Gracias a la traducción los lectores de todo el mundo pueden leer un texto en la lengua que prefieran. Por lo que la labor de un traductor es vital para el proceso de globalización. Así lo mencionaron los panelistas del conversatorio Traducción y Globalización, que se llevó acabo en el Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE) 2016 la semana pasada.
Traducción y Globalización, contó con la participación de Mario Frías Infante de Bolivia, María Inés Castro de Puerto Rico, Pura López Colomé de México, Chul Park de Corea, Edmundo Paz Soldán de Bolivia y Miguel Sáenz de España.
“La importancia de la traducción es que le permite al lector leer ese libro que, en su forma original, está escrito en una lengua que no entiende. Claro que cuando se trata de estudio se debe ir al texto original ya que la traducción es una interpretación y no siempre se pueden trasladar todos los valores de una lengua a otra”, argumentó Frías Infante, director de la Academia Boliviana de la Lengua.
Para el doctor Sáenz, quien ha sido traductor literario y de las Naciones Unidas, es un error pretender que el traductor sea invisible. “El nombre del traductor debe estar en la cubierta del libro traducido, no por vanidad sino porque un libro traducido es del traductor”, expresó el también miembro de la Real Academia Española (RAE). Asimismo, explicó que el traductor debe dominar su propio idioma para entonces entender el idioma que va a traducir.
El doctor Sáenz se mostró disgustado ante el poco crédito que les dan a los traductores. Según él, en países latinos los traductores no existen. “En Rusia, por ejemplo, los poetas valoran tanto sus creaciones como sus traducciones pero en los países latinos lo que buscan es una persona que haga el trabajo rápido y por poca cantidad de dinero”, mencionó.
Por su parte, Colomé y Park utilizaron sus ponencias para hablar sobre sus trabajos como traductores. Colomé, quien también es poeta, narró que comenzó a traducir desde su infancia. “Tenía que decirle a mi abuela, en su idioma, eso que no había entendido en la televisión”, contó la también escritora de ensayos. Además, leyó el poema “Palo de Lluvia”, traducción que le hizo a The Rainstick, poema original de Seamus Heaney.
Posteriormente Park habló sobre la obra de Cervantes vista desde Corea. “Don Quijote de la Mancha apareció por primera vez en Corea en 1915 pero debido a que los traductores no entendían el valor de la obra ni el pensamiento de Cervantes, la imagen del Quijote fue distorsionada”, anunció el académico de la RAE que tradujo la primera parte del Quijote en el 2004 y la segunda en el 2015. De acuerdo con su ponencia, gracias a sus traducciones y a que ahora en Corea hay instituciones de estudios hispánicos, “la imagen del Quijote ha cambiado de un mentecato a un héroe”.
Por su parte, Paz Soldán, profesor de Cornell University, admitió ser ejemplo de los lectores que se benefician de las traducciones de libros. “Solo leo en inglés y español por lo que todo lo demás se lo debo a los traductores. Yo digo que he leído a Bernhard pero en realidad he leído a Bernhard de Miguel Sáenz”, aseguró el profesor de literatura hispanoamericana.
En cuanto al tema de la globalización, para Sáenz “la globalización nos guste o no nos guste es un hecho”. Esto debido a que la traducción ayuda a que los textos se muevan mundialmente. Sin embargo, prefirió utilizar la palabra mundialización en vez de globalización ya que identificó a esta última como un anglicismo -procedente de globalization-.