Al entrar a la sala, el visitante se topa con 14 imponentes figuras humanas producto de las manos escultoras de Annelisse Molini, cuya obra se titula Los viajeros: cuerpos que albergan almas. Los viajeros, hechos de foam, cinta adhesiva, cordones, vinil, maletas y zapatos, están colocados en filas convergentes, asemejándose a las líneas de espera que se forman en los aeropuertos.
Todas las estatuas, que miden ocho pies, se encuentran con la espalda y las piernas rectas y los brazos pegados al cuerpo, dándoles un aspecto de enormes centinelas. Sin embargo, las figuras se encuentran atadas de pies y manos, similar a los vendajes de las momias egipcias. Estos mismos cables conectan todas las figuras. Los rostros y los cuerpos son completamente idénticos y anónimos; los únicos elementos que señalan algún tipo de identidad son los distintos tipos de zapatos y maletas, que funcionan como identificantes. En el suelo, hay papeles con marcas de suela de zapatos, que registran el movimiento de estos seres.
Estas piezas son parte de los resultados de un año de trabajo artístico de los ganadores de la Beca Lexus 2010, que se exponen en la sala Bertita y Guillermo L. Martínez, del Museo de Arte de Puerto Rico desde el 16 de septiembre hasta el 16 de diciembre de 2011. Junto a las obras de Molini se presentan, además, piezas de los artistas Manuel Rodríguez y Jorge Díaz, también ganadores la Beca Lexus que otorga $7,000 anualmente a tres artistas, quienes en el curso de 12 meses se comprometen a producir obras que serán expuestas para el disfrute de la comunidad.
El trabajo de Molini es uno de contrastes y paradojas: el cuerpo versus el alma y la inercia versus el tránsito. Los viajeros se encuentran en un estado de desplazamiento sugerido por las maletas y las pisadas, sin embargo el movimiento es imposible ya que las estatuas se encuentran amarradas. El aspecto de corporeidad sólida de las esculturas es enfatizado por el carácter más bien efímero de las maletas, zapatos y papel. De hecho, estos elementos ponen en relieve aún más los contrastes presentes en la obra de la artista ya que los viajeros y cables son negros y de textura maciza, mientras que los zapatos y maletas son de colores y texturas múltiples. Incluso el título demuestra contradicción: los cuerpos son manifestación pura de la materia, mientras que el alma es una entidad etérea e invisible.
No obstante, es necesario apuntar a que la propuesta de Molini es interesante, pero el peso visual de los viajeros resulta excesivo, causando que se opaquen otros aspectos de igual importancia en su trabajo. Un mejor balance entre los opuestos resaltaría los mejores elementos en la obra de la artista.
Fascinación tecnológica
EL otro artista ganador de la beca Lexus 2010 que explora el tema de los contrastes es Manuel Rodríguez, creador de Prototype for a Hovering Garden /BSR “Blue Sky Research”. Los componentes más significativos en la propuesta de Rodríguez son objetos dispares: maquinas y seres vivos, que en este caso son plantas. Prototype for a Hovering Garden es un mecanismo, cuyo propósito es un experimento para jardín flotante. Esta máquina de forma redonda tiene plantas creciendo en varios segmentos de tierra y es capaz de flotar creando, mientras que se mueve sobre una plataforma. Este aparato está acompañado de otro trabajo BSR “Blue Sky Research, un experimento preliminar para Hovering Garden de plantas sobre basas en la pared. Los dos proyectos tienen varios tubos, cubos y cables, esenciales para el funcionamiento de las máquinas, lámparas y para el riego de las plantas.
La fascinación de Rodríguez con la tecnología resuena con las metas de los futuristas, quienes glorificaban los fuegos de la industrialización, exaltaban el rugido del motor y amaban la velocidad de la máquina. Y es que a través de los siglos, las máquinas han servido como una herramienta de los seres humanos para conquistar lo incontrolable: la naturaleza. Al incluir plantas en su propuesta, el artista hace a alusión al impulso humano ancestral de adaptar su ambiente a las condiciones adecuadas para su propia sobrevivencia que se logra a través de los adelantos técnicos. No obstante, Rodríguez rechaza el designio original de la máquina: la funcionalidad. El único uso de sus creaciones mecánicas es servir como vehículos de los caprichos quiméricos del espectador y del artista mismo.
Las máquinas de Rodríguez no son meramente engendros tecnológicos y elegías a lo fantástico: también problematiza y tantea los deslindes de nuestras definiciones y creencias sobre el arte. Al mirar sus extraños mecanismos, parecen preguntarnos ¿Es verdaderamente necesario que el arte tenga algún propósito en particular? o ¿el arte puede tener otra utilidad más que explorarse y perpetuarse a sí mismo? Aquí es que el trabajo de Rodríguez alcanza su mejor punto. Esperamos ver cuáles serán los límites tecnológicos e intelectuales del artista, quizás en un entorno que permita mayor expansión de su propuesta y que posibilite un movimiento absoluto de sus máquinas.
La velocidad de la urbe
Por su parte, el artista Jorge Díaz exhibe una escultura que habla sobre de la realidad de la vivencia en la ciudad a través de objetos que pertenecen al hábitat urbano. Su obra, Animocity: Sudden Impact, representa tres pedazos de vallas de metal, utilizadas en las carreteras, que han sido impactadas por un accidente automovilístico. A primera instancia, la escultura de Díaz habla de la violencia y la velocidad cotidiana de los entornos urbanos, implicada por medio de los resultados de un choque.
Más allá del rol de Díaz de observador, este artista se convierte en un forjador. A simple vista la apariencia torcida del metal, el hormigón adherido a los apoyos, los rasguños negros y el aspecto gastado de las vallas, convencen al visitante de que su trabajo es un objeto de factura industrial colocado en un entorno de Museo, o lo que se define como un readymade. El readymade ha sido trabajado repetidamente en el arte contemporáneo y se ha convertido en un leitmotiv o tema central muy frecuente en el arte contemporáneo.
Pero las esculturas de Díaz son un artificio: la observación cuidadosa conduce a la realización que el metal es papel maché, el hormigón es cerámica y los apoyos son de madera. En consecuencia, el trabajo de Díaz es una especie de readymade invertido, creando un objeto con esmero y gran habilidad técnica para que aparente manufactura industrial. Las obras del artista tienen una cualidad mimética que se integra a la perfección en un ambiente urbano, lo cual hace de Díaz un artífice de lenguajes artísticos en el mejor de los sentidos.
La autora es asistente de educación en el Museo de Historia, Antropología y Arte de la UPR, Río Piedras e historiadora del arte.