A estas alturas, casi todo aquel que tiene un perfil de Facebook sabe quién es Joseph Kony. La figura del caudillo de guerra ugandés se ha popularizado por las redes sociales, gracias a la campaña viral Kony 2012, realizada por el movimiento Invisible Children. Han sido diversas las reacciones que ha generado este movimiento, unas a favor y otras en contra.
Aquellos que apoyan la causa comparten en sus perfiles de Facebook y Twitter las imágenes y el documental de YouTube, que al momento posee más de 50 millones de visitas. Todos se han unido en contra del terror que el grupo paramilitar Lord's Resistance Army (LRA), liderado por Kony, ha hecho vivir a los ugandeses durante más de dos décadas.
Otros, en cambio, se han dedicado a hacer millones de parodias e imágenes virales (memes). Incluso, algunos más cínicos se han dedicado a restar importancia a los sucesos de Uganda, alegando que no hay nada que una campaña de Internet pueda lograr para detener estos horrores.
En adición, hay un sector que critica a Invisible Children y se ha opuesto a los planteamientos del video, a las donaciones a favor de la organización y sobre todo, de la validez de la causa.
Por supuesto que nadie niega que Joseph Kony sea un criminal de guerra que merece ser castigado con todo el peso de la ley. Igualmente, nadie se opone al hecho de que la realidad ugandesa es terrible. Uganda, así como Sudán, El Congo, Tanzania y otros países africanos, sufre los más espantosos horrores a manos de las guerrillas. Los puntos que atacan los detractores se encuentran en Invisible Children y en su campaña.
Invisible Children
Los detractores de este movimiento afirman que, acorde a sus documentos, Invisible Children invierte solamente un tercio de sus ingresos directamente en ayudas en el continente africano. El resto se designa para administración, salarios y campañas en los medios, mayoritariamente en los Estados Unidos.
Si bien es cierto que definitivamente una campaña de propaganda es sumamente costosa, esto está justificado si, en efecto, el movimiento está haciendo un bien en Uganda. Aun así, datos como el hecho de que ninguno de los puestos altos de la organización está ocupado por un africano, sino por estadounidenses, así como que los tres fundadores de Invisible Children estén ganando más de 85 mil dólares al año más gastos pagos, despiertan dudas sobre las buenas intenciones detrás de esta iniciativa.
Además, hay quienes alegan que estos jóvenes realmente están respondiendo al complejo de la “carga del hombre blanco”, un concepto que explica que muchos caucásicos se sienten con la responsabilidad de liberar y ayudar a los seres humanos de otras etnias, ya que se sienten inconscientemente superiores. Esto, unido al Destino Manifiesto estadounidense, podría explicar la razón por la cual se ha creado Invisible Children.
Algunos periodistas y escritores africanos, como el ugandés Musa Okwonga, han denunciado el sentimiento paternalista con profundos “ecos de colonialismo” que se puede encontrar detrás del movimiento. Son muchos los teóricos y académicos africanos que también han levantando sus voces en contra de la manipulación mediática en torno a Kony. Incluso, algunos, como la activista y escritora etíope Solome Lemma, critican el hecho de que todo el material de los reportajes sobre el tema sea antiguo, cuando podrían ir a grabar nuevo pietaje.
Aun así, muchos podrían decir que no les importa que los jóvenes líderes del movimiento se hagan millonarios o alimenten sus ínfulas de mesías blancos, siempre y cuando logren acabar con el horror que han descrito en el video Kony 2012. Ahí está el otro punto que los detractores de esta organización critican duramente.
¿Puede esta campaña acabar con el horror?
A pesar de toda la gran campaña viral detrás de Kony 2012, la verdad es que se necesita mucho más de lo que los cibernautas pueden hacer para ayudar a los ugandeses. Más aún, si bien esta es una campaña para presionar a los legisladores estadounidenses a que mantengan la presencia militar en Uganda, ¿por qué el empeño de hacerla mundial? Algunos podrán decir que la búsqueda de donativos a nivel global.
Pero ¿está justificado el apoyo del gobierno de los Estados Unidos al gobierno y la milicia ugandesa? El gobierno de Uganda está catalogado como uno de los más corruptos del mundo y ha tenido numerosas acusaciones de uso de tortura, violaciones, masacres y demás crímenes de lesa humanidad. En este sentido, ¿está bien que se apoye monetaria y tácticamente a un gobierno con tales acusaciones?
Algunos dirían que ayudar a este gobierno estaría justificado si se termina con el horror de Uganda. Pero el problema es que los que critican este movimiento aseguran que el arresto de Joseph Kony no dará como resultado el cese de los terribles sucesos que acontecen en el país africano.
La LRA es una de las múltiples guerrillas y grupos paramilitares que operan en el territorio. Si Kony es arrestado, sus mercenarios nombrarían a otro líder, o bien, se unirían a cualquiera de los otras huestes del país. Es decir, aún si la campaña Kony 2012 es realmente bien intencionada y no un invento de unos jóvenes estadounidenses para hacerse millonarios, el que lograran el objetivo de que Joseph Kony fuese arrestado, sólo conseguiría una ocupación estadounidense en territorio ugandés, más no acabaría con el horror de esta nación.
Por si esto fuese poco, entre los datos que ofrece la campaña Kony 2012, hay algunas incongruencias e inexactitudes que tambalean la credibilidad de la misma. La verdad es que Joseph Kony tiene más de seis años inactivo e incluso se rumorea que ya no habita en Uganda.
Entonces, ¿qué podemos hacer con toda la angustia y el sentimiento que nos produjo ver el video Kony 2012? ¿No podemos, entonces, aportar nuestro grano de arena ante los horrores que se viven en el mundo? Sí, claro que podemos. En Internet hay miles de organizaciones y movimientos que se dedican a luchar contra los genocidios, el hambre, la pobreza, la falta de educación, la militarización y que no están tan mediatizadamente promocionados como Kony 2012. Basta con hacer una pequeña búsqueda en Google y aparecerán varias organizaciones. Un ejemplo pdría ser el movimiento We are United to end Genocide, pero en realidad, hay miles. También, se pueden llevar los pasos descritos en este artículo, para saber si una agrupación caritativa es confiable.