Hay muchos capítulos en la vida que están como perdidos en la memoria. Hasta que llega un olor, un sonido o algún encuentro con alguien de nuestro pasado, que esos momentos salen al recuerdo. Quizás, encontrarse con alguien que te vio crecer –como una niñera- ayude a refrescar, e incluso entender el porqué de muchas cosas. Emilia, del argentino Clauido Tolcachir y el grupo teatral Timbre 4, plantea precisamente esto y abre una puerta a la reflexión.
Esta obra, que forma parte del 51 Festival de Teatro Internacional del Instituto de Cultura Puertorriqueña, presenta la historia de Walter y su familia ante el reencuentro con su niñera, Emilia, luego de muchos años sin verse.
Durante las conversaciones de los actores principales llegan los recuerdos. Emilia recuerda con lujo de detalles aspectos de la infancia de Walter, pero él tiene recuerdos –o no los tiene- muy diferentes. Entre diálogos, logran presentar el vínculo fuerte que hay entre ambos, pero a la vez, de cierta manera se ve que algo no anda bien.
A medida que la trama va progresando, el diálogo entre Walter, su pareja Carolina; su hijo Leo y Emilia se torna un poco incómodo y pesado. A pesar de las extensas conversaciones entre los protagonistas, muchas veces hablaba más el silencio –o sus acciones- que las mismas palabras, dejando ver a Walter como un ser posesivo, a una Carolina infeliz con su relación y a Leo como un niño lleno de interrogantes.
Después de muchas situaciones, como la visita inesperada del exesposo de Carolina y verdadero padre de Leo, finalmente se plantea algo clave: a Emilia le pagaban por cuidar a Walter, pero el cariño venía gratis, sincero. Entonces, cómo puede un hombre como Walter ser amado de manera gratuita, genuina, y cómo esto puede estar vinculado a su actitud posesiva.
Las actuaciones de los protagonistas son dignas de recordar. El dinamismo entre ellos es clave para poder comprender el porqué de sus acciones y esas cosas que las palabras no dicen pero que están bien presentes.
De igual forma, gracias a esto logran ambientar el espacio y hacer mucho con poco, como convertir un cuadrado lleno de telas en una casa amueblada de dos pisos.
Cabe mencionar que durante este pasado fin de semana, Elena Boggan, quien encarnó a Emilia, se retiró del mundo de los escenarios después de viajar a más de 10 países, hacer más de 300 funciones con esta obra y cincuenta años haciendo teatro. Esta argentina se despidió del teatro con un público satisfecho, que la aplaudió con emoción.
A continuación, una fotogalería de la obra: