Por cuadragésima segunda ocasión, se mezcla el ruido de la freidora, con la música en vivo. También, el olor a tabaco con el de la barbacoa. Como si no fuese suficiente, se juntan las barbas con las caras afeitadas, los pelos rizos con los lacios, las pieles blancas con las más tostadas y hay espacio para los grandes y los chicos. Hasta para los libros. Eso es el Festival de Apoyo al periódico Claridad; un punto de confluencia.
Todos bailan. Incluso, aquellos que no sabes hacerlo -por lo menos-, mueven la cabeza. Hasta la bandera puertorriqueña, que ondea en lo alto del estacionamiento en el estadio Hiram Bithorn, parece seguir la clave. Y, ¡cómo no!, si el niño de Trastalleres le canta a su patria, al amor y a la vida. Honrando -sobre todo-, al que Andy Montañez llama “un puertorriqueño de verdad”; al líder nacionalista Rafael Cancel Miranda y a la memoria de quien pusiera en él el germen del nacionalismo: su padre Rafael Cancel Rodríguez.
Bajo la carpa hay calor; calor humano. Los detalles y los colores están de fiesta. El arte se apodera del espacio y lo convierte en un museo interino. Al mismo tiempo, en un mercado. Detrás de las filas de mesas hay muchos rostros y muchas manos. Manos que han trabajado y trabajan por la patria.
“Si toda la gente que está aquí votara por los partidos disidentes, saldrían muchos senadores y representantes por acumulación”, aseguró Felipe Oduardo, un artesano que disfrutaba de la energía del ambiente.
Al fondo, se escucha una alabanza en la voz de Roy Brown. Gloria a las manos que hoy trabajan y construyen la patria, cantó.
El homenaje a penas comienza. Rafael Cancel Miranda -el mayagüezano, el pequeñín que caminaba de la mano de Pedro Albizu Campos, el que se negó a jurar lealtad a la bandera del imperio y que en 1954 junto un a otros tres luchadores por la independencia de Puerto Rico, atacó al Congreso de los Estados Unidos-, sube al escenario junto a su familia. Estuvo 27 años en prisión, pero aseguró que “por ustedes que son mi patria, vuelvo a cuanta prisión haya que ir”.
Estando en la prisión, Cancel Miranda le regaló a Puerto Rico su poesía. Enviaba -con los prisioneros que obtenían su libertad-, cartas con poemas a su padre y más tarde, en la década de 1970, los juntó en un libro. Un libro que quedó completo cuando su padre Cancel Rodríguez accedió a publicar unas décimas dedicadas a la mujer puertorriqueña, que desde el principio ha dicho presente en la lucha por la independencia. Y como el libro, el homenaje estaba incompleto sin esos versos a los que por años Flora Santiago y su hija Melissa Claudio les han prestado su voz. Por eso, ambas las interpretaron acompañadas por la Orquesta Nacional Criolla Mapeyé.
Cancel Miranda es un antes, un ahora y un después. Este año la Banda Acústica Sonora le dedicará una producción discográfica en la que narra su vida, o más bien, su esencia. Tito Auger, Rucco Gandía, Mikie Rivera, Walter Morciglio y Nore Feliciano, entre otros artistas, están a cargo del homenaje musical que busca inmortalizar la vida de este luchador independentista.
Luego de escuchar el disco, Cancel Miranda se preguntó: “¿seré ese yo?”
“El valor viene del amor. Mientras más tú quieras a alguien más dispuesto vas estar a sacrificarte por ese alguien”, dijo.
¿Qué lo llevó a ser lo que es hoy?
“Me llevó el amor por mi patria, por mi gente, por mi pueblo. Y yo quiero decirles algo, hoy tengo el mismo amor por ustedes que tenía ese día”.