Las montañas imponentes están rodeadas de una verde luz en plena mañana, en lo alto un sol tímido saluda, y a lo lejos la ciudad va quedando atrás, mientras las angostas calles trazan unas siluetas curvas que suben y bajan por todas partes. Como una pintura que embellece la portada de una postal: así acontecen las primeras horas del día en la Comunidad Sonadora de Aguas Buenas.
Contrario a lo que su nombre alude, Sonadora es un lugar silencioso, goza de una tranquilidad que inquieta. La discreción con la que se presenta la comunidad insinúa que tiene mucho que decir.
El Barrio Sonadora, compuesto por sectores como El Rincón, Las Villas, Pérez, La Mesa, La Escuelita, Capilla entre otros, es una comunidad rural que alberga alrededor de 300 familias. Al igual que otras comunidades del País, Sonadora se ha caracterizado por el activismo comunitario por parte de sus residentes.
El barrio cuenta con su propia organización sin fines de lucro llamada Sonadora en Acción, entidad que atiende las diferentes necesidades apremiantes de los residentes.
El presidente y cofundador de Sonadora en Acción, Wilfredo López Montañez, residente en el barrio por los pasados 25 años, explicó que la entidad surgió a finales de la década de los 80, cuando compueblanos movidos por la necesidad de mejorar el acceso al sistema de agua potable se juntaron y empezaron a colaborar con el fin de mejorar la calidad de vida de sus vecinos. López Montañez aclara que las organizaciones en la comunidad tienen su origen en la década de los 50, cuando el entonces gobernador de Puerto Rico, Luis Muñoz Marín, lideró iniciativas gubernamentales como Operación Manos a la Obra que impulsaron progreso a la vecindad.
El proyecto del gobierno pretendía fomentar el desarrollo económico en Puerto Rico, principalmente al dar énfasis en el incremento de industrias. Para esa época, Sonadora era un barrio completamente rural y agrícola.
Por los últimos años Sonadora en Acción ha visto materializados sus esfuerzos en mejoras a la comunidad como el techado a la cancha de baloncesto, el establecer un centro de cuido para niños y la restauración de una escuela abandonada que actualmente es el centro comunal de la vecindad. Todas han sido resultado del trabajo del liderato de la organización y el apoyo de su gente, explicó López Montañez.
La directiva de la organización la componen 13 miembros, mayormente mujeres, que representan algún sector de la comunidad y son electos en asambleas comunitarias que se celebran de cada 2 años. Entre los logros más significativos de la entidad, según su presidente, está "mantener una organización estable y permanente… y el haber promovido el que haya una participación de nuestra gente que compone la comunidad en el proceso de elegir un liderato".
En cambio, en Sonadora en Acción encuentra uno de sus escollos en no tener un plan de sucesión que le permita al sector más joven de la comunidad inmiscuirse al grupo, lo cual podría interrumpir la continuidad del ente.
"Los jóvenes que se acercan a la organización son muy pocos. Estamos trabajando para ver cómo los podemos integrar, no tanto para que se pongan en la directiva de nosotros, sino que estén al tanto de las cosas que están sucediendo en nuestra comunidad", reconoció Carmen Rosario, vocal de la organización por los pasados cuatro años. Actualmente el liderato de la organización no cuenta con iniciativas que permitan la participación activa de los más jóvenes, comentó López Montañez. Según el líder comunitario, la directiva está compuesta por personas mayores de 30 años, lo que representa un gran reto. Igualmente, reconoció que es una "preocupación presente" en el trabajo que han estado haciendo todos estos años.
Por su parte, Blanca Pérez Viera, miembro de la organización, reconoce que la falta de jóvenes que vayan desarrollando destrezas de liderazgo en la comunidad es una "amenaza" para continuar la obra. De acuerdo a Pérez Viera la poca participación de los jóvenes en este tipo de proyectos no es algo "exclusivo" de Sonadora, sino que se presenta también en otras comunidades. Por esto, señaló que entre las prioridades de la Junta están trabajar con jóvenes y por sus necesidades, como lo son la educación y el trabajo.
Sin embargo, una caminata por el barrio nos permite constatar que los jóvenes sí conocen muchas de las iniciativas de la organización y reconocen los logros de la misma, a pesar de que no muestran interés en involucrarse en sus proyectos.
Este fue el caso de Katherine Torres y Reinaldo Vázquez, ambos estudiantes que crecieron en la comunidad y viven con sus familias en el sector El Rincón. "Prefiero quedarme tranquilo en mi casa", contestó Vázquez al preguntársele si le interesaba envolverse en el proyecto comunitario. Algo similar respondió la joven Torres al indicar que no le atraían este tipo de iniciativas.
La falta de recreación o actividades que mantengan a los más jóvenes entretenidos hace más difícil la tarea, explicó Pérez Viera. Sonadora en Acción creó hace años un campamento en verano que tuvo buena acogida, pero no se le pudo dar seguimiento. La mujer no descartó en coordinarlo nuevamente. Para operar el campamento otra vez, se necesitarían recursos, facilidades, además de los permisos para su funcionamiento. Requiere una planificación extensa y voluntad, no tan sólo de los organizadores, sino de los residentes, explicó Pérez Viera.
