A Gilberto David Vázquez Gómez siempre le gustó la actuación, entonces se dijo, “quiero estar en proyectos, yo quiero actuar en proyectos”, así que comenzó a trabajar en el suyo propio para poder saciar sus ansias. Esa era su excusa. Hasta que descubrió la dirección. Contó el creador del cortometraje Inergia: sintencia al vacío.
Hijo de madre soltera, el director y actor de 21 años de edad es natural de Aguas Buenas. Estudió en el colegio Notre Dame en Caguas y allí se matriculó en la clase electiva de cine con Maritere Isern. Fueron sus primeros pasos en el campo y produjo su primer cortometraje, Que te parece si jugamos un juego.
Admite que no está bien hecho, pues lo produjo cuando estaba en escuela superior, pero se tiró de pecho. “Yo no sabía escribir, yo no sabía dirigir, yo no sabía absolutamente nada, pero dije ‘qué mejor forma de aprender que haciendo cosas’, ¿no?”, dijo con orgullo.
Pero, fue con Juanma Fernández-París -en los talleres de “Aprende a hacer cine… haciéndolo”- en donde descubrió su vocación. Fue la primera vez que le presentaron cómo realmente se hace cine.
“Tú ves una película y a ti te hace sentido toda esa historia que corre. Pero no estás pendiente que cada una de esas escenas están compuestas por tomas que vienen siendo fotografías puestas de corrido para hacer la sensación de un vídeo”, relató el joven.
“Esto es más complicado de lo que parece y a mí siempre me ha gustado lo complejo -a mí no me gustan las cosas simples-. A mí eso me destruyó la cabeza, así que decidí estudiar cine”, contó el fanático de los personajes antagónicos.
Gilberto, comenzó sus estudios universitarios en la Universidad del Sagrado Corazón, pero tras un año y medio en la institución privada, decidió solicitar a la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras (UPR-RP), donde fue aceptado.
Para este gallito, el cine es una ciencia porque se tiene que construir bien toda la mentira para que a la gente le provoque emociones. Ese fue el punto del cine que lo enamoró.
“Es una especie de ciencia. Es un método para evocar emociones. Es una gran mentira que te permite evocar emociones en el público para así llevar un mensaje o simplemente entretenimiento”, indicó el amante de la sicología.
Puerto Rico y el cine local
En Puerto Rico, cuando se habla de cine, el favoritismo a lo extranjero para otorgar incentivos es predominante. La Corporación de Cine de Puerto Rico (CCPR) ha sido criticada por un gran número de directores a los que se les ha ofrecido los incentivos del Fondo para el Desarrollo Cinematográfico y luego el dinero desaparece. Algunos directores y documentalistas que se han expresado son: Eduardo Rosado, Sonia Fritz, Ana María García, Benjamín López y Ángel Manuel Soto.
Además, la Ley de Incentivos Económicos para la Industria Fílmica de Puerto Rico dicta, en su capítulo V, que los estímulos monetarios se activarán si el coste de producción sobrepasa los $100,000 en el caso de los largometrajes y los $50,000 en los cortometrajes. Algo difícil de cumplir para las empresas locales.
Ciertamente, quien se supone que abogue por los directores boricuas es el CCPR, pero pocos se atreven a hablar pues los propios cineastas eventualmente necesitan de la Corporación.
Gilberto recordó el caso del director de Broche de Oro, Raúl Marchand, quien tuvo que irse a la República Dominicana para producir su nueva película Ovni. En Puerto Rico estuvo años tratando de conseguir los fondos necesarios, en el país vecino los consiguió en meses. “A mí, me resulta bien vergonzoso porque entonces, ¿dónde están los apoyos? ¿Cómo es que se ayuda a la gente aquí? ¿Me tengo que ir de mi País para poder hacer cine?”, cuestionó con pesar.
El joven director ha sido galardonado en la más reciente edición del Puerto Rico Horror Film Fest con tres premios a su filme Inergia: Sintencia al vacío como Mejor Director, Mejor Cortometraje Local y Mejor Actor. Este proyecto fue posible por el auspicio del cineasta Javier Colón y Spanglish Films.
El filme es parte de la serie de ciencia ficción Inergia, creada por estudiantes y exalumnos -en general- de la UPR-RP, pero que también cuenta con participación de otros centros universitarios tanto de la Isla y Estados Unidos, como Ricardo Verona, quien ayudó al desarrollo del guión.
