascos urbanos, donde abundan las aceras para caminar, carriles para correr bicicletas, trenes livianos, guaguas públicas y los bosques son espacios protegidos por leyes que no pueden derogarse en décadas.
Y donde las comunidades son la voz cantante de las decisiones que se lleven a cabo en el lugar. Parece mentira, pero es real. Se trata de la ciudad de Portland en el estado de Oregon, al noroeste de los Estados Unidos, un lugar muy distante de las políticas públicas que se desarrollan en Puerto Rico.
Para hablar de esto, estuvo en Puerto Rico recientemente la consejal de la ciudad Carlotta Collette, como parte del taller “Portland y Curitiba: ciudades hacia la sustentabilidad” organizado por la Universidad Metropolitana en el Colegio de Ingenieros y Agrimensores de Puerto Rico. Durante dos días, se discutió algunos de los proyectos de infraestructura y de política pública que rigen estas ciudades y su contraparte en la Isla.
La representante gubernamental resumió su presentación en tres temas principales: la importancia de la colaboración regional, las políticas de sustentabilidades heredadas y la fortaleza de invertir en las comunidades.
Con un gobierno regional conocido como el Concilio Metro de Portland, el primero y único en Estados Unidos, los concejales son electos por votación popular, fuera de líneas partidistas.
“Todos trabajan con nosotros – las agencias de transportación y las agencias gubernamentales – y discutimos cómo vamos a hacer las ciudades, protegemos las fronteras y los lugares para caminar, jugar, disfrutar. Y con gran uso de voluntarios, sin quienes no podríamos completar nuestro trabajo”, resumió.
El enfoque educativo es uno de los principales métodos de participación ciudadana de este gobierno. Para ésto, el Oregon Zoo, con más de 1.6 millones de visitantes al año, “es nuestra oportunidad de educar, respetar y hablar sobre especies en peligro de extinción”, comentó la concejal al asegurar que el zoológico cuenta con un presupuesto de unos $25 millones asignados por el gobierno.
Además han implantado programas de orientación sobre reciclaje, con énfasis en las escuelas públicas, donde se fomenta el manejo de desperdicios sólidos con las tres r: reusa, reduce, recicla.
Según explicó Collete, la región se ha caracterizado por su particular forma de administrar las tierras. Se trata de una de las regulaciones más estrictas en la zona, conocida como “la frontera del crecimiento urbano” (“Urban Growth Boundary”), una línea invisible que se encarga de proteger los terrenos agrícolas y forestales de megagproyectos de infraestructura que pudieran atravesar sus áreas verdes.
La regulación tiene décadas y aunque aceptó que existen “fuerzas de mercado” que tratan de cambiar esas fronteras, el 45 % de los negocios se encuentran en los centros de la ciudades, ya que se busca fomentar la calidad de vida de las comunidades.
“Gracias a estos parámetros sabemos dónde vamos a crecer y dónde no”, explicó la concejal, quien aseguró la importancia de discutir con las comunidades los proyectos que se vislumbran para la zona.
“En la medida que la población crezca y el costo de facilidades públicas y servicios sigan aumentando, es vital que se haga buen uso de los recursos limitados de tierra que ya tienen acceso a servicios urbanos, incluyendo carreteras, tránsito y escuelas”, lee parte de su programa de gobierno.
El sistema de trasporte colectivo es una de las prioridades del Concilio Metro de Portland, que cuenta con trenes livianos, guaguas que se mueven por los cascos urbanos y nuevos proyectos de conexión entre las ciudades con un enfoque regional.
Según explicó la concejal, para lograr ese balance entre desarrollo y sustentabilidad se estudia ‘estratégicamente’ donde se ubicarán los trenes livianos antes de aceptar nuevos proyectos. “Nuestra tierra es casi un espacio espiritual donde la gente sabe que esa naturaleza estará disponible en su estado natural, para respirar y disfrutar”, aseguró.
Desde la década de 1980, Portland cuenta con un plan energético. “Incluso hace años decidimos evitar la construcción de una avenida principal y preferimos construir un parque al lado del río, con pequeñas carreteras, un área para bicicletas y para caminar”, comentó orgullosa la concejal.
Han fomentado la reforestación con la siembra de 50,000 robles en parques de fuerte tradición indígena; han colaborado con compañías como Nike y Adidas en diseñar veredas para bosques y han estimulado la participación ciudadana con competencias de diseños ambientales para espacios públicos.
“En una ocasión llegaron 750 personas para conocer el resultado de la competencia de diseño. No lo podíamos creer”, comentó Collette.
¿Cómo evitan el crimen en las estaciones de guaguas?, le preguntó una persona del público.
La concejal aceptó que existen problemas de pandillas en la ciudad, sin embargo, para evitar actos violentos en sectores pobres, dijo que el gobierno ayuda con sistemas seguros de vivienda, buenos trabajos y clínicas cercanas.
*Lea el reportaje original en Mi Puerto Rico Verde.com