María Rivera, residente en la comunidad hace más de 10 años, no titubeó al decir de entrada "me gusta vivir aquí", como quien defiende su territorio ante las dudas de los de afuera. Lamentó la falta de proyectos de carácter deportivo que sirvan de esparcimiento a sus hijos adolescentes. Rivera aclaró que la cancha bajo techo de la comunidad se encuentra en buenas condiciones, pero no hay equipos o dirigentes que sirvan de estímulo a los jóvenes. "Hay mucha voluntad, pero los recursos son limitados. No hay ayuda para hacerlo", dijo la vecina del sector El Rincón.
Por otra parte, con el fin de impulsar programas de educación comunitaria, un área que la organización por los pasados años no había atendido a cabalidad, ahora ofrecen ciclos de charlas educativas mensualmente para orientar a la comunidad y crear conciencia sobre diversos problemas que enfrentan las familias. Las mismas son coordinadas y auspiciadas en conjunto con el Departamento de la Familia. Por ejemplo, en el mes de mayo los temas que atenderán son pornografía infantil y abuso sexual.
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Foto suministrada.
La organización también tuvo una feria de vacunación contra la influenza, talleres con la participación de la Policía de Puerto Rico y anualmente recauda juguetes para entregar a sus niños en el Día de los Reyes. De igual forma, seguirán abordando los problemas sociales de la comunidad, como lo son las drogas, deserción escolar y maltrato a menores desde su organización, indicó López Montañez.
Según explicaron los líderes vecinales, está pendiente el establecimiento de un convenio entre el municipio de Aguas Buenas y Sonadora en Acción, que le daría facultad para manejar las facilidades comunitarias, como lo son la cancha bajo techo y el centro comunal. De concretarse el convenio, sería uno de los primeros de esa clase que se establece entre una organización comunitaria y un municipio, aseguró López Montañez.
Por otra parte, la dificultad de acceso a la vivienda que tienen muchos residentes en la comunidad es un problema por el cual la organización ha alzado su voz de lucha. Ante la falta de residencia, muchos compueblanos optan por irse de la vecindad, dijo el líder comunitario.
En el 2000 en la comunidad se construyeron trece unidades de vivienda como parte del proyecto de Comunidades Especiales, del cual Sonadora es partícipe. Sin embargo, aún la mayoría de las casas están sin terminar. Tan sólo cuatro viviendas están listas para habitarse, pero no se han entregado a las familias aún porque los permisos del Gobierno no se han otorgado, explicó la vocal de la organización, Pérez Viera.
Pérez Viera comentó que con los cambios de administraciones por los pasados años provocaron un "tranque" en el gobierno que junto a la burocracia imposibilita la entrega de las casas a los residentes. Incluso, en el proceso de espera, han muerto personas que aguardaban por un hogar, quedando así tronchado el sueño de poseer su domicilio. "Los necesitados han pagado las consecuencias", señaló la líder comunitaria.
"Se da la contradicción, de que hay unas segregaciones de terrenos donde se vende un solar, se construye una vivienda nueva, pero es vivienda de carácter privado y fundamentalmente de gente que no es de la comunidad", advirtió López Montañez.
Como consecuencia, según el líder comunitario, esta gente no tiene un sentido de pertenencia con la comunidad y viven ajenos a la historia y realidad de la misma. "Es bien difícil que esos miembros se integren nuevamente a la comunidad. Esa población llega a casa a dormir, porque trabajan fuera", destacó López. Por esto, su inclusión a la comunidad o a programas comunitarios como lo es Sonadora en Acción es "prácticamente nulo" al no tener raíces e identificación con la tierra, aseguró López. "Se van rompiendo esos lazos de solidaridad", añadió el presidente.
A pesar de que cuentan con vecinos cercanos nuevos en su comunidad, para Carmen Pérez y Hilda Rivera, ambas residentes de Sonadora por más de 20 años, aseguraron que todavía, cuando miran a su alrededor, conocen a su gente.
"Cuando uno ve una cara nueva sabe que no es de aquí", admitió Pérez. A lo que Rivera añadió que reconoce a las familias que son nuevas pero que por el corto tiempo que llevan radicados en la comunidad no comparte con éstos. "Por lo regular la gente se conoce cuando empiezan a venir a la iglesia de uno", indicó Rivera.
Según López Montañez, Sonadora va camino a la urbanidad, como ha pasado con otros barrios de la Isla en donde con el pasar del tiempo se transforman en pequeñas ciudades. Se va creando esta actividad comercial y económica que transforma y cambia ese sentido comunitario y rural", destacó López Montañez.
"Depende de nosotros estar muy pendientes de cuáles son esos movimientos que se dan en nuestras comunidades en términos de ese tipo de desarrollo urbano que atenta contra la integridad y permanencia de la comunidad", sostuvo López Montañez.
El presidente opinó que las amenazas en las comunidades rurales no se muestran de la misma forma que en la ciudad. En el área rural, suele ser la destrucción de los recursos naturales, y en la ciudad, la expropiación de terrenos a las comunidades desventajadas, explicó el líder comunitario.
Claro queda que Sonadora en Acción enfrenta retos de cara al futuro que podrían ser decisivos para la subsistencia de la organización. A pesar de esto, la esperanza y optimismo acompañan a sus miembros, que en ningún momento dieron muestras de agobio en sus palabras. "Nuestra prioridad es que nuestra comunidad se siga levantando. Una comunidad sin directiva no funciona; tiene que haber una base", concluyó Rosario.
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