El perfil de maltrato de menores en Puerto Rico, presentado la pasada semana por el Departamento de la Familia (DF) y el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, representa un paso que abre espacio a muchas áreas en las que profundizar, como parte de la gesta de construir un retrato actual de la sociedad puertorriqueña, aseguró el doctor Cesar Rey en entrevista con Diálogo.
Para el sociólogo y exsecretario del Departamento de Educación (DE), los resultados del estudio hacen que sea imperativa la revisión de ciertas políticas sociales para anclarlas a la realidad que delatan los datos científicos. “El País se tiene que reconstruir con mucha más firmeza y la única manera de hacerlo es teniendo claro cuál es el retrato del país para humanizarlo, ese retrato evidencia bastante deshumanización producto de un conflicto social significativo agravado por la economía, agravado por falta de oportunidades y desigualdad”, indicó Rey.
Según el informe presentado, en el año fiscal 2012-2013 hubo un total de 53,630 referidos de maltrato de menores en Puerto Rico, es decir, de llamadas al DF para reportar casos de posible maltrato. Del total de querellas, se identificó que en 7,847 denuncias existía fundamento necesario para realizar una investigación y que, en efecto, esos menores estaban sufriendo maltrato. De acuerdo a los hallazgos, una tasa de 9.6 menores por cada mil son víctimas de algún tipo de maltrato en la Isla. Se encontró, además, que un 48.7 por ciento de los menores víctimas eran féminas, mientras que un 47.4 eran varones.
Para Rey, sin embargo, una mirada holística conlleva la conectividad que asegura tiene que haber entre agencias como los departamentos de Salud, Educación, Familia, Corrección, Policía, Justicia y Recreación y Deportes, con lo cual no sólo se logran datos aún más concretos, sino también una variedad de servicios dirigidos a la erradicación del maltrato integrados por las distintas agencias.
“Los datos proponen una mirada distinta a la hora de construir la administración pública y la política pública y nos debería obligar a pensar que todavía los datos que se están construyendo por las agencias de gobierno, están fragmentados, están incompletos y ese retrato todavía no está tan acabado como quisiéramos”, indicó el también catedrático de la Escuela de Administración Pública de la Universidad de Puerto Rico (UPR), Recinto de Río Piedras.
Aunque el maltrato de menores se registró en los 78 municipios de Puerto Rico, la mayor parte se concentra en el área este y sureste de la Isla, incluyendo a Vieques y Culebra, municipios que tienen las tasas más altas de maltrato, que rondan entre los 13.49 y 28.82 víctimas menores de edad por cada mil. Para Rey, quien por los últimos 10 años ha investigado la trata humana y explotación de menores en Puerto Rico, el hecho de que los resultados no hayan podido concluir una relación directa entre pobreza y maltrato, no significa que no haya una correlación, especialmente en los datos del área este y sureste.
“Cuando miras socioeconómicamente hablando son áreas de pobreza significativa, al menos de deterioro económico, de desempleo más alto también, entonces sí se confirma la hipótesis, parecería haber una correlación entre esa falta de oportunidad con la violencia, desempleo, deserción escolar, toda una serie de variables que uno puede ir anotando”, explicó.
El profesor resaltó, además, que más del 56 por ciento de los menores de 18 años en Puerto Rico viven bajo el nivel de pobreza y más del 80 por ciento de los puntos de droga en la Isla tienen presencia de menores como fuerza laboral, lo que hace necesario, nuevamente, profundizar más en los datos, tomando en consideración, por otro lado, que no todos los casos se registran, ya sea por deficiencias en las agencias o por que simplemente las personas no hacen las denuncias.
“Vemos que todavía se encubre esa realidad donde hay espacios de explotación real como pueden ser puntos de droga, los hogares sustitutos, casas de masaje, deambulancia, mendicidad, espacios donde los menores son protagonistas muchas veces de explotación”, aseguró Rey.
Uno de los datos más relevantes del estudio fue que el 62.2 por ciento de los encargados principales de las víctimas de maltrato eran del género femenino, mientras que el 37.3 por ciento eran varones y un 6 por ciento no eran padres. El resultado respondió, de acuerdo a la secretaria del DF, Idalia Colón Rondón, a que un número creciente de mujeres se encuentran criando solas a sus hijos, es decir, son madres solteras u hogares donde la figura paterna no está presente. El doctor Rey avaló la correlación.
“Aquí el por ciento de madres jefas de familia es bien significativo y por ende la exposición, la atención y la relación es mucho más directa, así que inevitablemente la cifra tenía que ir en esa dirección, y eso es parte del retrato de la sociedad puertorriqueña, el hombre está ausente, el hombre está fuera del hogar”, puntualizó el profesor, al opinar que ese resultado se correlaciona también con otras variables, como el hecho de que la deserción escolar es mayor en los hombres, los que más mueren en conflictos de violencia de la economía informal o de la narco economía son varones y que en muchos hogares la responsabilidad de la inserción en la economía reside básicamente en las mujeres, con lo cual aumentan las presiones sociales que reciben.
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