Científicos de todo el mundo dedicados a la seguridad alimentaria se reunieron en Johannesburgo, una ciudad sudafricana, con el fin de transformar la agricultura en un motor para el crecimiento del Sur en desarrollo.
La Tercera Conferencia Mundial sobre Investigación Agrícola para el Desarrollo (GCARD3, en inglés), celebrada del 5 al 8 de este mes, también fue una oportunidad para analizar qué necesitan los agricultores para prosperar ante los desafíos sociales y ambientales.
Una inquietud recurrente en la conferencia, que fue el resultado de un proceso de consulta de dos años con entidades nacionales y regionales, ha sido que “nadie sea excluido” de la revolución agrícola en proceso, y que la investigación siga “enfocándose en el futuro”.
Sabemos que los desastres naturales y las plagas pueden paralizar la producción agrícola. Basta con ver el impacto que la sequía inducida por el fenómeno climático de El Niño ejerce en los agricultores de África austral.
Por lo tanto, debemos invertir en programas que ayuden a la población a prepararse para este tipo de eventos. Sin embargo, no solo los investigadores deben pensar sobre las comunidades, sino que es necesario que estas participen en la concepción de los futuros que desean, teniendo en cuenta el cambio climático y otros escenarios.
En África, la red mundial de centros de investigación del Grupo Consultivo para la Investigación Agrícola Internacional (CGIAR) ya está trabajando para que esto suceda. Por ejemplo, un proyecto en Nigeria procura mapear los patrones de inundación para orientar la toma de decisiones futuras con respecto a la respuesta a las inundaciones.
Mejorar el acceso a la información climática también será clave como ayuda para que los agricultores mantengan la productividad ante los erráticos patrones climáticos.
En colaboración con AGRHYMET – un instituto especializado del Comité Permanente Interestatal para la Lucha contra la Sequía en el Sahel, integrado por nueve Estados miembros – y los servicios meteorológicos nacionales de Etiopía, Madagascar, Ruanda, Tanzania y otros países, el CGIAR canaliza la información climática directamente a los productores rurales.
Mediante la combinación de conocimientos tradicionales y científicos, los pronósticos específicos para cada localidad se adaptan para atender las necesidades de los agricultores, que se transmiten por programas radiales y teléfonos móviles.
Los agricultores se benefician con la información sobre qué y cuándo plantar, fertilizar y cosechar, y son capacitados para interpretar y aplicar los pronósticos a sus tareas cotidianas.
La conferencia también reconoció el potencial de los jóvenes para llevar a cabo el desarrollo agrícola y también para proporcionarse empleo a sí mismos y a otros.
Dos oradores de Jóvenes Profesionales por el Desarrollo Agrícola (YPARD) y Emprendimientos Agrícolas de Makolobane pidieron al público que dejen de referirse a los jóvenes como los “líderes del mañana” y que reconozcan su papel como “líderes de hoy”.
África tiene unos 200 millones de jóvenes con necesidad de empleo, y sus mercados de alimentos y bebidas tendrán un valor potencial de un billón de dólares para el año 2030. Los jóvenes deben estar capacitados para participar en este mercado creciente.
Se requiere una importante inversión en capacitación y equipos para que la producción local, el procesamiento y la comercialización de estos alimentos sean una opción atractiva para los jóvenes empresarios.
En su discurso, la joven directora general de Emprendimientos Agrícolas de Makolobane, Dimakatso Sekhoto, destacó la necesidad de que más personas jóvenes puedan acceder a la financiación como respaldo para sus empresas.
La capacitación de los jóvenes en las áreas de habilidades empresariales, espíritu empresarial, liderazgo y desarrollo personal es un factor esencial, según varios asistentes a la GCARD3. Un ejemplo es la formación en la elaboración de planes de negocios para que los jóvenes empresarios puedan solicitar créditos en los bancos, con el respaldo del papeleo y la planificación adecuados.
Varias iniciativas procuran apoyar a la juventud en la agricultura, como la iniciativa YPARD implementada por el Foro Mundial sobre Investigación Agrícola (GFAR) en varios países. En 2012, el Instituto Internacional de Agricultura Tropical (IITA), ubicado en Ibadan, Nigeria, también puso en marcha la iniciativa IITA Agroempresarios Jóvenes (IYA).
El programa busca exponer a los jóvenes a las oportunidades que ofrece la agricultura para la creación de empleo en áreas como la especialización y la producción de semillas de calidad, la pesca y la producción de animales reproductores, y la comercialización y el uso de las tecnologías de información y comunicación en el sector agroalimentario.
En el IITA invertimos con energía en este tipo de preparación para que los agroempresarios jóvenes ingresen al mercado. La iniciativa IYA se replicó en República Democrática del Congo (RDC), Kenia, Tanzania, Uganda y Zambia. Muchos países más están en el horizonte.
En RDC, los integrantes de la organización IITA- Kalambo de Jóvenes Agroempresarios (Ikya) pretenden generar empresas agroindustriales para sí mismos que sirvan como modelos para otros jóvenes. El grupo, que se creó en abril de 2014, cuenta actualmente con 32 socios de 25 a 32 años de edad.
Sus actividades abarcan las cadenas de valor de diferentes cultivos, como yuca, maíz, porotos y soja. El grupo ha participado en diferentes empresas agrícolas comerciales, incluida la producción y venta de materias primas agrícolas, el procesamiento de la yuca y el maíz, la producción de harina de maíz de alta calidad y de harina de mandioca y almidón, así como la pesca.
Además de este tipo de programas, varios centros del CGIAR cuentan con plataformas de incubación de empresas que desarrollan métodos de fabricación eficientes que el sector privado pueda replicar. Un ejemplo es Afri Banana Products Ltd, de Uganda, que formó a 39 empresarios, comercializó seis tecnologías y ayudó a generar empleo para más de 420 personas.
Se están probando tecnologías nuevas que reducen la monotonía del procesamiento agrícola y mejoran la eficiencia, como una desgranadora mecánica que puede desgranar 18 veces más maní en una hora que el trabajo manual, y procesadores que pueden convertir las cáscaras de yuca en alimento de alta calidad para animales.
La Plataforma de Incubación de Empresas del IITA en Nigeria instaló miniplantas para la producción de insumos agrícolas clave como modelos para la participación del sector privado.
Un producto clave de esta plataforma es el aflasafeTM para combatir el problema de la contaminación por aflatoxinas en los cereales y otros cultivos.
La planta de aflasafeTM produce hasta 40 toneladas de este producto por día y el principal objetivo de la plataforma es conseguir que los interesados inviertan en la construcción de más plantas y laboratorios en todo el continente africano.