¿Imaginas vivir cerca de un cuerpo de agua cuyo nivel está en constante crecimiento? El Lago Enriquillo, ubicado entre las provincias de Independencia y Bahoruco de la República Dominicana, es la reserva de agua natural más grande de la vecina isla y la región del Caribe. No obstante, hablar con exactitud sobre la superficie en kilómetros cuadrados que cubre el cuerpo de agua, es relativamente imposible. Y es que sus niveles se encuentran, en estos momentos, en constante crecimiento.
Para el año 2006 el Lago Enriquillo se extendía alrededor de 265 kilómetros cuadrados. Cuatro años más tarde, en el 2011, su extensión cubría una superficie de 415 kilómetros cuadrados aproximadamente.
“Es decir que entre 2006 y 2011 el lago había crecido casi el doble, se había duplicado el área, la cavidad que cubría el lago”, explicó en entrevista con Diálogo el profesor Rafael Méndez Tejeda, director del Laboratorio de Investigación en Ciencias Atmosféricas de la Universidad de Puerto Rico en Carolina (UPRC).
Otras medidas también arrojan cambios drásticos. Durante el año 1999, la reserva natural de agua se encontraba a 43.3 metros por debajo del nivel del mar. Para el 2013, el nivel se redujo a 25, lo cual representa un aumento de 18.7 metros en la altura del Lago, que albergaba en su interior tres pequeñas islas, de las cuales dos han desaparecido, según explicó Méndez Tejeda.
Imágenes satelitales muestran el aumento en el nivel del agua en el Lago Enriquillo durante la última década. En la foto de la izquierda, se puede observar cómo lucía el cuerpo de agua en el año 2006. (Google Earth) La foto de la derecha muestra el Lago en la actualidad. En la imagen, solo la isla Cabritos es visible, pues la isla Barbarita e Islita fueron cubiertas por el agua a finales del 2011. (Google Earth)
Sin embargo, es el impacto social lo que más preocupa del aumento en los niveles de agua en la zona. Actualmente, la carretera internacional que une a Jimaní en la República Dominicana con Mal Paso (Malpasse) en Haití está totalmente inundada, así como la aduana y los puestos de vigilancia fronterizos. De hecho, el gobierno de la República Dominicana ha tenido que invertir 60 millones de pesos (1,350,822 dólares) en construcción de nuevas carreteras. Los poblados de Boca de Cachón, Jimaní, Neyba, La Descubierta, Las Clavelinas, Duvergé, Cristóbal y Postrer Río se encuentran amenazados por el Lago Enriquillo.
Y es que alrededor de 70 mil personas viven dentro de la Reserva, en zonas aledañas al Lago. En el pueblo de Cachón, por ejemplo, hubo que demoler todas las viviendas y el Gobierno Dominicano ha tenido que construir nuevas casas para los residentes del área. La agricultura y la ganadería de la cual vivían estas personas fueron totalmente destruidas por el agua del Lago Enriquillo. Alrededor de un 20 por ciento de la población ha tenido que ser reubicada, mientras que un 80 por ciento se encuentra en peligro, a merced del aumento del agua. El evento climatológico ha capturado la atención de los científicos.
Científicos buscan respuestas
Las primeras teorías sometidas por hidrólogos de la República Dominicana indicaban que el aumento en el nivel de agua del Lago respondía a la descarga de líquido que recibe el Enriquillo desde las montañas y los manantiales que rodean toda su orilla. Tras medir el flujo de agua en los canales, los hidrólogos concluyeron que esta no podría ser la razón, dado que el aumento en los niveles no respondía a la cantidad de agua que estaba descargando a través de los manantiales y ríos.
“El Lago evapora el doble de la cantidad de lluvia que cae en la región, si nada más fuera por la lluvia el lago se hubiese secado”, indicó el profesor Méndez Tejeda.
