El presidente de Cuba, Raúl Castro, recibe la visita de su par de Estados Unidos, Barack Obama, en medio de grandes desafíos internos que van desde la mejora de la economía y la calidad de vida de la población, hasta cambios políticos para adecuar el país a las nuevas condiciones.
El mandatario estadounidense llegó el domingo 20 a La Habana, 15 meses después del comienzo del deshielo entre los dos países, que está en plena marcha tras medio siglo de conflictos y graves desencuentros y dentro del que esta visita representa un hito histórico.
Hay detalles que hacen ver que el gobierno anfitrión así lo considera, como el febril arreglo en la capital de las calles y la restauración de fachadas e instalaciones por las que pasará el mandatario, incluyendo el emblemático barrio de la Habana Vieja, que recorrerá con su familia la primera jornada de las tres que estará en el país.
Dentro de la agenda oficial, aparte de una reunión especial con Raúl Castro, Obama dirigirá un discurso al pueblo cubano que será transmitido por televisión, y sostendrá encuentros con emprendedores privados y representantes de la sociedad civil, incluidos grupos de la disidencia interna.
Además, lo primero que se conoció de esa agenda y lo que más expectativa ha desatado es que Obama asistirá hoy martes 22 a un juego entre la selección cubana de béisbol y el equipo de los Rays de Tampa Bay, de las Grandes Ligas estadounidenses. Este partido se llevará a cabo en el Estadio Latinoamericano.
La pasión por el béisbol es algo que comparten los dos países y la afición anfitriona espera ver a Obama antes de dejar el país para proseguir hacia Argentina, abriendo el inédito juego amistoso, parte de los inusuales gestos de la primera visita de un gobernante estadounidense en funciones a esta isla caribeña en 88 años.
Una fuente de la disidencia interna confirmó a IPS que varios opositores ya habían sido citados por la embajada estadounidense a una “reunión de alto nivel”, pero evitó por prudencia suministrar más detalles.
Antes, el expresidente estadounidense James Carter (1977-1981) se entrevistó, sin contratiempos, con sectores de la oposición en sus dos viajes a Cuba, en 2002 y 2011.
Obama llega a La Habana sin haber logrado convencer al Congreso (legislativo) de su país, dominado por el derechista y opositor Partido Republicano, a derogar el embargo contra Cuba, vigente desde 1962.
Pero, en compensación, trae el aval de cuatro paquetes de medidas que minimizan las restricciones, adoptados entre enero de 2015 y el martes 15. Cinco días antes del viaje, el actual inquilino de la Casa Blanca aprobó nuevas disposiciones que amplían los viajes de estadounidenses a Cuba y flexibilizan la prohibición del uso dólar.
‘’Si Obama y Raúl Castro quieren, pueden llegar a diciembre de este año con buena parte del andamiaje de hostilidad tambaleando”, comentó a IPS en un diálogo por Internet el politólogo cubano Arturo López Levy, que actualmente reside en Estados Unidos.
Agregó que después de las medidas adoptadas es posible hasta vender a crédito empresas cubanas y encontrar formas para llevar más de un millón de viajeros estadounidenses a Cuba.
‘’Son decisiones que ayudan, aunque yo creo que el bloqueo no es el responsable de todos nuestros problemas. En la agricultura, por ejemplo, se han aplicado reformas tan importantes como la entrega de tierras, pero la alimentación familiar sigue siendo nuestro drama cotidiano, por una producción insuficiente y los altos precios”, confió a su vez a IPS el ingeniero mecánico Manuel García.
Hacer efectivos los cambios para la gente
Mejorar la economía y la vida cotidiana de los 12.2 millones de habitantes del país siguen como principal tarea pendiente de las transformaciones puestas en vigor en abril de 2011.
El gobierno ha reconocido que para crecer necesita inversiones extranjeras de unos 2,500 millones de dólares anuales, pero según economistas la burocracia aún entorpece la llegada de capital foráneo al país.
Estas fuentes alertan que la ley de inversión extranjera, aprobada en 2014, es atractiva y genera interés, pero hay mucha demora en aprobar las iniciativas.
En la Zona Especial de Desarrollo de Mariel, creada para atraer parte de esas inversiones, se han aprobado hasta el momento solo 11 de 400 proyectos presentados, un ritmo considerado demasiado lento para las urgencias del país.
‘’En el próximo Congreso del Partido deben tomarse medidas importantes”, señaló al respecto el economista e investigador cubano Omar Everleny Pérez en una entrevista en la revista católica Palabra Nueva.
En esa cita de gobernante y único partido cubano se analizará el Programa de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, que define la estrategia a mediano y largo plazo.
El séptimo Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), previsto para el 16 de abril, es esperado con especial atención porque de sus decisiones depende el rumbo del modelo de socialismo próspero y sostenible proclamado oficialmente.
Sería además el último encuentro partidista de Raúl Castro como presidente, cargo que ostenta en forma interina desde 2006, a raíz de la enfermedad de su predecesor y hermano, Fidel Castro, y en forma plena desde 2008, y que dejará en 2018 según ha anunciado por él mismo.
Castro es también primer secretario de esa organización. De acuerdo a los estatutos del PCC, “el congreso examina y señala las vías para la solución de los problemas más importantes de la construcción del socialismo y aprueba los lineamientos y programas estratégicos para el desarrollo económico, social y cultural de la nación”.
Se supone que también sean evaluados los lineamientos de la política económica y social del país. Autoridades han reconocido que en los últimos cinco años solo se implementaron 21 por ciento de las reformas y ‘’algunas de las medidas aún no tienen impacto en la economía familiar”.
Analistas señalan carencias en el programa de transformaciones que se espera sean corregidas a partir de esa evaluación, como la renuencia a incluir aspectos políticos e institucionales y, en lo económico, la indiferencia frente a la idea de promocionar las pequeñas y medianas empresas privadas, nacionales y extranjeras.
También subrayan que los lineamientos subvaloran lo social, omiten el tema de la pobreza y la desigualdad y contienen muy débiles instrumentos de equidad.
Son problemas que algunos especialistas temen que puedan agudizarse por el impacto de la apertura con Estados Unidos, que va a favorecer más a unos actores que a otros.
‘’Cuba como un todo debe ganar en la relación con Estados Unidos si aquellos más beneficiados como los dueños de negocios y sectores relacionados con el turismo compensan a los menos favorecidos, pero instrumentar esa transferencia de recursos es una cuestión política”, opinó López Levy.
UE, otra jugada en el tablero
Pero la llamada normalización con Estados Unidos, que consagrará Obama con su visita, no es la única que juega la diplomacia cubana.
Unos 10 días antes de la histórica visita de Obama, Cuba y la Unión Europea (UE) concluyeron dos años de negociaciones para alcanzar un acuerdo de diálogo político y cooperación que debe entrar en vigor próximamente.
El convenio permite a la isla diversificar sus nexos comerciales y económicos y mantener un mayor equilibrio en sus relaciones internacionales.
Entre otras novedades, el tratado dejará sin efecto la llamada “posición común”, un instrumento vigente desde 1996 que condiciona la cooperación con Cuba a cambios democráticos y libertades fundamentales.
El acuerdo apunta entre sus objetivos a promover el diálogo y la cooperación para el desarrollo sostenible, la democracia y los derechos humanos, así como a acompañar el proceso de transformaciones.