Mes tras mes –si no ocurre algún evento ordinario como por ejemplo demasiado stress, un embarazo, problemas hormonales u otro–, las mujeres en edad reproductiva reciben la menstruación.
Los protectores diarios, las toallas sanitarias, los tampones y las toallas húmedas -de todas las marcas, tamaños, colores y precios-, son algunas de las alternativas más utilizadas para recoger los fluidos vaginales. Estos productos deben ser reemplazados con regularidad, pues pueden producir mal olor, alergias, infecciones y en los peores casos el llamado “shock tóxico” que a su vez puede provocar la muerte.
El uso de estos artículos representa un gasto que puede fluctuar entre los $10 a los $25 mensuales aproximadamente. Además, suscita un grave impacto ambiental pues, según un estudio realizado por la Escuela de Medicina y Ciencia de la Universidad de San Diego, California, en el mundo occidental se disponen anualmente 20 millones de toallas higiénicas y tampones contaminados.
Para aliviar el impacto económico y el ambiental existe una alternativa llamada “copa menstrual” (menstrual cup en inglés). Ahora, hablemos del “menstrual cup”.
La copa menstrual es un producto de silicona que se inserta en la vagina para que recoja el flujo menstrual. El tamaño de la copa es muy similar entre las marcas disponibles por lo que se denominan “one size”. Además, puede reusarse por más de 10 años, siempre y cuando se hierva antes y después de cada periodo menstrual.
Según el Museo de la Menstruación y de la Salud de la Mujer de los Estados Unidos, su origen se remonta al año 1930 y fue patentado por la actriz y cantante Leona W. Chalmers. Desde entonces no se han reportado casos de mujeres que hayan padecido alergias o el “shock tóxico” al utilizarla.
El ginecólogo Javier Burgos, quien trabaja en el Hospital Federico Trilla de la Universidad de Puerto Rico, señaló en una entrevista con Diálogo que “la paciente debe saber cómo insertarlo y seguir las especificaciones para crear un sello y evitar que haya liqueo”. Además, Burgos recomienda que la copa se remueva y se limpie de 2 a 3 veces al día porque “si la paciente no es una paciente con buena higiene y no hace el uso debido como los cambios y los lavados aumenta el riesgo de tener una infección”.
El encuentro con el “menstrual cup”
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Variedad de “menstrual cups”. (Tumblr)
“Wow, ¡qué interesante!”, dijo Natalia Rodríguez, estudiante de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras, cuando vio por primera vez un vídeo promocional de la copa menstrual en Tumblr. Inmediatamente, inició una búsqueda en Internet sobre el artefacto. Encontró muchas marcas e información y, sobre todo, muchos comentarios positivos.
Leyó que “es cómodo, no se siente, duran más que las toallas sanitarias, puedes usarlo por más tiempo” y decidió comprarlo. Luego de utilizarla por primera vez en el 2014, pasó de ser una fiel usuaria de las toallas sanitarias a una fanática de la copa menstrual.
Nicole Cortés, quien estudia en la UPR RP, también tuvo su primer acercamiento al “menstrual cup” a través de la Internet. “Había visto primero un artículo y luego me dio con buscar los vídeos de cómo se usa, pero me convenció desde el principio”, aseguró Cortés.
“Es fácil de utilizar. El material es muy flexible. Uno lo dobla y luego de estar insertado él se abre”, afirmó Rodríguez. “No siento que tengo un pañal, estoy más limpia y tengo mayor libertad con la ropa que me pongo”, añadió la estudiante.
Antes de adquirir la copa, “estaba gastando mucho dinero en productos para la menstruación”, comentó Cortés. Ambas señalaron que las copas menstruales son muy accesibles a través de Ebay, Amazon y las páginas webs de las compañías que las producen. Los precios están entre $1.00 hasta $40 y, como no tienen que reemplazarla, ambas resaltaron que han ahorrado mucho dinero desde que las adquirieron.
“¿Es difícil bregar con la copa en lugares públicos?”, preguntó Diálogo a ambas.
“Es mucho más fácil hacerlo en baños privados, pero se pueden limpiar con toallas húmedas o una botella de agua sin tener que salir del cubículo en un baño público”, aseguró Rodríguez y Cortés estuvo de acuerdo.
Aunque la recomiendan a todas las mujeres, las estudiantes manifestaron que la persona debe estar cómoda con manejar el fluido menstrual. Rodríguez señaló que “si te sientes incómoda bregando con la sangre y no te gusta ensuciarte con ella, no te la recomiendo. Pero la menstruación es algo súper natural y como quiera vas a tener que manejarla. Esta es una manera que es más limpia porque no tienes la sangre estancada por tanto tiempo como en la toalla sanitaria y no apesta”.
A pesar de que lleva en el mercado más de 80 años, la copa menstrual no es un producto higiénico muy utilizado. Diálogo trató de auscultar el sentir de varias mujeres e indicaron que la razón por la cuál no la utilizarían es el miedo.
Burgos aseguró que las mujeres nunca hacen preguntas sobre ella porque desconocen su existencia. Sin embargo, él la presenta a sus pacientes como una posible alternativa que tienen todas las mujeres en edad reproductiva ya que es económica y segura tanto para su cuerpo como para el ambiente.