Vive en un paraíso lejos de la contaminación y el ruido, pero de pronto recibe la noticia de que un proyecto de alto riesgo ambiental comenzará a construirse próximamente detrás de su casa. ¿Qué hacer?
El sentimiento de impotencia es lo primero a combatir. Por ello es primordial mantenerse informado. Recuerde que le asiste el derecho a la información, a la libre expresión y asociación cobijados bajo la Constitución del Estado Libre Asociado de Puerto Rico.
Diálogo le ofrece a continuación una guía de sugerencias basada en la tercera edición del Manual de Acción Ciudadana Contra la Contaminación de la organización ambiental Greenpeace.
Comience por documentar el problema por escrito, en registro fotográfico y/o en vídeo si es posible y construya un mapa o una infografía del área afectada.
Busque información sobre los efectos, peligros o daños posibles. Investigue sobre los posibles implicados – sean individuos, compañías, instituciones o políticos. Identifique la cadena de filiaciones y los intereses económicos que hay detrás, si alguno. ¿Se ha documentado un problema similar en otra comunidad de la Isla o en otro país? ¿Qué leyes o qué agencias se supone regulen las dinámicas que condujeron al problema? La Internet es un gran recurso para hacer estas indagaciones.
Entonces es imprescindible reunir a los vecinos y demás afectados para discutir el problema, identificar recursos disponibles y delinear un plan de acción. Es preciso estructurar pautas mínimas de organización interna para la división eficaz de las tareas. Luego a planificar una campaña; definir su objetivo y el lema.
Haga la denuncia ante las autoridades correspondientes y acuda a los medios de comunicación – fundamentales para adquirir visibilidad y apoyo a nivel nacional. Para una conferencia de prensa hay que coordinar la convocatoria, materiales para la prensa, el mensaje y los voceros. Los medios tradicionales son cruciales pero también es importante aprovecharse de los medios alternativos donde la información no se diluye por economía de tiempo. Utilice los espacios para cartas de lectores en los periódicos. Llame a los programas de radio y televisión. Organice una campaña de peticiones. Redacte una carta modelo y circúlela junto a las direcciones regulares, correos electrónicos, números de fax y de teléfonos del alcalde, los representantes y senadores de su municipio y los aledaños, de las agencias y los funcionarios intermediarios (la Junta de Calidad Ambiental, el Departamento de Recursos Naturales, la Junta de Planificación, la Oficina de Servicios al Ciudadano del Departamento de Justicia, etc.), de las empresas involucradas, del Gobernador, de Fortaleza e incluso de los congresistas puertorriqueños en Estados Unidos.
Procure buscar aliados. Mientras más gente se sume a los esfuerzos mayor será la presión sobre los representantes políticos que deben asumir la responsabilidad de atender reclamos y la reparación de agravios. Mantenga actualizada una lista de “e-mails” que haga posible y accesible el continuo flujo de comunicación e información. Posibles aliados pueden encontrarse en otras comunidades alrededor de la Isla y en los distintos sectores dedicados al activismo social.
También se deben identificar los profesionales e investigadores dentro y fuera de la academia que se especializan en temas relacionados con el derecho ambiental, el desarrollo de política pública sustentable, ecología, etc. Es importante además tender puentes de colaboración y buscar consejería de instituciones y grupos ambientales con años de experiencia como el capítulo puertorriqueño del Sierra Club, Casa Pueblo, Misión Industrial, Ciudadanos del Karso, el Fideicomiso de Conservación, la Asociación Nacional de Derecho Ambiental (ANDA) y otras organizaciones de base dedicadas a la conservación y protección del patrimonio ecológico teniendo en cuenta que la solidaridad se cultiva y por tanto debe haber reciprocidad.
Divulgue la información y propicie el debate dentro y fuera de la comunidad por medio de charlas públicas, foros, conversatorios y muestras itinerantes de fotografía y vídeo. La demostración pública es también importante; las manifestaciones de carácter artístico y performativo, las protestas callejeras (no violentas), las marchas y la desobediencia civil como acción directa.
Para llamar la atención al problema, fiscalizar efectivamente e incidir en la política pública hay que realizar acciones más allá del cabildeo. Hay que utilizar todos los medios alcanzables, desbordarse hacia el espacio público y exaltar las magnitudes del resquebrajo social ante la desatención del problema y su perpetuación.
Finalmente… ¡No desistan!