I
Mírenlo. La vista en el suelo. Los brazos demasiado flacos. El pelo escaso, gris. La guayabera de siempre. Los espejuelos a medio camino de la nariz. De pie. El tiempo colgándole más arriba de la muñeca izquierda. Mírenlo. Fíjense en la sombra que proyecta en el espejo a sus espaldas. En cómo el marco de la puerta lo sostiene. Mírenlo. No dejen de mirarlo.
II
El hombre de la foto se hace llamar Welchito. Repara relojes. En silencio, ante la vista de nadie, los devuelve a la vida. Estudió en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez cuando ser relojero, en Puerto Rico como en varias Antillas menores, daba de comer. Welchito insiste –aún hoy– en pasarse las horas, los años, rodeado de agujas minúsculas, motores diminutos, baterías pequeñísimas. Lo he visto innumerables veces. Desde que era niño. Aquellas tardes acompañaba a mi viejo a su trabajo. Welchito y mi viejo son amigos hace más de cuatro décadas, casi cinco. Entonces íbamos al Paseo de Diego en Río Piedras y ahí estaba él. Ahí sigue estando. Mi viejo era gerente de un cine cercano a ese lugar, el mismo que el hombre de la foto se niega a abandonar.
III
El 29 de junio de 2015, a las cinco de la tarde, se suponía que el gobernador Alejandro García Padilla apareciera en todos los televisores del país. En el canal del gobierno, a las cinco de la tarde, pasaban muñequitos animados. Ese mismo día, la BBC publicaba un artículo con la foto de Welchito. La foto que no habría que dejar de mirar.
IV
Varias veces fui a su taller. Y siempre dijo no.
–Te quiero entrevistar, Welchito.
–No.
–¿Por qué?
–No quiero cámaras.
–¿Te incomodan?
–Peor. Me roban el aura.
V
Un día también dije no. Me di por vencido y dejé de insistir. En cambio, lo visité una o dos veces más. Y hablamos. Él con su aura intacta. Yo con ganas de aprender. Welchito vive solo. En más de una ocasión ha sufrido accidentes domésticos en su casa. Le gusta la música. Escribe poesía en libretas que amontona con paciencia. Escribe a mano. Y sólo con tinta verde. Sonetos de métrica impecable. También inventa juegos de mesa imposibles, rarísimos. Su taller esconde cosas. O esa impresión tuve en aquellos encuentros. Por eso la foto, firmada por Associated Press bajo el título “Puerto Rico: ¿qué pasa cuando un gobierno no puede declararse en bancarrota?” me sorprendió tanto. Mírenlo. Ahí está Welchito. La vista al suelo sin saber que alguien, para anunciar nuestra debacle, y quizás también sin saberlo, le robó el aura.
VI
No sé nada de auras. ¿De qué color será la tuya, Welchito? ¿Cómo será tu vida, ahora que la BBC eligió robártela para ilustrar la bancarrota que nos iguala? Por lo pronto miren a Welchito, no dejen de mirarlo, en ese gesto que parece resumirnos. Ese gesto que no se repetirá. Recuerdo una pregunta que te hice en una de nuestras conversaciones. Tenías puestos esos espejuelos con lupa extrañísimos. Y recuerdo tu respuesta, demoledora e infinita como un regalo. Hiciste una pausa. Y levantaste tus ojos líquidos.
–¿Qué cosa es el tiempo, Welchito?
–No sé. Todavía no lo sé.
La foto es de la autoría de Associated Press y fue publicada por la British Broadcasting Corporation el 29 de junio de 2015. Aquí el enlace original.