Los hidrólogos, entonces, adoptaron la posibilidad de que el agua del mar estuviese filtrándose a través de algún canal o fisura subterránea proveniente del mar. El Lago Enriquillo fue, en principio, una bahía. Por medio de un proceso que duró miles de años, el Río Yaque del Sur tapó por completo, con tierras y sedimento, el canal que permitía la entrada de agua del mar al interior de la tierra. El agua quedó atrapada, convirtiendo la bahía en un lago hipersalado, es decir, que el agua del Lago Enriquillo no es dulce, como suele ser en este tipo de cuerpos de agua, sino que es salada.
Esta teoría, sin embargo, fue descalificada tras varios estudios realizados por la bióloga marina Gladys Rosado, profesora de la Universidad Autónoma de San Dominicano. Estudios llevados a cabo entre las décadas de 1970 y el 2000, demostraron que el nivel promedio de salinidad en el Lago era de alrededor de 89 por ciento. Durante el 2013, sin embargo, el nivel de salinidad en las aguas del Lago Enriquillo apenas alcanzó un 22.2 por ciento, lo que descartó por completo la teoría que sugería la entrada de agua de mar a la zona del Lago, pues esto suponía una estabilidad o aumento en las concentraciones de sal.
“Del año 1977 al 2004, la salinidad del Lago osciló de 76.81 a 103.1 parte por mil. Ya para el año 2009, la salinidad, de 101.5 baja a 29.4 y sigue bajando. Si bien es cierto que la parte más baja del nivel del suelo está del lado de Jimaní, esa parte es la que está más dulce y en esa parte es donde más ha hecho daño (la inundación)”, explicó Rosado.
El agua que está entrando al Lago, entonces, es agua dulce. Pero, ¿de dónde? El geólogo Wilson Ramírez, profesor del Departamento de Geología de la UPR, Recinto de Mayagüez, propuso la teoría de la desfase de tiempo, en la que señala que el Lago Enriquillo puede estar recibiendo agua proveniente de la Sierra de Neyba y la Sierra de Bahoruco, pero de forma subterránea y no por descarga directa de los canales de ríos y manantiales. El agua, sin embargo, no es producto de lluvias, tormentas o huracanes recientes, sino de eventos meteorológicos que ocurrieron hace varios años. A esto es lo que se le llama una “desfase de tiempo”.
“Esas dos cadenas de montanas, una que está al norte y otra que está al sur, son gigantescas, están todas dobladas, tienen pliegues geológicos, fallas, entonces todos esos depósitos son de rocas calizas que tienen decenas de millones de años. Las rocas calizas se doblaron, se partieron, entonces cuando llueve en esas montañas el agua que cae allá arriba se mete por debajo de la tierra y en lo que esa gotita de agua, desde que cae arriba en el monte, hasta que sale por debajo del Lago, puede tardar décadas”, explicó el geólogo en entrevista con Diálogo.
Méndez Tejeda, quien ha trabajo en equipo junto a Ramírez en la búsqueda de una respuesta al evento de inundación del cuerpo de agua, avaló la teoría de Ramírez y la reforzó, luego de ordenar varios eventos meteorológicos ocurridos entre 2005 y 2008, cuyas descargas de agua pueden estar entrando ahora vía subterránea, es decir, por debajo del Lago Enriquillo.
“En el 2005 vemos un pico en cuanto a los ciclones tropicales, que incluye tormentas, huracanes y depresiones. En se año tuvimos 28 huracanes y sistemas con nombres, alrededor de 32, tuvimos que agotar la cantidad de letras para darle nombre a los huracanes y pasamos a tomar letras griegas. Luego en el 2008 pasó la tormenta Noel, la tormenta Olga, entre otras, y fueron dejando una precipitación enorme en la región, que no estaba acostumbrada a recibir precipitaciones tan altas”, explicó Méndez Tejeda.
El promedio de lluvia que recibe la zona anualmente ronda los 600 milímetros. Algunos de los eventos atmosféricos mencionados han precipitado alrededor de 1,200 milímetros de lluvia, lo que significa que en ocasiones un solo evento ha duplicado la lluvia que recibe la región en un año.
Existe, además, un agravante respecto a la reciente inundación del Lago. Y es que en los últimos años el aumento de agua en la zona se ha disparado, duplicando en tan solo cinco años los niveles obtenidos durante la primera década del siglo XXI.
