La fórmula es clásica: un grupo de amigos que arman una banda de rock. En el fondo, aspiran a perfeccionar su música y ampliar su público. Su último recital, compartido con Naranjos parece hacer cada vez más real su anhelo.
Frente a la estación ferroviaria Ituzaingó el movimiento es escaso. En esta porción del mapa no parece ser sábado a la noche. Salvo por un pequeño local cuya fachada está teñida de afiches de bandas. Bendito Bar abre sus puertas para el despliegue de una noche rockera. Gernika está anunciada como la banda anterior a Naranjos, emblema del rock del oeste del conurbano bonaerense. Según el suplemento NO de Página 12 “Naranjos apuesta a la revolución combativa del alma y aún cree que escupir verdades al viento es una buena forma de resistir desde el arte”.
Los nervios son evidentes: “estoy un poco cagado” confiesa el cantante Ezequiel Rocchia. Sin embargo, el escenario, el público y el ambiente van delineando una jornada próspera.
El local comienza a poblarse. Similar a un pequeño boliche, dos barras decoran su lateral izquierdo mientras montañas de jóvenes se agolpan a pedir su pertinente trago. El humo también se hizo presente, en forma de bocanadas de cigarrillo y quién sabe de qué más. Ezequiel, lejos de mantenerse alejado cual estrella de rock, recorre las inmediaciones charlando con amigos. Se lo ve alegre aunque un poco nervioso. Al mismo tiempo, Correte Beethoven toca sus últimos acordes. “Me tengo que ir a armar, o a hacer que armo”, le confiesa Ezequiel a un amigo. El momento se acerca. “¡Gracias a Naranjos por invitarnos! Los dejamos con los chicos de Gernika”, se despide Claudio Astuni, bajista de la banda. La presentación para el grupo de amigos de Ituzaingó ya estaba hecha.
Mientras el público espera la próxima banda, más cervezas son vendidas, más cigarrillos encendidos y de fondo resuena “A dónde está la libertad”, de Pappo, como resaltando que el rock jamás se fue de allí. El telón del escenario está extendido, y no deja ver qué sucede detrás. De pronto se escuchan algunos acordes de guitarra breves y repiqueteos de batería. Gernika calibra los últimos detalles.
Conjunto integrado por Hernán Costanzo en primera guitarra, Ariel Echegaray en segunda guitarra y armónica, Pato Garabiglia en batería, Manu Rocchia en bajo y Ezequiel Rocchia como voz principal, han sabido construir una estética propia. En principio, su nombre se debe a la ciudad vasca Gernika, en referencia al bombardeo sufrido por parte del gobierno de Francisco Franco y fuerzas de la Alemania Nazi en 1937. El drama vivido por esta comunidad se refleja en sus letras, de un fuerte compromiso social, así como también en sus volantes y en la tapa de su primer demo, Gernika (2011).
Los instrumentos se sincronizan y el primer tema resuena. Gernika da inicio a su presentación aquel sábado 22 de septiembre. Su nombre es “Abismo”, corte inaugural de su demo. “Buenas noches, esto es Gernika”, grita su cantante con voz segura y presentándose en sociedad ante los desconocidos.
Las guitarras resuenan, el bajo y la batería dan cuerpo y sostén a la melodía mientras que las guitarras arremeten con solos que recuerdan al estilo de los Guns n´ Roses o al hard rock de los noventa. Comparte similitudes con la pesadez de la música del Indio Solari, arreglos que recuerdan a La Renga o incluso ciertos matices vocales de Rata Blanca o Logos. Sin embargo, el estilo es propio. Nada se le parece en su totalidad.
Las canciones comienzan a desfilar ante los oídos de un público que presta atención, aplaude y se presta al juego propuesto por el grupo. Veneno, Sulaleni, Seré y Gernika, homónimo del nombre con la banda forman parte de su demo. Otras inéditas como Che Che, Cran-Anarq y Volverte a ver.
También suenan algunas versiones de clásicos del rock nacional. Jugo de tomate frío de Manal fanatiza a la audiencia, tanto que uno de ellos, se acerca al escenario y comienza a cantar agitando los brazos y dando aliento al público para que eleven su voz. El ojo blindado de Sumo y Tengo de Sandro reversionada por Divididos cierran la cita musical.
El concierto se acaba. Naranjos saldrá en breve. Ezequiel saluda, agradece y sorprende anunciando una nueva fecha el viernes 28, esta vez en Ramos Mejía. Los nervios previos quedaron atrás y el sueño de este grupo de amigos de progresar dentro de la música se consolida.
Fuente Revista Alrededores