España amaneció hoy, lunes, con una incertidumbre histórica tras las elecciones generales celebradas ayer en la nación europea.
Por un lado está la derrota del bipartidismo en las Cortes Generales —la asamblea legislativa bicameral española, dominada tradicionalmente por el Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE)—, lo que ha dejado al Congreso de los Diputados —la cámara baja— con representación de diez partidos, y al Senado —la cámara alta— con representación de nueve partidos. Ahora, la mayoría absoluta en el Congreso la disputan el PP (28.72%, 123 escaños), el PSOE (22.01%, 90 escaños), Podemos (20.66%, 69 escaños) y Ciudadanos (13.93%, 40 escaños).
Por el otro, precisamente la ausencia de una mayoría absoluta en el Congreso pone en duda que Mariano Rajoy, actual presidente del gobierno español y líder del PP, siga en su puesto. La cámara baja es el encargada de ratificar el nombramiento del ejecutivo a proposición del Rey, designación que por costumbre recae en el líder —aún indefinido— de la coalición mayoritaria en ese cuerpo legislativo.
El asunto que se discute en estos momentos es que ni una unión entre el derechista PP con el centroderecha Ciudadanos —que sumarían 163 sillas—, ni otra entre el centroizquierda PSOE con el izquierdista Podemos —con 159 butacas en total—, son suficientes para conseguir los 176 escaños requeridos para la mayoría absoluta en el Congreso.
El panorama implica, contingentemente, a un tercer partido para ambos bandos. Hasta el momento, una alianza entre el PP y el PSOE ha sido descartada por Pedro Sánchez, líder socialista. Sin embargo, Sánchez también ha rechazado la posibilidad de coalicionar con un Podemos liderado por Pablo Iglesias, pues esta colectividad defiende la celebración del referéndum secesionista en Cataluña, complicando así la conformación de una mayoría alterna al PP.
En el Senado, el PP pudo alcanzar la mayoría absoluta —124 escaños— de las 208 sillas disponibles.
Los españoles, Europa y el mundo estarán atentos a cómo se configurará finalmente el Congreso de los Diputados, incluyendo si el PP logrará mantener el statu quo del último cuatrienio en el poder ejecutivo con Rajoy. En síntesis, será la primera vez que en España gobernará un partido —o propiamente, una coalición— que no ganó las elecciones generales.