
Ibarra fue uno de los participantes de la Cuarta Trienal Poli/Gráfica. (Ricardo Alcaraz/Diálogo)
Como parte de las actividades del último mes de la Cuarta Trienal Poli/Gráfica de San Juan, América Latina y el Caribe, se presentó la conferencia “Intersticios” por el artista local, Karlo Andrei Ibarra, de 33 años. Esta se llevó a cabo el pasado martes 2 de febrero en la Escuela de Artes Plásticas en San Juan, su alma máter.
Ibarra, conocido por sus instalaciones y vídeos con temas sociopolíticos, compartió con el público los trabajos artísticos que él considera son los que moldearon su carrera artística.
“Quería presentar ciertos cuerpos de trabajo, que aunque no los pongo en ningún portafolio, son importantes porque son los inicios hacia los que yo me moví ”, explicó el artista a Diálogo. Indicó que esos errores ( así catalogó esas primeras obras) fueron los responsables de que se encendiera en él la chispa para moverse hacia otra práctica.
La conferencia fue dividida en cuatro etapas, o como lo describió Ibarra, espacios temporales que representan su evolución artística, a través de la utilización de diferentes medios. El artista sanjuanero insertó una fila de puntos (…….) que ilustraban los espacios de silencio entre cada etapa.
En el primer espacio temporal, Ibarra mostró pinturas que realizó mientras hacía el bachillerato en Artes Plásticas. Describió que en ese momento, la Escuela promovía la vigencia de la pintura, y esto lo inspiró a crear piezas únicas e interactivas y escultóricas. La pintura sobresaliente fue su pieza de graduación: “Dibujo del mundo”, donde pintó las líneas de los continentes y las entrelazó para romper con la idea de un mundo dividido por fronteras.
“A mí lo que realmente me mueve, fue cuando yo estudié pintura, yo tuve un proceso de introspección, que fue un espacio y tiempo en que yo dejé de producir arte, y recapitular si realmente la pintura era el medio que yo quería utilizar y seguir utilizando para mi práctica posterior, después de graduarme. Y me di cuenta que no, preferí empezar a explorar otros espacios, otros medios como la fotografía, el vídeo y las instalaciones”, indicó el joven.
No es hasta entrar en la siguiente etapa que él comienza a jugar con la fotografía. Ibarra aseguró que fue en este segundo espacio que empezó a tocar temas más sociopolíticos, como la migración y la globalización. Usó como ejemplo una fotografía no publicada, que llamó uno de sus “errores”, de un hombre en la calle aguantando una almohada con una agarradera, que de acuerdo con él, simboliza el sueño de mudarse a un mejor lugar.
En el tercer espacio, Ibarra comenzó a expresarse artísticamente a través de los vídeos. Presentó cuatro cortometrajes que tocaban el tema de la corrupción, la educación, la falsa estadidad y el bipartidismo. Entre los más destacados estuvo “La silla”, donde posiciona 10 sillas que representan los gobernadores desde los años 50 hasta el presente, y los participantes arrancan a jugar “la sillita” al son de los himnos de los partidos políticos.
La cuarta y última etapa representa los últimos trabajos de Ibarra y su nuevo enfoque: las instalaciones. Es aquí donde comienza a utilizar materiales no convencionales para montar piezas impactantes, como “Discurso contra la pared”, donde colocó un micrófono en contra de una pared, que en el otro lado tenía discursos de políticos grabados que se convierten en murmullos al pegarle el micrófono.

El joven artista le habló de su experiencia a los alumnos de la Escuela de Artes Plásticas. (Ricardo Alcaraz/ Diálogo)
El artista concluyó comentando sobre la necesidad de usar el arte como medio de expresión política. “El artista tiene que ser un personaje político dentro de la historia. Uno no puede estar ajeno a las situaciones que uno vive o que acontecen en su país. Hay una visión bien eurocéntrica de que el arte tiene que ser bonito, y el arte no tiene que ser bonito. El arte quizás es bonito en Italia, en Francia en España, porque son países que ya resolvieron una situación de su estatus, son países independientes. A mí me parece que el arte es ese espacio, igual que el teatro, que permite establecer otras conexiones y otras asociaciones y finalmente es como una manera de ver las cosas de otro modo”, puntualizó.