Entre las retahílas de birretes negros saltaba a la vista algunas expresiones como “UPR para el pueblo”, “la UPR no se vende”, “Luché y me gradué” y “No al gasoducto”. Aquellos sombreros se habían convertido en un innovador tablón de expresión pública contra las autoridades universitarias y gubernamentales.
En medio de la colación de grados que celebró ayer la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, era evidente que aquella necesidad urgente de denuncia era engendro de un año académico saturado de encontronazos entre los diversos sectores de la comunidad universitaria y el Gobierno actual de Puerto Rico.
Por otra parte, como el olor a protesta era detectable a kilómetros, la Administración de la UPR decidió cambiar ciertos protocolos de la ceremonia como mecanismos de protección para el nuevo presidente, Miguel Muñoz; la rectora de Recinto riopedrense, Ana Guadalupe, y la presidenta de la Junta de Síndicos, Ygrí Rivera.
Algunas de las modificaciones a la ceremonia de graduación de los estudiantes de Bachillerato del Recinto de Río Piedras fueron los pasadizos secretos creados por guardaespaldas y la velocidad a la corrían los actos.
Los espectadores estuvimos bajo la amenaza de que en cualquier momento podía aparecer en tarima el punto final de la graduación. El esquivo de emblemáticos actos, como el traslado de la borla al lado izquierdo, hizo que los graduandos no se percataran en qué momento debían lanzar sus birretes contra el techo cuadriculado del Coliseo Roberto Clemente de San Juan.
Sin embargo, a pesar de que el tiempo transcurría rápidamente, siempre fue maximizado por los graduandos; especialmente durante los mensajes de la Rectora del Recinto de Río Piedras y el Presidente de la UPR.
Así fue demostrado cuando la toga escarlata de Guadalupe estaba frente al podio, lista para dar su mensaje, y un grupo de graduandos se levantó con una pancarta que decía “La Administración de la UPR no se graduó. Se colgó” mientras cantaban de espalda a la tarima: “No puede con el empuje, no puede con el empuje”.
De igual manera, sucedió con el mensaje de Muñoz, con la excepción de que lanzaron una bola playera rosada y blanca de cuatro pies de diámetro sobre la masa de estudiantes que jugaba al golpearla. También, dos graduandas decoraban el aire con burbujas de jabón que eran perseguidas fijamente por las miradas necesitadas de diversión.
Poco después llegó la Tuna Bardos y el Coro de la UPR que amenizaron los ánimos entre los saltos y la pandereta de Don Goyo y la armoniosa melodía del himno de la Universidad.
Pero minutos antes de que iniciara la entrega de los diplomas, Guadalupe, Rivera y Muñoz salieron por uno de los mencionados pasadizos secretos construidos por oficiales enchaquetados que los alejaba de la ceremonia.
Este suceso hizo que René Vargas Martínez, Síndico Estudiantil y nuevo presidente del Consejo General de Estudiantes a partir del 1 de julio de 2011, comentara sobre la abrupta retirada de Guadalupe y Muñoz. “Lamento mucho que la Rectora se haya ido corriendo junto con el Presidente y no entregara los grados a los estudiantes como debe ser”, expresó Vargas. “Esta fue una de las graduaciones donde se demostró mayor inconformidad por parte de los estudiantes y familiares de los graduandos”, agregó.
Finalmente, en el vestíbulo del coliseo las y los graduados se juntaban para fotografiarse frente al sello oficial del Recinto de Río Piedras. Sin embargo, nunca faltó la fotografía con el birrete en mano para que el lente pudiese capturar aquellos grafemas que pregonaban su denuncia y su sentir.