Con el poemario Poemas para construir el silencio, Ángel Maldonado Acevedo consolida con méritos muy fuertes su incursión al mundo literario del siglo 21. No se trata de un poeta novel, se trata de un poeta experimentado que tiene una digna y reconocida trayectoria poética. Su cuestionamiento lo ha impulsado a participar no sólo en el campo literario sino también en el periodismo. Su destacada labor en revistas y periódicos locales e internacionales lo colocan en un sitial preferente dentro de la comunidad central de la isla.
Poemas para construir el silencio consta de unos sesenta y dos poemas en donde la línea poética es una de introspección. Reflexiona el poeta, esencialmente, sobre su propia existencia –conformada por la realidad de que es un poeta, que nació para ser poeta– con un aparente y singular desapego hacia el mundo exterior. Su lírica tiene la virtud de la cadencia coloquial con visos innegablemente autobiográficos.
La madurez poética fortalecida a través de los años incide en este poemario de méritos indiscutibles. Ángel pertenece a lo que con cierta ambigüedad podríamos llamar la generación del ’70. Con esta generación (en realidad es conformada por la cronológica llamada “baby-boomers”, los nacidos post Segunda Guerra Mundial) ocurre un fenómeno singularísimo que se traslada a lo que los críticos llaman el postmodernismo (término que pudiera resultar también ambiguo por sus variados significados y por carecer de una ubicación precisa o definida), teniendo la paradójicamente su resonancia con toda su potencia a los comienzos del siglo 21. La tendencia poética postmodernista, en la oportunidad que nos concierne, el poemario de Maldonado, descansa en la modalidad del verso libre, muy favorecido por los poetas de los ’70 en adelante llevada a los extremos de los contrastes (versos bastante largos contrapuestos a versos cortos llegando a la síntesis de una palabra). En el caso particular de Maldonado este contraste se da en poemas relativamente largos y otros extremadamente cortos contando algunos con dos versos.
Destacar poemas específicos considerados que son “fuertes” para sostener el poemario, no es tarea sencilla –algunos de ellos aforísticos o sentenciosos: (ej. Tercera teoría del silencio)– pues aún en los mínimos se destaca un lirismo concentrando. Sobre el lirismo poético, hasta ahora, usualmente se espera que no escape a lo que ha dictado la tradición, a lo que todos conocen y con lo que la mayoría suelen sentirse cómodos. En Poemas para construir el silencio los tropos, las imágenes poéticas están presente y cuando se presentan se realizan de modo singular.
Con este poemario, no cabe dudas, Ángel Maldonado Acevedo, se consolida como una de las voces poéticas actuales de mayor resonancia, no sólo de Puerto Rico, sino de Latinoamérica. Lo importante en Maldonado es que está en toda su potencialidad creativa y como se dijo antes, la madurez, la reflexión y el deseo de crear están ahí presentes.
La neocrítica –me adjudico el término– tiene que estar preparada –si todavía no ha tomado apuntes sobre el asunto– a repensar las maneras en que artistas y poetas van afrontando los retos interpretativos de la realidad (la objetiva y subjetiva) en los momentos actuales.
Con las tendencias postmodernistas hay un cuestionamiento al respecto: es obvio que la “linealidad” que marcha pareja con la “unidad”, ya sea esta temática como formal, quedan trastocadas. Aunque esto podría no ser nuevo ya que a principio del siglo XX hubo un rompimiento con las maneras tradicionales en las artes plásticas, ej., Picasso con su Les Demoiselles d’Avignon (1907), rompe con la tradición plástico-visual renacentista y unos años más tarde, a raíz de la Primera Guerra Mundial y como reacción a la misma, el movimiento dadaísta, movimiento que esencialmente perseguía el nihilismo de las artes, incide particularmente en las artes plásticas y en la poesía.
Sin embargo, en el plano individual, retomando el ejemplo de Pablo Picasso en pintura, éste creó un caudal de obras que se puede dividir en bloques sobre los cuales se ha considerado un carácter experimental, pero manteniendo una linealidad o unidad en cada periodo adjudicado. Cada vez es mayor la cantidad de artistas y poetas que “descreen” (para utilizar un término muy utilizado por escritor Jorge Luis Borges) de las maneras unificantes o lineales en las artes y la literatura, de aquí la tendencia también muy postmodernista, de no agruparse en escuelas (aún cuando en determinados momentos artistas y poetas hayan pertenecido a ciertos grupos afines), produciendo, por consiguiente, un trabajo muy individual y único.
Así que se puede considerar que el poemario de Maldonado actúa, sin tal vez realmente proponérselo el autor, como un manifiesto de la poesía del siglo 21. El libro que nos ocupa es, a mi entender –sin excluir, claro está, a otros poetas en sus particulares producciones– un texto axial de la poesía por venir y la fuente donde los poetas se dirigirán para abrevar. Este fenómeno no se ha dado de un día para otro: Maldonado Acevedo, como bien se ha mencionado anteriormente, ha venido trabajando constantemente para que esto ocurra: toda su trayectoria dedicada a la palabra escrita han desembocado en esta sosegada explosión. No cabe duda que Poemas para construir el silencio coloca a Puerto Rico y particularmente a la ciudad de Utuado en un pedestal de importancia dentro de la poesía española y hispanoamericana.
El autor es Bibliotecario IV de la UPR en Utuado.