Recientemente se ha discutido mucho la seguridad y el impacto ambiental de la construcción por parte de la Autoridad de Energía Eléctrica (la “AEE”) de un gasoducto que cruzaría la isla de Puerto Rico de norte a sur. Sin embargo, en este debate, que entendemos es muy importante, se ha obviado analizar la situación financiera de la AEE, la organización que, de llevarse a cabo la construcción del gasoducto, estaría a cargo de su operación y mantenimiento por varias décadas.
La AEE estima que el proyecto del gasoducto costaría alrededor de $450 millones, eso antes de tomar en consideración los inevitables cost overruns, change orders, y construction delays. Si utilizamos el Superacueducto y el Tren Urbano como precedentes se podría esperar que el costo final del gasoducto sea alrededor del doble del estimado original. De todas maneras, aún si utilizamos el estimado de $450 millones como base, al costo anual del servicio de esa deuda habría que añadirle el costo del “peaje” (toll) que la AEE tendría que pagar por el gas natural más el costo de operar y darle mantenimiento al tubo por 30 años o mas.
¿Está capacitada la AEE para asumir estas obligaciones a largo plazo? Una mirada breve a los estados financieros auditados mas recientes de la AEE nos lleva, como mínimo, a cuestionar la capacidad financiera de la AEE para llevar a cabo dicho proyecto. De acuerdo con dichos estados financieros:
1. Las pérdidas financieras continúan – La AEE ha sufrido una pérdida agregada de $575 millones durante los últimos tres años fiscales: $284.7 millones en el 2008; $147.5 millones en el 2009; y $142.8 millones en el 2010.
2. La insolvencia es un riesgo a corto plazo – Al 30 de junio de 2010, la AEE se encontraba técnicamente insolvente ya que sus obligaciones totales (“total liabilities”) excedían sus activos totales (“total assets”) por $103.61 millones.
3. La AEE se está atrasando en los pagos a sus suplidores – Las cuentas por pagar han aumentado de $820.85 millones en el 2009 a $926.80 millones en el 2010, un aumento de $105.95 millones, o un 12.9%.
4. El apalancamiento extremo continua – La deuda a largo plazo (principal solamente) de la AEE aumentó de $5,775 millones en el 2009 a $7,399 millones en el 2010, un incremento de $1,624 millones, o un 28%.
¿Cómo se explica que una corporación pública que disfruta de un monopolio auto-reglamentado y con la autoridad legal para pasarles todos sus costos a sus clientes se encuentre en una posición financiera tan precaria? La AEE ofrece la siguiente explicación en la nota 14 de sus estados financieros (página 66):
As of June 30, 2010, the Authority is in a net deficit position. The Authority faces a number of business challenges that have been exacerbated by the Commonwealth’s economic recession, the volatility in oil prices, and the fact that the Authority has not increased rates to its customers at sufficient levels to offset the effects of its rising costs. Its principal challenges, some of which are interrelated, are: (i) addressing the decline in electric energy sales; (ii) addressing the volatility of oil costs; (iii) addressing high customer electric power rates; (iv) reducing government accounts receivables; and (v) improving its liquidity. The Authority is committed to take all necessary measures to ensure it achieves a healthy financial condition.
Dos de los factores que menciona la AEE, la recesión y la volatilidad del precio del petróleo, no son nuevos. De hecho, aunque se podría argumentar que la volatilidad ha aumentado en tiempos recientes, el precio del petróleo ha sido sumamente volátil por lo menos desde los años setenta. Por otro lado, la depresión de la economía puertorriqueña lleva cinco años. Uno pensaría que la AEE ha tenido la oportunidad para ajustarse a ambas situaciones.
Más sorprendente aún, es el tercer factor que menciona la AEE, el “hecho de que la Autoridad no ha aumentado las tarifas a sus clientes a unos niveles suficientes para compensar por los efectos del alza en los costos.” Esto simplemente no es cierto. La AEE actualmente le cobra a los clientes todos sus costos a través de la estructura tarifaria actual, incluyendo los costos de la energía que se pierde en la transmisión; la electricidad que se roban; la que se le regala a los alcaldes; los subsidios para los que viven en residenciales públicos; y los pagos de interés y principal de los bonistas.
El gasoducto no es tampoco una solución para todos los retos que enfrenta la AEE. El precio del gas natural: (1) está sujeto a los vaivenes del mercado; (2) tiende a moverse en la misma dirección que el precio del petróleo; (3) ha demostrado, en algunos periodos de tiempo, ser igual o mas volátil que el precio del petróleo; y (4) podría aumentar significativamente en el futuro debido fluctuaciones en la oferta y la demanda mundial. Contrario a los anuncios pautados por la AEE, no es cierto que el precio del gas natural va a ser consistentemente mas bajo y mas estable que el precio del petróleo por los próximos 30 años. En el mejor de los casos estaríamos sustituyendo los riesgos del petróleo por los riesgos del gas natural.
En suma, creemos que la situación financiera de la AEE nos debe dar pausa al momento de considerar un proyecto como el gasoducto propuesto. Un análisis objetivo de la situación nos lleva a concluir que la AEE simplemente no tiene la fortaleza financiera necesaria para asumir las obligaciones a largo plazo relacionadas con este proyecto.
Finalmente, queremos dejar claro que apoyamos la transición al gas natural en Puerto Rico pero no estamos convencidos de que el gasoducto propuesto sea la mejor manera de implementar dicha transición. Se deben considerar otras opciones, incluyendo la conexión y conversión a gas natural solamente de las plantas generatrices de Costa Sur y Aguirre, que entre ambas generan 45% de la electricidad que se consume en Puerto Rico.
*Sergio Marxuach es el director de política pública del Centro para la Nueva Economía. Lea el artículo original en el CNE Blog.