El verano pasado el gobernador Alejandro García Padilla creó una Comisión para el desarrollo de la cultura de Puerto Rico con el fin de promover una discusión pública sobre los escenarios futuros de nuestra producción cultural y para que ésta sometería recomendaciones de políticas gubernamentales. A partir de ese momento conceptos como “Industrias creativas” o “Industrias culturales” comenzaron circular y repetirse en nuestra esfera pública. Y la creatividad, la producción cultural y su valor económico, en un contexto de abismos fiscales, cobraron un protagonismo insospechado en la intensa discusión mediática del país, al igual que pasó en Europa y otros puntos de Latinoamérica hace varios años. El dossier a continuación, preparado por estudiantes de Periodismo del Programa Graduado de la Escuela de Comunicación y de la Maestría en Administración y Gestión Cultural, ambos del Recinto de Río Piedras, se aproxima a estos debates brindándole especial atención al potencial cultural y económico de la relación con la diáspora puertorriqueña en Estados Unidos, diseccionando del modelo de las industrias creativas, presentando los testimonios de gestores y artistas independientes, y mostrando los aspectos más interesantes de las propuestas del sector que reivindica que el Instituto de Cultura Puertorriqueña (ICP), con más de 50 años a sus espaldas, siga capitaneando los rumbos de la creación cultural en el siglo XXI. [Por Mario E. Roche]
Por: Joyce González, Rubiam Martínez, Lara Mercado y Ernesto Rentas.
La experiencia de la diáspora es narrada por gestores y artistas que viven la cultura puertorriqueña desde la distancia. Desde el teatro, la música y las artes visuales, algunos protagonizan sus propias historias de puertorriqueñidad en el extranjero.
Identidades paralelas
Nueva York es sin duda uno de los destinos predilectos por la comunidad puertorriqueña radicada en los Estados Unidos. Por ello, Alvan Colón, director asociado de Teatro Pregones, indica que esta fue una de las razones principales para la creación de la compañía teatral. Según menciona Colón, la necesidad por dar a conocer la labor teatral puertorriqueña, gestó el nacimiento de este grupo para finales de la década del 70.
Por otra parte, el teatrero señaló que la falta de comprensión por parte de las comunidades puertorriqueñas que residen tanto en la ciudad de Nueva York como en la Isla es una situación que afecta grandemente el intercambio entre ambas partes. Colón señaló que las diferencias culturales por los entornos políticos, sociales y geográficos llevan a malentendidos entre estos dos grupos sociales. Por eso, apuesta a la sincronización de pensamientos, buscando respuestas y estrategias, a fin de encontrar una identidad puertorriqueña paralela para ambas comunidades.
“Somos menos diferentes de lo que pensamos”
Lin Manuel Miranda tiene muchos sombreros. Se ha colocado el de compositor y actor, hasta el de rapero. Sin embargo, es muy conocido en la Isla por su musical In The Heights, pieza de su autoría estrenada hace algunos años en Broadway y que le valió dos Premios Tony, un certamen que reconoce lo mejor del teatro estadounidense. Recientemente, llegó a la pantalla grande con el filme 200 Cartas. Pero su inclinación por el campo de las artes es algo que le acompaña desde muy temprano en su vida. “Nunca vi como opción otro camino que no fuese ligado a las artes”, aseguró.
Respecto a la idea de lo que es ser puertorriqueño, y siendo un hijo de puertorriqueños nacido en Manhattan, considera que es una experiencia muy personal. Para él, la idea de dónde proviene es un sentimiento compartido por muchas personas de Nueva York. “Todo el mundo es todas partes, es importante agarrarte de eso”, comentó. Para él el sentirse puertorriqueño no se limita al lenguaje, la comida o determinadas expresiones culturales.
Sobre el intercambio que mantiene con la Isla, entiende que es importante mantener un diálogo constante, Miranda lo establece con su familia, a quienes interroga desde los nuevos acontecimientos políticos hasta la música que “está pegá” o las novelas “que están pasando allá y aquí no han llegado”. De modo que, según su experiencia, los bienes culturales se consumen y forman parte de su intercambio familiar constante.
