Media docena de puertorriqueños peleó y murió en 1959 en tierras dominicanas como parte de una expedición internacionalista que luchó para derrocar al ex dictador Leonidas Trujillo.
Como mucha otra información relacionada a la historia de Puerto Rico y su gente, el dato es desconocido por la mayoría de los puertorriqueños, pero recientemente fue revelado por el profesor e historiador Félix Ojeda Reyes en una conferencia en donde ofreció un adelanto de la investigación en curso para su libro “Los que tumbaron a Trujillo, combatientes puertorriqueños en las expediciones de 1959”.
“Nadie en Puerto Rico sabe cómo o cuándo cayeron. A pesar de ello, podemos reiterar que eran internacionalistas de nueva factura”, dijo Ojeda Reyes durante su presentación en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras.
“Ellos supieron encontrar un trágico final para sus vidas batallando contra una de las dictaduras más odiadas del entorno antillano”, añadió sobre el régimen de “El Jefe” o “El generalísimo”, como se hacía llamar quien mandó en la República Dominicana por 31 años.
Doce puertorriqueños formaron parte de una brigada internacional compuesta por 211 dominicanos, 21 cubanos, 13 venezolanos, tres estadounidenses, tres españoles y un guatemalteco. El grupo se adiestró en la finca Mil Cumbres en la provincia Pinar del Río de Cuba, pero no todos llegaron al combate.
“De los 12 puertorriqueños que se adiestraron en Mil Cumbres, seis participaron en la gesta, cuatro no dieron el grado y dos quedaron en Cuba por motivos de enfermedad”, explicó Ojeda Reyes.
Los seis puertorriqueños que menciona Ojeda Reyes en su próximo libro “Los que tumbaron a Trujillo” son: David Chervony, de 17 años de edad, Rubén Agosto, de 23, Luis Ramos Reyes, Juan Reyes Reyes, Luis Álvarez y Gaspar Antonio Rodríguez Bou. A los primeros tres, Ojeda Reyes los identifica como pertenecientes a la diáspora neoyorquina. Todos murieron en combate.
“…pero a Rodríguez Bou lo creemos sobrino del que fue rector del Recinto de Río Piedras de la Universidad de Puerto Rico, Ismael Rodríguez Bou”, indicó.
Ojeda Reyes destacó a Miguel Ángel Meléndez Vallejo, nacido en Santo Domingo de padre puertorriqueño y madre dominicana y que vino a vivir a la Isla a los cuatro años.
“En 1955 Miguel Ángel emigra a Nueva York. Allí, su respetada progenitora, doña Consuelo Angélica Vallejo, le dijo un día cualquiera que si quería hacer algo productivo con su vida tenía que irse a batir contra la dictadura de Trujillo. Y así lo hizo… y cayó valientemente en el poblado de Estero Hondo. Tenía 21 años de edad”, dijo Ojeda Reyes quien reconoció entre el público a dos hermanas de Meléndez Vallejo quienes recibieron un aplauso de los presentes.
El campamento de adiestramiento en Mil Cumbres se estableció en marzo de 1959 y la expedición de ataque por aire llegó al aeropuerto militar de Constanza, en la parte central montañosa de República Dominicana, el domingo 14 de junio de 1959. El avión había sido comprado con una donación que dio a los expedicionarios liderados por Cuba, el presidente venezolano Rómulo Betancourt.
“Para proteger el descenso se tiró a la pista el grupo de vanguardia compuesto por seis voluntarios. El teniente Frank Eberto López fue el primero en salir del avión. El cubano iba en la punta de la vanguardia. Le seguía el capitán Ramón López, también cubano. Luego iba el comandante Delio Gómez Ochoa. Detrás de Delio, los dominicanos Mayobanex Vargas y Juan Antonio Almánzar. Finalmente el puertorriqueño Gaspar Antonio Rodríguez Bou”, relató Ojeda Reyes sobre el ataque que se realizó por aire. Hubo desembarcos por mar en otro lugar en el mismo mes.
Al momento de aterrizar los expedicionarios fueron sorprendidos por militares dominicanos que los atacaron, el grupo se dividió y durante días pelearon por separado contra las tropas de Trujillo.
“Los dos grupos jamás se encontrarían. Esa división, de acuerdo a Poncio Pou Saleta, sería un factor determinante en la derrota militar”, añadió el laureado historiador.
“Las expediciones del 14 y 20 de junio de 1959 fueron derrotadas militarmente, pero también debemos hablar de una victoria moral, la victoria de los caídos, cuyos frutos se observaron dos años más tarde”, añadió.
Trujillo murió asesinado el 30 de mayo de 1961 mientras se dirigía en su automóvil a la ciudad de San Cristóbal.
*Lea el artículo original en el portal del Centro de Periodismo Investigativo