Aboud Saeed jamás se imaginaría que su nihilismo, su malestar existencialista y su irreverencia ante el régimen dictatorial de Bashar al-Asad llamarían la atención de una amiga alemana y terminarían publicados en un libro. Yo, el más inteligente de Facebook reúne los posteos de este joven sirio que despotrica contra el Gobierno al mismo tiempo que ironiza sobre su cotidianidad, su trabajo y su relación con las mujeres. Fue editado en octubre de 2013 por la editorial argentina Mardulce y funciona como un atractivo puente para sumergirse en un mundo exótico y usualmente deformado por los relatos mediáticos: el presente sirio cargado de violencia y revolución.
Como producción literaria, la obra de Saeed es innovadora. Con una prosa desestructurada, sin pelos en la lengua, el joven sirio narra sus vivencias condimentadas por tanques y revueltas sociales. Todo empapado de un culto al exceso y a las mujeres en un estilo que recuerda al poeta estadounidense Charles Bukowsky: “Oh, mi más amada, el régimen y tú / me someten de igual manera”, poetiza e incluso también critica a la misma plataforma a la cual alimenta: “Eso que pensamos, oh, Facebook, qué imbécil eres (…) Nuestros pensamientos se escriben a oscuras sobre el buscador de Google y se borran antes de apagar la computadora”. Saeed no tiene miedos ni respeto por nadie. O al menos eso es lo que aparenta.
La narración del poeta sirio va acorde con los tiempos que corren actualmente: fragmentado, irregular, segmentado. Por momentos, el relato se detiene por meses y sus habituales lectores se desesperan; le escriben preguntándole si le pasó algo, si está bien. Quizás sea otro signo de los tiempos que se viven en Siria: en una zona de guerra permanente, la vida es una constante incertidumbre. El posteo “Maldita vida de mierda cada vez que tu día amanece con ¡arriba, a levantarse, ataque aéreo!” funciona a modo de cruel síntesis del panorama que se vive en un país donde el conflicto ya ha dejado más de 11.000 niños muertos.
Yo, el más inteligente de Facebookes un relato de época, pero también es una apuesta editorial innovadora y un texto que obliga a un debate emergente en torno a la literatura y a las nuevas tecnologías: ¿Las redes sociales son literatura? ¿Pueden ciertos escritos volcados a una red social de manera desaforada y catártica transformarse en un producto literario? La escritora Gabriela Massuh, en un texto incluido en el libro, aporta un punto de vista que enriquece a la reflexión acerca de la obra de Saeed: “Sus mensajes pueden leerse como la construcción de una figura ficticia, una especie de antihéroe del futuro que habita un mundo a la Blade Runner y vuelve al nuestro para burlarse de su banalidad.”
Utilizando una red social como soporte narrativo, subvirtiendo su aparente función de entretenimiento y discutiendo su banalidad, Saeed construye un relato ácido y atractivo, una “crónica de la revolución siria” –tal como afirma el subtítulo del libro- bajo los ojos de un joven irónico al cual no le interesa ser aceptado o leído, ya que de igual modo afirma que “imagino que soy de Facebook el gran dictador”.