Sobre sus propuestas, In the Heights y 200 Cartas, se expresó sumamente agradecido por la acogida que recibió por parte de los puertorriqueños en la Isla. Destacó que aunque no todo lo que hace siempre está vinculado a la Isla o con ser puertorriqueño, su identidad permea en todo lo que hace. “I always go back to Puerto Rico in my mind”, reveló.
“Quería estar allí antes de que llegara el boom”
Con el paso de los años, son más los inmigrantes puertorriqueños que apuestan a una vida en diferentes destinos fuera del tradicional Nueva York como a mediados del siglo pasado. Hoy son casi un millón de puertorriqueños que han decidido hacer sus vidas en el estado de Florida. Este es el caso de la cantautora Lourdes Robles, quien desde el 1995 se radicó en la ciudad de Miami y, posteriormente, en Orlando. Entre las razones por las cual seleccionó el estado de Florida como su nuevo lugar para vivir, Robles menciona que le sirve como puente importante para su carrera como artista, ya que desde ahí se le facilita la movilización entre países latinoamericanos y el Caribe.
Robles, quien continúa trabajando ocasionalmente en la Isla, asegura que el puente entre Puerto Rico, y los puertorriqueños en el exterior, depende del lugar específico donde estén radicados. “Dependiendo donde te encuentres en los Estados Unidos, hay más o menos ignorancia hacia los latinos, y más o menos oportunidades de que nuestra cultura nuestra se dé a conocer”, comentó. Robles entiende que la tecnología también juega un papel importante en este intercambio cultural, al estar consciente de que es la forma más fácil de relacionarte con lo que está sucediendo en el País sin estar presente a diario.
En términos de cómo ve el intercambio de producciones culturales, la cantautora apuesta por un modelo que integre a los líderes políticos, tantos los de la Isla como los puertorriqueños que tengan puestos en el gobierno norteamericano, ya que se necesita la ayuda económica para apoyar este desarrollo de la cultura.
¿Intercambio limitado?
Para José “Cheo” Oliveras, director de Teatro Círculo (compañía radicada en Nueva York), existen dos tipos de puertorriqueños residentes en los Estados Unidos: los que piensan que Puerto Rico es la patria y lugar que define su identidad cultural, y los que ven la Isla como el lugar maldito del que deben olvidarse a todo costa. De esta forma, plantea la posibilidad de que la existencia de estos dos grupos sociales contrapuestos, afectan la relación que exista con la Isla y los habitantes de ella.
Según Oliveras, quien lleva 27 años residiendo en la “Gran Manzana”, sí existe un puente que conecta a los residentes de Estados Unidos con los puertorriqueños; aunque lo describe como una especie de “soga tambaleante, y muy inestable”. Indica que hay grupos que trabajan arduamente para mantener esos vínculos culturales vivos. Ejemplo de ello es su compañía Teatro Círculo, que durante los pasados siete años ha realizado diferentes puestas en escena. “Hemos tratado de reforzar ese puente llevando producciones nuestras a la Isla, llevando actores puertorriqueños radicados en NY a trabajar en PR, y trayendo actores puertorriqueños a los escenarios neoyorquinos. Este es el caso de actrices como Johanna Rosaly, Lydia Echevarría, Ileana García y otra media docenas de artistas que hemos traído a Nueva York en los últimos años”.
Por otro lado, el productor de cine y actor puertorriqueño, Manolo Travieso, radicado en Los Ángeles, entiende que quizás el intercambio cultural con la diáspora es limitado debido al problema que existe en Puerto Rico con el plan de distribución para sus producciones culturales. “Me gusta venir a trabajar a Puerto Rico por los incentivos que se ofrecen, pero también sería interesante ver que a los productores extranjeros que lleguen a la Isla a trabajar se les presente, por ejemplo, un catálogo con las películas puertorriqueñas que se han realizado y lograr acuerdos que posibiliten que las películas sean dobladas en otros idiomas y mercadeadas en otros países”, opinó Travieso.