El trasladarnos a espacios distintos, a realidades alternas a la nuestra es uno de los principales logros de la literatura: el convertirnos en ciudadanos globales. ¿Quién no ha viajado al México revolucionario de la mano de Laura Esquivel en Como agua para chocolate, o quién ha dudado de la real irrealidad del Macondo extraordinario de Cien años de soledad de García Márquez? Para Santiago Roncagliolo, escritor de Memorias de una dama, el lograr transportar a sus lectores por medio de esta novela a la exquisitez y elegancia de París de la mano de una dame, para luego pasearles por la opresiva dictadura de Trujillo en República Dominicana, ha sido el resultado de adoptar una actitud nómada en la literatura.
Con esta afirmación comenzó el debate titulado: Latinoamericanos Globalizados, moderado por la profesora Mara Negrón. Junto a Roncagliolo, participaron los escritores Gustavo Guerrero, David Unger y la socióloga y directora de la Feria Internacional de Libros de Guadalajara, Laura Niembro.
Para Roncagliolo, viajar fuera de su país ha enriquecido su mirada, proveyéndole a su vez historias que contar y personajes que animar.
“Lo que tiene de enriquecedor un viaje es que descubres emociones que no tenías antes. Mi trabajo ha sido buscar esa gente y esos lugares. La mayor parte de mis libros ha sido en base a lo que ese escenario me ha sugerido. “, explicó el escritor peruano.
Por su parte, el guatemalteco David Unger -quien ha estado exiliado de su lugar de origen por más de 50 años– reveló “no poderse zafar de su país”. Según el autor de “The price of Escape”, el vivir lejos de Guatemala le ha afectado mucho, provocando que sus escritos le hagan “regresar allí”.
Mientras tanto, Gustavo Guerrero elogió que los adelantos y mejoras en la transportación y las comunicaciones haya permitido que la gente se conozca más y que amplíe sus imaginarios. Sin embargo, lamentó que no existe un buen mercado de libros latinoamericanos. Laura Niembro acotó que este fenómeno se debe a la falta de una “fuerza libre del estado”. Asimismo, Niembro propuso una política de estado que “trate a los libros como bienes culturales y no como mercancía.
“Estamos viviendo una literatura de auto-consumo. No conocemos como está reflejada la realidad en otros lugares, en otros países. Nos empequeñecemos intelectualmente al no saber qué piensan personas de otros lugares latinoamericanos”, explicó.
A su vez, Niembró y Guerrero aplaudieron la gesta que realizan los colaboradores de la Feria del Libro en Guadalajara, pues cumplen 25 años de auto-sustento, recibiendo muy poca ayuda del estado pero a su vez, un apoyo masivo del público.
“Espacios como la feria o este [Festival de la Palabra], son importantes para que no estemos sólo viendo nuestros ombligos. Que no estemos sujetos a los vaivenes del mercado, es excelente”, concluyó la mexicana.