El joven confesó, que el proyecto podría significar crecimiento “porque representa cómo yo he estado evolucionando tanto como persona, como a nivel profesional. Yo puedo mirar hacia atrás y mirar el primer guión que hice y decir ‘esto es una basura’”.
Para él es bonito poder autocriticarse, mirar dónde comenzó, en dónde está y poder decirse: “vas por buen camino, sigue, no te quites”.
Y es que si algo diferencia a este joven es la perseverancia. Hasta que no termina su trabajo, no está conforme. La humildad también lo distingue. Habla poco de él, de lo que ha hecho, resalta más la labor incansable de sus compañeros de trabajo, de sus amigos y de su familia.
Esto de la humildad, se lo ha enseñado su madre -quien es su inspiración- siempre le recalca: “gratitud, gratitud, gratitud”. Le recuerda que debe ser agradecido con lo que tiene y con lo que ha conseguido, porque lo que ha alcanzado “no solo lo conseguí yo mismo, lo conseguí porque otras personas me permitieron conseguirlo”, destacó con ese brillo en los ojos de quien habla con sinceridad.
Inergia y el cine, como reflejo de la sociedad
Gilberto, siempre trata de andar con una libreta o al menos con un bolígrafo, pues la mano y los brazos también le sirve para apuntar las ideas que le vienen a la mente en cualquier instante.
Para él, “los cineastas son parte de la sociedad y lo que van a estar haciendo va a hacer un reflejo de lo que están viviendo, no solamente por su contenido, sino cómo hacen las cosas”.
El joven aguasbonense recordó que: “Cuando yo escribí ese personaje [el protagonista de Inergia] yo estaba pasando por un momento bien difícil en mi vida, muchos conflictos internos y traté de hacer o crear algo con esos sentimientos que no eran muy productivos. Traté de sacar un árbol de una semilla que estaba bien podrida”.
Aseguró, que no todo es blanco y negro, que no se puede decir que un personaje o una persona es mala completamente. “Eso no existe. Los grises deberían ser nuestro enfoque”, añadió el escritor de El amo y el esclavo.
Por otro lado, este universitario no se identifica con los directores que solo gustan de ver cine experimental con “silencios cada cinco segundos”. Él, tampoco suele ver a Hollywood como el antagonista, “de hecho, pienso que son una amenaza porque hacen muy bien su trabajo. El cine de Hollywood tiene muchas cosas buenas”, resaltó.
Al preguntarle si consideraba Hollywood como su meta, contestó, “yo soy de las personas que vivo el día a día, me trazo una meta y hasta que no la cumpla no culmino. No sé si me voy. Por el momento, no creo. Me está yendo bien aquí, aunque necesariamente no me estén pagando por lo que estoy haciendo”, aunque resaltó que no desea quedarse en la Isla todo el tiempo pues desea formarse en países como Argentina, Cuba y República Dominicana.
“No descarto absolutamente nada. Soy de este tipo de personas que abraza todas las oportunidades que le surgen, en tanto pueda. No me limito”, declaró el entendedor del séptimo arte.
Por ahora, abraza a Puerto Rico. Ama los estudios, no los dejaría porque sentiría que ya se ha realizado. “Si yo dejo de estudiar me voy a quedar sin ese material y ese conocimiento que se gana en la universidad que es muy importante y me ayuda a escribir mucho. Tengo muchas preguntas que contestar”, enfatizó mientras soltaba una carcajada.
Este joven, promesa del cine puertorriqueño, ha sido nominado al Cine Campus, con dos de sus cortometrajes, Inergia: sintencia al vacío y Andro NO Sapiens, este último también fue presentado en el Festival Internacional de Cortometrajes de Puerto Rico, Cinefiesta 2015.
Actualmente trabaja en la producción Jaulas invisibles, un corto de ficción y drama que presenta la opresión de la mujer en un hogar conservador. El mismo, cuenta con el apoyo de la Escuela de Comunicación de la UPR-RP, pero que por motivos de la congelación de fondos por parte de la institución, el rodaje se ha visto afectado.
Gilberto, además de exhortar a la ciudadanía a hacerle el trabajo fácil a los cineastas boricuas y eliminar las burocracias a la hora de sacar permisos para utilizar localizaciones, motivó a todos los directores en formación y de profesión.
“Hay que atreverse a hacer un cine distinto. Enfocarse en el guión, tratar de hacer historias originales”, enfatizó.
Puedes leer los artículo anteriores de esta serie sobre universitarios exitosos accediendo a: Luis Sebastián: “Soltar lo que era para convertirme en lo que soy” y “Sabrina Rodríguez Vega: “Yo nací para enseñar”.