El teatro Raúl Juliá en el Museo de Arte de Puerto Rico, se convirtió ayer en el escenario de un debate titulado Voces del Pasado I, como parte de la celebración del Festival de la Palabra.
El conversatorio fue moderado por la doctora Zayda Rivera Casellas, y contó con la presencia de diferentes escritores reconocidos: Eduardo Garrigues de España, Betina González de Argentina, Jorge Volpi de México, y Maira Landa de Cuba y residente en Puerto Rico. Rivera Casellas abrió el foro con una pregunta acerca de cómo se escuchan las voces del pasado y cómo estas se incorporan a la labor creadora de los escritores.
Garrigues, cónsul de España en Puerto Rico, fue el primero en contestar al decir que el concepto “novela histórica” es el que viene a su mente.
“Los mejores historiadores son novelistas”, comentó el cónsul, debido a que, según dijo, los novelistas pueden tomar un suceso histórico y convertirlo en una narrativa agradable e interesante para el lector. Habló de convertir esas voces pasadas en una voz real, en una voz del ahora.
Además, relató una anécdota de cómo la historia llegó a él, mientras trabajaba como embajador en Namibia. Mientras viajaba por el área suroeste de dicho país africano, observó que en el medio del desierto había un castillo. La escena le llamó tanto la atención, que comenzó a investigar, y así pudo contar la historia de Jayta Humphreys, en su obra La Dama de Duwisib.
En su turno de González, profesora e investigadora argentina, destacó lo complicado que es reconstruir un pasado vivo, y que éste a su vez trascienda a la actualidad. Destacó que ella prefiere tomar un detalle específico de la historia, investigarlo y desde ese espacio construir una nueva historia. Por su parte, Maira Landa, escritora y empresaria, mencionó que el género novelístico de corte histórico surgió en el siglo XIX cuando los autores decidieron escribir novelas que se ajustaban a la realidad.
Sin embargo, la escritora prefiere llamarlas “novelas enmarcadas en la historia”, ya que respetan la cronología y el marco histórico, pero que precisamente por tratarse de una novela, hay que darle otro tipo de validez, una historia que atrape al lector. Por otro lado, Volpi, escritor mexicano, comentó que hay maneras distintas de traer esas voces del pasado a la literatura actual.
“El novelista tiene que ser intérprete e instrumento para que las voces revivan en las mentes de los lectores”, argumentó. Añadió que se necesitan voces que inunden la mente de los lectores.
Diversas fuentes de inspiración
¿Quiénes son la fuente de motivación de los autores? y ¿De dónde surge ese deseo de escribir y de narrar una historia?
Para Garrigues lo importante para escribir es que surja una voz narrativa de la nada, y que ésta se aproveche y componga una historia.
Mientras González, opta por las microhistorias. Es decir, concentrarse en una historia dentro de la historia y narrarla. Por otro lado, Landa mencionó que prefiere que su voz narrativa nazca. En su obra más reciente, Concierto para Leah, cuenta la historia de una joven dentro del drama de la Segunda Guerra Mundial. Abundó que aunque esta guerra es una microhistoria, ella quiso rescatar una voz que se está apagando y que necesita ser rescatada, aunque fuese a través de una novela.
“Son voces que hacen que uno agarre la historia, y que uno las cuente”, dijo. Volpi tenía una idea diferente. Y es que, según explicó, sus fuentes de inspiración para escribir nacen tanto de la realidad y del pasado como del fruto de su imaginación. Es decir, para el escritor, los recuerdos que guardamos son iguales a esas cosas que soñamos e imaginamos, y que las cosas que nos han pasado, pueden muy bien haber sido inventadas.
“Todo lo que se vive aporta”
Landa compartió con los presentes un pensar importante; y es que los escritores encuentran fuentes en sus propias vivencias. Un autor, según la escritora, necesita tener contactos con otras ideas, y necesita aprender de sus vivencias, para poder escribir.
Con ella coincidió Volpi, al comentar que aunque un escritor esté encerrado un año trabajando en su obra, necesita salir a hacer contacto con la vida cotidiana para buscar otras fuentes de inspiración.
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