Tras un día de duros enfrentamientos y después de tomar posiciones desde el oeste, las tropas rebeldes entraron en la capital de Libia, Trípoli, donde fueron recibidas en las calles por una multitud que les daba la bienvenida asiendo banderas rebeldes.
Pocas horas después, imágenes de televisión les mostraban en el lugar más céntrico de la capital, La Plaza Verde. No está claro hasta dónde llegaron las tropas insurgentes y qué parte de la ciudad permanece a manos de las fuerzas gubernamentales.
El Consejo Nacional de Transición rebelde informó que uno de los hijos de Muamar Gadafi, Saif al-Islam, fue capturado por los rebeldes, algo que no ha podido ser verificado con otras fuentes.
Según el gobierno libio al menos 1,300 personas han muerto en los enfrentamientos de las últimas 12 horas, aunque esa información tampoco ha podido ser confirmada de forma independiente.
Trípoli ha sido bastión y cuartel general del líder libio, Muamar Gadafi, desde el comienzo del conflicto en febrero, cuando parte de la población se reveló contra la represión violenta ejercida por las fuerzas de seguridad sobre manifestantes antigubernamentales.
“Hasta el final”
Horas antes de la irrupción de los rebeldes, Gadafi se dirigió a los ciudadanos del país en un mensaje emitido por la televisión estatal donde aseguró que se quedará en Trípoli “hasta el final” y dijo que saldrá “victorioso” del combate.
En esa emisión, que sólo difundió las palabras y no la imagen del líder libio, éste reconoció que “Trípoli arderá” e informó que daría armas a todos los que le apoyen para combatir a los rebeldes.
Fuentes del gobierno libio informaron a la BBC que 65,000 “soldados profesionales” leales a Gadafi se encuentran en la ciudad y están dispuestos a defenderla.
Las fuerzas rebeldes han avanzado desde el este y el oeste en los últimos días, respaldadas por las fuerzas aéreas de la OTAN, que intervienen en el conflicto para cumplir una resolución que busca proteger a los civiles.
Algunos critican que las acciones de la Alianza van más allá de ese mandato y ayudan a los rebeldes, algo que la organización militar internacional niega.
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