El manglar, ese conjunto de hábitats conformado por bosques hidrófilos y cientos de especies de fauna que se entrelazan, fue el protagonista simbólico de un simposio que reunió a un centenar de invitados internacionales que discutió “los intercambios culturales, las colaboraciones y los conflictos que vinculan a las localidades, las naciones, los lenguajes, las historias y las diásporas caribeñas”. Se trató del encuentro “Repensando el Manglar”: Segundo simposio de prácticas en los estudios culturales caribeños que se llevó a cabo del 15 al 18 de octubre en el Recinto Universitario de Mayagüez. “El manglar es un espacio especial en el Caribe que existe entre la tierra y el mar, y tiene un sistema de raíces mucho más complicado que el sistema de raíces terrestres. Hemos usado el manglar como una metáfora de la cultura caribeña que también tiene muchas conexiones complicadas entre fuentes culturales y representan la apertura y la flexibilidad de las culturas del Caribe”, explicó el doctor Christopher Powers, coordinador de la actividad y catedrático del Departamento de Humanidades del Recinto Universitario de Mayagüez (RUM). A juicio de la doctora Jocelyn A. Géliga Vargas, profesora del Departamento de Inglés del RUM y una de las integrantes del comité organizador del congreso, el manglar también significa resistencia y diversidad. “El manglar representa, entre muchos otras cosas, ciertamente resistencia. Este congreso es una gran muestra de eso, no solo porque hemos logrado llevarlo a cabo con mucho éxito… hemos logrado llevarlo a cabo en el medio de una serie de eventos -que todos conocemos- que han sido muy difíciles. También, representa la diversidad del pueblo caribeño y su extensión o imbricación de las culturas caribeñas”, sostuvo Géliga Vargas. El evento educativo comenzó con la conferencia magistral Locating the Caribbean Subject: Subverting Colonial Strategies of Center and Periphery, dictada por el doctor H. Adlai Murdoch, profesor de University of Illinois at Urbana-Champaign y crítico literario caribeño. “La complejidad del manglar es un reflejo de la experiencia cultural de muchas personas del Caribe con sus respectivas intersecciones y transformaciones”, expresó Murdoch. El académico destacó la importancia de visualizar el Caribe más allá de un punto de consumismo y turismo. “Podemos pensar en el Caribe de una forma diferente enfocando en las contribuciones que las personas pueden hacer a nivel político, cultural y en términos de aportaciones a la literatura y a la música… y cómo esto nos puede ayudar a construir una identidad, que es nuestra y de nadie más, que no es impuesta y que hacemos para nosotros mismos”, sostuvo el profesor nacido en Antigua, en un aparte con Prensa RUM TV. Por otra parte, la doctora Arlene Dávila de New York University ofreció la conferencia A Nation of ‘Shop ‘Till You Drop’ Consumers? Shopping and the Puzzle of High Economic Deficit and Continuous Consumption in Puerto Rico. Dávila, quien es antropóloga, discutió su reciente estudio realizado en centros comerciales de Puerto Rico en el que cuestiona el mito del consumo excesivo boricua y alerta sobre las graves consecuencias de este mito en la globalizada y amenazada economía actual. Asimismo, durante el simposio se presentó el libro Globalization and the Post-Creole Imagination: Notes on Fleeing the Plantation de las doctoras Michaeline A. Crichlow y Patricia Northover de Duke University. Según indicó Powers, durante la actividad se ofrecieron unas 80 ponencias que abordaron una inmensa variedad de temas, entre ellos la música y el baile; la literatura y el arte; la historia y la geografía; la sexualidad y los géneros; las representaciones raciales y étnicas; la geografía y la economía; la política y la educación, así como las luchas y los retos de los países caribeños. En la actividad participaron estudiosos del tema caribeño de Puerto Rico, República Dominicana, Jamaica, México, Cuba, Trinidad, Suecia, Alemania, Francia y Estados Unidos, entre otros países. Estrenan dos documentales Repensando el manglar fue el escenario del estreno en Puerto Rico de dos documentales de directoras jóvenes que revelan capítulos ignorados o silenciados de la historia puertorriqueña, explicó Géliga Vargas. “Se trata de dos estrenos en Puerto Rico que representan muestras de cine independiente y vigente. Dos historias puertorriqueñas que ameritan ser contadas y, sobre todo, escuchadas”, sostuvo. Explicó que el documental Sugar Pathways cuenta la historia de la forzada migración viequense hacia Islas Vírgenes. Según indicó, el trabajo de la directora y productora, Johanna Bermúdez Ruiz muestra entrevistas con puertorriqueños de esta desconocida diáspora. El documental se presentó el viernes, 16 de octubre en el Mayagüez Resort. Mientras, el sábado 17 de octubre se proyectó en el RUM el documental The Edge of the Sea que relata la historia de un pescador rincoeño que enfrenta el desarrollismo. El doctor Manuel Valdés Pizzini, director del Centro del Litoral de Estudios Costeros (CIEL) presentó el filme producido por María José Calderón. “Se trata de la historia de vida de dos personas del mismo pueblo de la misma edad, pero que se encuentran por motivos históricos en dos bandos diferentes. Uno desarrollando infraestructura y edificios en ese Municipio y otro, opuesto al desarrollo que le quita el acceso a los pescadores. Es una historia de estos dos grupos que de una manera están enfrentados”, indicó Valdés Pizzini. Precisamente, aseguró que uno de los asuntos que destruye el manglar tanto en sentido literal como figurado es el desarrollo desmedido. Sin embargo, a través de este documental también se exploran las vivencias de los desarrolladores. “Una de las fuerzas motrices que va alterando el manglar y que va alterando el Caribe, es el desarrollo -facilidades de turismo, de recreación y vivienda- y este documental en particular trae una visión más humana de este proceso”, sostuvo. La organización del simposio estuvo a cargo de un nutrido grupo de profesores y estudiantes de la Facultad de Artes y Ciencias del RUM, bajo la coordinación del doctor Powers, y fue posible gracias a los auspicios del Programa Sea Grant, el Programa Cultural de la Vicepresidencia de Asuntos Estudiantiles de la UPR, la Cátedra Francisco Carvajal de la UPR, el Decanato de Artes y Ciencias, y el Departamento de Humanidades del RUM. Puede acceder al artículo original en:www.uprm.edu