Pain & Gain es la más reciente película del director estadounidense Michael Bay, reconocido mundialmente como el director de la trilogía de Transformers, una de las series más taquilleras de los últimos años. A pesar de su éxito en la taquilla, sus películas son frecuentemente criticadas por estar plagadas de clichés, personajes vacíos y estereotipados y por el desprestigio de la mujer a través de sus personajes femeninos.
Protagonizada por Mark Wahlberg, Dwayne Johnson y Anthony Mackie, Pain & Gain cuenta la historia verídica de tres fisiculturistas que, en medio de sus respectivas crisis económicas deciden secuestrar a un hombre millonario y, mediante métodos de tortura, obligarlo a cederle al trío todo su dinero y pertenencias.
A manos de un par de criminales experimentados, este plan repulsivo habría sido exitoso, pero “Daniel Lugo” (Wahlberg) y sus secuaces no son las personas más brillantes del mundo. De hecho, la idea principal con la que juega Bay es que son, en efecto, un trío de criminales en el que reina la estupidez y la incapacidad de tomar buenas decisiones. La idea coquetea con ser una crítica social, sin embargo, la crítica se convierte en una parodia plagada de los usuales fallos presentes en una película de Michael Bay.
El humor racista, machista y simplemente fuera de lugar, asfixia el intento de comentario social que, trabajado correctamente, pudo haber convertido a Pain & Gain en la película ideal para el estilo excesivo del director de Transformers. Ninguno de los personajes femeninos representados en el filme aporta algo relevante, limitándose a lucir sus cuerpos y servir de juguetes sexuales para los protagonistas. Esto no es algo nuevo en una cinta de Michael Bay, quien es constantemente criticado por su idea de lo que representa la mujer. La actriz estadounidense Megan Fox expresó, tras su partida de la serie de Transformers, que se la hacía muy difícil trabajar con Bay por este mismo dilema.
Los estereotipos están tan presentes como en una comedia de Adam Sandler y, al igual que en sus películas, resultan más irrespetuosos que cómicos. Cineastas como Quentin Tarantino han trabajado estereotipos a lo largo de sus carreras. Aunque no han estado exento de críticas, el director de Django Unchained ha dibujado una línea entre la crítica social con un toque humorístico y la explotación de estereotipos con el fin de hacer reír y ha sabido mantenerse en el lado seguro.
Michael Bay, por otra parte, continúa faltándole el respeto a los fanáticos del buen cine y a los personajes que explota. En esta ocasión, el director va más allá e intenta darle un giro gracioso a una historia verídica que todavía está fresca en los recuerdos de los familiares de las víctimas de Lugo y su equipo.
En el aspecto técnico, Michael Bay sigue siendo Michael Bay. Los close ups durante las escenas de acción son tan recurrentes como los giros nauseabundos de 360 grados que suele utilizar excesivamente alrededor de los protagonistas. El trabajo de los actores, por su parte, es uno de los pocos aspectos positivos de la película, si partimos de que al menos parte de su comportamiento puede ser justificado por el hecho de que se trata de una historia verídica. Aunque es poco lo que funciona en el filme, es casi imposible reír ante las ocurrencias de lo que podrían ser los tres personajes más imbéciles que Michael Bay haya llevado a la pantalla grande.