En Puerto Rico existen varias comunidades estudiantiles que promueven la conservación del ambiente y educan sobre su importancia para la sociedad. Entre éstas se encuentra el grupo “Agricultura Universitaria por una Urbe Fértil” (AUUF) que nació durante la llamada “huelga creativa” del año 2010 en la Universidad de Puerto Rico (UPR).
Según Lourdes Lastra Díaz, miembro de la AUUF, esta organización la compone “un grupo de estudiantes que tiene una gran preocupación por el estado de la agricultura en Puerto Rico y en el mundo y además quieren aprender a sembrar, cuidar y cosechar un huerto”. La estudiante de Ciencias Naturales destacó que dicha entidad la integran alumnos de todas las facultades y todas las regiones.
Lastra explicó que lo que se persigue es lograr una mayor interacción entre la comunidad universitaria y la naturaleza que distingue al campus universitario riopedrense. Señaló, por ejemplo, que las áreas verdes del recinto no sólo existen para el embellecimiento, sino que deberían ser áreas funcionales. Por ello, una de las propuestas de la AUUF es que estas zonas se conviertan en áreas académicas que puedan utilizarse tanto por profesores como por estudiantes para promover la enseñanza fuera del salón de clases.
“Se está pensando en conectar a las facultades de Arquitectura y Bellas Artes para que mediante sus conocimientos se puedan desarrollar diferentes estructuras que sean bonitas y utilizables para diversas hortalizas”, anotó.
Por su parte, Estrella Santiago, otra de las integrantes de la organización, indicó que entre los objetivos de la AUUF está crear un vínculo entre comunidad y universidad y establecer una relación con huertos urbanos de otras universidades.
Foto Ricardo Alcaraz
Sobre el beneficio que aporta este tipo de propuesta ambiental a los estudiantes, la alumna de la Escuela de Derecho indicó que “proyectos como el huerto universitario y comunitario ayudan a sacar la experiencia educativa del salón”. La también egresada del Departamento de Biología de la UPR agregó que “en nuestra sociedad es poco lo que se hace para fomentar la armonía y la interacción con nuestra naturaleza”.
Afirmó además que los jóvenes se apartan de las fuentes de nuestros recursos naturales y proyectos como éstos aportan a que la comunidad universitaria participe en el importante proceso de la producción de alimentos. “Hemos creado conciencia entre los estudiantes sobre la importancia de conocer el proceso de producción de alimentos de una forma sostenible”, subrayó. También comentó que la iniciativa de AUUF ha servido como taller educativo sobre huertos orgánicos en los que ha participado el público en general.
Santiago espera que la administración universitaria permita la creación de más huertos en la universidad. Asimismo, confía en que los frutos de los huertos ya existentes (y de los futuros) puedan ser utilizados por la comunidad universitaria y por la comunidad riopedrense.
Instituto de biodiversidad en Adjuntas
La organización “Casa Pueblo” de Adjuntas creada por la Familia Massol Deyá fundó hace ocho años el Instituto Comunitario de Biodiversidad y Cultura (ICBC).
Este proyecto que se desarrolla con la Escuela Elemental Washington Irving del mismo pueblo, pretende vincular la teoría y la práctica para facilitar la participación estudiantil en la defensa y protección de los recursos naturales. El currículo hace énfasis en realzar la creatividad y liderato de cada niño. Además, promueve una educación integral, donde la cultura, las ciencias, las matemáticas y la ecología, son todas importantes en la formación de un individuo.
Para lograr este objetivo ofrecen conferencias sobre el valor ecológico que posee la Isla y sobre la importancia de mantener un ambiente saludable. También realizan intercambios con estudiantes de diversas universidades en Estados Unidos para que éstos conozcan la naturaleza del País.
Asimismo, cuentan con un profesor de música que imparte clases grupales a los niños. En los talleres de música se les enseña a los participantes sobre las melodías que rinden tributo al ambiente, una de ellas es la pieza instrumental al ave “Julián Chiví”. Además aprenden a tocar instrumentos como el violín, la guitarra, el cuatro puertorriqueño y el bongó, entre otros.
Según Arturo Massol Deyá, director del Programa de Educación y de la Comisión Técnico y Científica de Casa Pueblo, esta iniciativa no sólo se limita a estudiantes de la Washington Irving sino que se extiende a otros alumnos de escuelas públicas y privadas de Adjuntas.
Para el también profesor de Biología en el Recinto Universitario de Mayagüez de la Universidad de Puerto Rico, lo importante “no es formar científicos, ni músicos sino seres humanos que se vinculen con los diferentes aspectos de la vida”.