Desde la antigüedad, filósofos y estudiosos han dedicado sus vidas al estudio de las religiones, o del religio en latín, para buscarle un significado a la vida y a la existencia. En la actualidad, sin embargo, para muchos universitarios el concepto es abarcador y muchos jóvenes practicantes de distintas denominaciones discrepan entre religión y vida religiosa.
Una encuesta realizada por Diálogo a 328 jóvenes universitarios, reveló que el término religión tiene múltiples significados. Para algunos, el término significa “un sistema de creencias que establece un estilo de vida”, “una institución que dicta lo moral, ético y espiritual” o “una práctica de costumbres y tradiciones”. Sin embargo, otros consideran ser más escépticos y creen que el concepto es “igual al fanatismo”, “un instrumento de manipulación o control de masas” o “invención del ser humano para explicar su existencia”.
La antropóloga Fiona Bowie en el libro Antropología de la Religión, intentó encontrarle una definición clara al término religión y explicó que las definiciones que les otorgan los estudiosos de la materia tienden a inclinarse desde la visión agnóstica o atea sin estudiarlo con veracidad objetiva. Para la autora, una definición objetiva entre los estudiosos es difícil de hallar porque muchos adoptan “una posición anti religiosa en el nombre de la ciencia”.
Por otro lado, en la encuesta, que se llevó a cabo por las redes sociales, un 34.2% se identificó como cristiano protestante, 27.2% como ateo, 23.8% como católico, 14.1% como agnóstico y 0.7% como musulmán. La pregunta ofrecía la opción “otro” por lo que cuatro personas se consideraban deístas, cinco budistas, dos creían en la filosofía new age, uno espiritista, uno judío mesiánico y uno satánico. Aproximadamente 30 personas decidieron no contestar.
Asimismo, 38.1% contestó que se considera practicante porque asiste y participa de las actividades respectivas a sus creencias, 29.3% eligió que no es practicante y 32.6% favoreció la opción “no aplica”.
¿Es la Universidad un reto para las religiones?
Para Manuel Martínez, estudiante de música de la Universidad Interamericana, su interés por la filosofía budista comenzó desde la escuela superior y dice sentirse convencido que hasta el momento es la creencia con la que más se identifica.
“Quizás el mayor reto en la universidad sería de índole social, no institucional. La universidad en la que estudio tiene una filosofía cristiana ecuménica, es decir, que acepta otros credos. El reto sería lograr que cuando digas “soy budista” no te miren raro. La educación sobre otras religiones que no sean la propia es necesaria para una conciencia más abierta y sin prejuicios”, argumentó.
Un 43% de los encuestados afirmó que la universidad no ha influenciado en sus creencias y expresaron sentirse firmes en sus convicciones religiosas. El 23.8% eligió sí pero opinaron que no han dejado de creer en su religión, 15.2% afirmó que no porque siempre fue ateo, 11.6% sí porque ahora se considera ateo y 6.4% sí, porque ha cambiado de religión.
La pregunta permitía al encuestado expresar su opinión y algunos escribieron que la universidad “permitió evaluar la religión críticamente”, “ayudó a investigar y formular otras creencias”, “se convirtió en un foro para expresar los pensamientos e investigar profundamente las diferentes creencias” e “influenció en la perspectiva y en la capacidad de poder pensar sobre la religión y espiritualidad”.
En la investigación ¿Cuán corrosiva es la universidad a la fe y la práctica religiosa? por los sociólogos Mark D. Regnerus y Jeremy Uecker en Estados Unidos, se descubrió que, contrario a las especulaciones populares, los jóvenes adultos que nunca ingresaron a estudios universitarios son menos religiosos que los que sí terminan estudios graduados. En sus conclusiones, los estudiosos afirmaron que la universidad “no es enemiga de la religiosidad” y que existe una variedad de razones de cambio de religiosidad durante la madurez que no necesariamente tienen que ver con el ambiente colegial.
“La mejor forma de trabajar con las presiones de grupo es reconociéndolas para contrastarlas con una fe inteligente y pro activa, ignorarlas no ayuda en nada”, aseguró Julián Torres, líder del grupo de jóvenes de una iglesia cristiana y estudiante de la Universidad de Puerto Rico.
Del mismo modo, el 45.1% de los jóvenes encuestados entre las edades de 18 a 29 años, opinó que no es difícil practicar su religión, 22% eligió sí y 32.9% expresó que la pregunta no le aplicaba. Algunos expresaron que “las presiones de grupo son fuertes”, que “no existe tolerancia para personas de distintas creencias”, que “depende cuán firme estés” y que “siempre hay tiempo para practicar tu fe”.
Sin embargo, ante la pregunta que si consideran que los jóvenes están apáticos al término religión y sus particulares dogmas, el 85.1% favoreció el sí y solo el 14.9% eligió no.
Los participantes de la encuesta tenían la oportunidad de ofrecer sus opiniones y algunos contestaron que la apatía se debía a “las injusticias que han cometido algunas religiones”, “por disgusto a la forma que fueron criados”, “porque no logran ver los valores de X religión” y “depende de su educación”.