“En los cinco últimos años el nivel de agua ha subido más que los primeros cinco años de la pasada década, y en los cinco primeros años de la pasada década hubo mayor cantidad de eventos atmosféricos”, indicó Méndez Tejeda.
Curiosamente, el rápido crecimiento del cuerpo de agua coincide con la sucesión del trágico terremoto de magnitud 7.0 con epicentro a 15 kilómetros de Puerto Príncipe en Haití, el 12 de enero de 2010. Para el profesor Ramírez, la congruencia de eventos puede no ser casualidad. No obstante, el geólogo dejó claro que el evento sísmico solo pudo haber acelerado el crecimiento de agua en el Lago, pero no es la causa principal del aumento en sus niveles.
“El terremoto de Haití y terremotos asociados a terremotos grandes o movimientos telúricos pueden abrir o cerrar conductos o pasajes de agua subterránea al Lago, sí, eso es una posibilidad bien real. Ahora, de que el terremoto haya causado que toda esa agua se esté levantando, yo personalmente no creo. Para mí es un proceso hidrológico que toda esa agua que cayó venía bajando e iba a bajar como quiera. El terremoto lo pudo haber acelerado, puede haber cambiado los flujos de agua, por todas las fallas que hay allí, pero yo no creo que eso haya sido la causa”, aseguró Ramírez.
Lo cierto, es que en este momento histórico no hay forma de corroborar científicamente que el terremoto de Haití haya provocado cambios drásticos en los flujos de agua subterráneos, dado que no existe un estudio o mapa que indique dónde y cuán grande eran las fallas y flujos de agua subterránea del Lago antes del movimiento telúrico.
“Cuando nos hablan de las descargas (de agua), lo primero que busqué fue la actividad sísmica en el área. Siempre en toda esa área ocurren terremotos menores, es una zona tectónicamente activa y siempre se está moviendo, la República Dominica se está rompiendo por todos lados”, aseguró Ramírez.
Según el geólogo, durante los últimos 60 millones de años, el Caribe entero ha ido subiendo, chocando con Las Bahamas. Entonces al chocar en su movimiento hacia el norte comienza a desplazarse hacia la derecha y Cuba se queda pinchado con Las Bahamas, Puerto Rico se escapa y continúa su movimiento hacia el este, lo que da paso a la formación del Canon de la Mona, mientras que la República Dominicana queda atrapada en medio del movimiento de placas, lo que provoca que constantemente la vecina isla esté en movimiento y se produzcan nuevas fallas.
“Una de esas rajaduras es la del Lago Enriquillo y cuando ocurren terremotos, cuando ocurrió ese terremoto de Haití que fue bien fuerte y ocurrieron otros terremotos de acomodación, las caras de las rocas, las dos caras de la falla, se mueven de sitio, físicamente la roca se mueve de lugar, se desplaza”, explicó Ramírez.
Esto prueba que todos los temblores de tierra y terremotos en la zona de la República Dominicana y Haití tienen la capacidad de alterar las fallas y flujos de agua subterránea del Lago Enriquillo, sin necesidad de hablar específicamente del terremoto ocurrido en 2010 en Haití.
Pero, ¿cuántas entradas de agua subterránea puede haber en el fondo del Lago Enriquillo? Para conocer tal información, el profesor Méndez Tejeda (UPRC), el profesor Ramírez (UPRM), la profesora Vera Valentinovna de Cedeño y Australia Ramirez (Institulo geológico Dominacano, llevarán a cabo en verano de 2016 un estudio en las profundidades del cuerpo de agua utilizando un CTD, un tipo de “scanner” que medirá la conductividad, temperatura y profundidad del lago. El estudio está financiado por el Ministerio de Ciencias y Tecnología en colaboración con el Sistema UPR.
“Lo que vamos a verificar es si hay descargas de agua dulce debajo del lago, algunas podrían ser fallas, otros podrían ser por otro tipo de conductos o herraduras que no implican que se ha movido la tierra”, indicó Ramírez.
Tras la recolección de los datos, el grupo de investigadores espera poder explicar científicamente el rápido aumento del nivel de agua en el Lago Enriquillo, resultados a los que Diálogo estará pendiente.