Aunque el fenómeno del “bullying” o acoso escolar se atribuye esencialmente a los problemas emocionales del personaje victimario y su entorno familiar, la psicóloga clínica Jackeline Rosado cuestionó la inacción por parte de maestros y profesionales de la enseñanza al conocer este tipo de casos y responsabilizó a las instituciones educativas por “tolerarlo”.
La discusión de este fenómeno se dio en el marco de la “Jornada Educativa contra la Homofobia”, organizada por la organización “Movimiento al Socialismo”. La actividad que tuvo como eje central el “bullying homofóbico” se celebró en el Sindicato Puertorriqueño de Trabajadores. Junto a la doctora Rosado, estuvieron en el panel el licenciado Josué González, de la Unión Americana de Libertades Civiles y el estudiante José García, del Comité contra la Homofobia y el Discrimen.
La doctora Rosado, quien se especializa en casos de acoso, explicó que en el cuadro del “bullying” existen varios actuantes: el agresor, la víctima y, en unión a ellos, el observador silente. Es decir, el observador silente es un adulto que aunque conoce de la situación de abuso que vive el menor, lo toma como si fuera un “asunto de niños” y no provee soluciones. En este sentido, la profesional explicó que los maestros se convierten en esos observadores silentes y en responsables de la perpetuidad de estas conductas.
“Los maestros no entienden el concepto y no quieren involucrarse. No es tolerarlo, es detener el comportamiento”, comentó. Rosado explicó varios casos conocidos entre los cuales señaló el hábito de maestros de sumarse a las burlas de los alumnos hacia la víctima y hasta no reconocerle sus talentos y habilidades en público.
El estudiante de la Universidad de Puerto Rico, José García, quien confesó haber sido víctima de “bullying” por su orientación sexual, explicó que la responsabilidad del sistema educativo llega hasta el punto de que es precisamente en la enseñanza de género existente desde donde se invisibiliza la existencia del homosexualismo. Asimismo, Rodríguez enfatizó la necesidad de facilitar en el currículo escolar la perspectiva de género para proveer las herramientras a los niños desde temprana edad para entender y no discriminar.
Por su parte, el licenciado González explicó las desventajas que existen en el derecho que cobija a victimas de bullying o bullying homofobico. Según González, no existen leyes específicas para tratar este tipo de casos, puesto que no se le reconocen derechos a las personas de la comunidad LGBTT. Sin embargo, entre las leyes de acoso existentes pudieran tratarse estos casos y encontrar soluciones perentorias. Aunque González reveló la existencia de una política pública trabajada durante el año 2008 que trataba este menester, señaló que se ha “convertido en letra muerta”, pues “falta voluntad para implantarla”.
El abogado coincidió con Rosado en que el estado y las instituciones educativas deben responsabilizarse más por la erradicación de este fenómeno, echando mano de varias leyes radicadas en el 2008. Entre éstas, la Ley 37 del 2008, que ordena al Departamento de Educación que incluya en su reglamento una política pública enérgica para la prevención y solución del bullying en las escuelas; y la 49 del mismo año, que ordena al Consejo de Educación Superior que no acredite instituciones que no demuestren poseer un protocolo de ambiente seguro libre de bullying.
Los profesionales también coincidieron en que el sistema existente, tanto en las escuelas como el judicial tiende a ser punitivo, lo que no contribuye a sanear el problema, pues no se atiende la situación del abusador, sólo le juzga y castiga.
“Mientras más leyes punitivas haya, más atrasados estamos. Si tenemos que regular la forma de compartir, de comportarse…El respeto no se regula por leyes punitivas. Se aprende, se vive. Y el lugar donde mejor se enseña es la escuela”, concluyó Rosado.